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19/4/2022 Yo no me la jugaba
El Ministerio de Sanidad ha publicado los datos de este martes de la evolución de la pandemia.
La verdad es que parecía que la incidencia podía estar bajando pero no ha sido así y con respecto a los datos de hace una semana -el viernes santo no hubo informe de datos-, han empeorado sensiblemente.
La incidencia a 14 días ha subido en mayores de 60 años, 86 puntos y se sitúa en 506 contagios/100 mil hab y la incidencia a siete días ha subido 59 puntos llegando a 256.
Al menos la tasa de ocupación de los hospitales parece que por ahora sigue aguantando y se mantiene en niveles similares tanto de ocupación total (4,59%) como de ocupación UCI (3,84%).
Lo peor, que ha habido 455 fallecimientos la última semana. Lo más preocupante, que la incidencia aumenta rápidamente según se incrementa la edad de la gente siendo los que peores datos presentan los mayores de 80 años con más de 700 puntos de incidencia. Además, el porcentaje de positivos en los test ambulantes ha subido de 19% a 25,5% en una semana.
Bien. Y esto antes de que se puedan empezar a notar el incremento fruto de los actos festivos ni por supuesto las consecuencias de la eliminación de las restricciones en interiores de las mascarillas que comienza mañana. De ambas cosas empezaremos a notar las consecuencias a partir de la próxima semana.
Afortunadamente, parece que las CCAA se van activando y empiezan a organizar los protocolos para el acceso de los antivirales en los pacientes que los necesiten.
En cualquier caso, yo empezaría a planificar ya el refuerzo a los pacientes de más de 70 años que recibieron la tercera dosis hace ya, ahora, más de 6 meses.
No es una cuestión de vacunar por vacunar, sino, en mi opinión, de no correr riesgos y una dosis más les va a dotar de protección extra si la necesitan (lo que implica claramente una menor gravedad de la enfermedad) y daño no les va a hacer.
Eso o le hacemos estudios de inmunidad a todos. Como me parece que no es posible, yo no me la jugaba.
Hemos pasado, con mucho, lo peor de la pandemia y en nuestra mano está el que no tengamos nuevamente grandes sustos en un momento del año en el que las condiciones ambientales deberían de hacer que no tuvieramos que retroceder en las medidas ni en nada. Sólo queremos mirar para adelante, es normal, pero tomemos precauciones.
Si ya vacunamos a los pacientes inmunodeprimidos con una cuarta dosis, no veo cual sería el motivo para que la gente mayor y con enfermedades crónicas no vuelvan a reforzar su inmunidad.
Según pasa el tiempo, las vacunas van siendo más eficaces y los tratamientos que van apareciendo más específicos. Hay que tener paciencia.
Situaciones de bloqueo de la atención primaria, las urgencias hospitalarias o el incremento de la ocupación en los hospitales con lo que implica para poder ponernos al día en el tratamiento de las patologías habituales creo que debemos de hacer lo que esté en nuestra mano para evitarlo. Al menos, así, es como yo lo veo.
29/4/2022 A vueltas con la cuarta dosis
Allá por donde voy me pregunta la gente si va a tener que ser necesario ponerse una cuarta dosis. La respuesta, en mi opinión, es que al menos, para las personas mayores o vulnerables es sí.
Por ahora sí y más vale que se haga porque, en realidad, es el mayor recurso que tenemos para disminuir la enfermedad grave por Covid.
Y no es un fracaso de la vacunación, ni mucho menos. La vacuna de la gripe permite una protección para pasarla levemente (tampoco es esterilizante) durante un tiempo que no va más allá de los 3-4 meses. ¿Y si no fuera estacional?
Aquí ya estamos llegando tarde para vacunar a nuestros mayores. De hecho, en otros países de nuestro entorno se ha empezado hace ya algunas semanas a vacunar a los mayores y la tercera dosis a nuestros mayores, en nuestro país, se puso ya hace más de seis meses. Y sin saber el estado de la inmunidad celular, correr riesgos, a estas alturas, es una terrible imprudencia.
Además, se da la circunstancia de que nuestros mayores se vacunaron cuando estaba activa la cepa Delta. Y ya sabemos que con la Omicron, aunque globalmente es una cepa menos agresiva, las vacunas tienden a perder eficacia.
Sobre las alteraciones en el sistema inmune por la vacunación que promulgan algunos especialistas, hasta donde yo he podido averiguar, son teorías que no se han podido demostrar en estudios en pacientes. En cambio, las consecuencias del Covid son bien conocidas por todos. ¿Nos la jugamos?
Así que, en mi opinión, estamos llegando tarde a la cuarta dosis para nuestros mayores y estoy convencido de que antes de pasar el invierno, junto con la gripe, tendrán que volver a vacunarse, aunque eso sí, con las nuevas versiones de las vacunas que serán cada vez más efectivas.
El Covid es un virus respiratorio no estacional. Nadie tiene la culpa y, aunque sea un fastidio, es lo que hay.
Veo en muchos actos gente apelotonada sin mascarillas, entre las que hay personas mayores y la verdad es que me genera mucha intranquilidad.
La ciencia y la industria farmacéutica ya ha aportado muchísimo valor en forma de vacunas y medicamentos, pero obviamente no hace milagros.
Hay que tener paciencia. Tratar de pasar la página, porque lo peor ha pasado, pero siendo consciente de que el virus sigue ahí y esta subiendo.
Y a ver si, en algún momento, nuestras autoridades ponen el huevo y empezamos a vacunar a nuestros mayores porque creo que ya vamos tarde.
30/4/2022 La pandemia se acelera
Eso es lo que dicen los datos de los contagios en el grupo etario que se supone que controlamos: los mayores de 65 años.
Aunque la verdad es que cuesta creer que se pueda controlar realmente los contagios de un colectivo por edades en concreto, la información que nos trasladan este viernes es que desde el martes hemos tenido más de 62 mil contagios y 229 muertos notificados. En el mes de abril hemos llegado a 2.000 fallecimientos por Covid.
Así, la incidencia a 14 días en los mayores de 65 años subió otros 68 puntos, a 676 contagiados/100 mil habitantes pero la de siete días por dos esta casi en 800. Y esto, repito, suponiendo que tengamos bien controlados los registros de los mayores de 65 años. Lo que habrá por debajo de esas edades… mejor no saberlo.
Lo que parece que sigue conteniéndose son los datos de hospitalización que permanecen estables con unos porcentajes del 5% de la ocupación total y un 4% de la ocupación de las UCIS.
Es decir, hasta ahora, lo que veníamos esperando, muchísimos contagios con una gravedad y un impacto en los hospitales mucho menor que las anteriores olas.
Ahora bien, a mi me sigue preocupando la alta incidencia en los mayores de 80 años (casi 900) y de 70 a 79 años (710). Según el informe de Sanidad se han informado de brotes en 178 centros sociosanitarios a pesar de que en los mismos hay obligación de mantener las mascarillas.
Seguimos dándole vueltas al refuerzo en la cuarta dosis. Hay dudas sobre posibles alteraciones en el sistema inmunológico, relacionado con una supuesta posible fatiga inmunitaria.
El problema es que, en el entretanto, para los pacientes muy mayores o vulnerables, el Covid, aunque sea leve, te puede dejar sin la opción de comprobar si se te fatiga o no el sistema inmunológico. Cuestión que según me cuentan, no pasa de la teoría y no se ha demostrado que ocurra.
Está claro que si tuviéramos más variedad de vacunas, en cuanto a su mecanismo de acción, habría más posibilidades de éxito en su eficacia pero la evolución de la pandemia no la controlamos nosotros y esperar a que, por ejemplo, se apruebe la vacuna de Hipra o existan nuevas versiones no parece lo más prudente con esas tasas de incidencia en la gente vulnerable. Primero, porque quedan semanas hasta que se apruebe y segundo, porque desde el anterior refuerzo ya han perdido la inmunidad humoral (los anticuerpos) y no sabemos cómo funciona la celular.
No sólo importa el porcentaje de ocupación de los hospitales, sino también las condiciones de los hospitalizados. Si hay 1000 pacientes pero el 80% es mayor de 70 años sabemos que el porcentaje de fallecimientos y al final la cifra de muertos totales va a ser muy importante.
Hemos decidido, convenientemente, controlar la pandemia de otra forma. Liberar las medidas restrictivas porque estábamos agotados y tenemos que seguir tratando de vivir y salir adelante de todo esto, pero yo no escatimaría en tratar de proteger a la gente con los medios que tuviera.