
Los asmáticos adultos tienen más probabilidades de ser obesos con los años, sobre todo los que conviven con asma alérgica y aquellos que llevan tiempo con la enfermedad o que siguen un tratamiento terapéutico con corticoides.
Esta es la principal conclusión del estudio observacional de científicos españoles del IsGlobal, en Barcelona, que aparece en Thorax. Subhabrata Moitra, autor principal, trabaja ahora en la Universidad canadiense de Alberta.
En este análisis utilizaron datos de más de 8.700 asmáticos de once países de Europa, (Alemania, Bélgica, España, Estonia, Francia, Gran Bretaña, Islandia, Italia, Noruega, Suecia y Suiza), así como de Australia, que figuran en European Community Respiratory Health Survey (ECRHS), recopilados en tres oleadas entre los años 1990 y 2014.
Como señalan en su trabajo estos especialistas, en las diferentes oleadas recopilaron datos de cuestionarios, pruebas de función pulmonar y medidas tomadas para determinar el índice de masa corporal y el estado y las características del asma de los participantes.
En trabajos anteriores, se ha demostrado que el asma y la obesidad comparten algunos factores de riesgo socioeconómicos, conductuales y ambientales comunes, que pueden conducir al desarrollo de ambas enfermedades, como recuerda Moitra.
En este sentido, son varios los estudios anteriores que tuvieron el objetivo de analizar los mecanismos por los que la obesidad podría conducir al asma.
Más obesos en asmáticos con corticosteroides
Ahora y como explican, entre el primer y el segundo seguimiento, el 14,6% de los participantes no asmáticos desarrollaron obesidad, y ese porcentaje aumentó hasta el 16,9% entre los asmáticos. Esta diferencia entre los dos grupos se hizo más evidente cuando los científicos la tradujeron en un riesgo relativo, al incluir otros factores como el tabaquismo. Así, determinaron que los asmáticos tenían un aumento del 21% en el riesgo de obesidad, en comparación con los no asmáticos.
Siguiendo con los datos, los asmáticos con la duración más larga de la enfermedad tenían un riesgo 32% mayor de obesidad que aquellos con una duración más corta y aquellos con asma no alérgica tenían un riesgo 47% mayor que aquellos con asma alérgica. Los que tomaban corticosteroides para el asma mostraron un 99% más de riesgo de obesidad.
Para Judith García Aymerich, de ISGlobal, “una posible explicación del aumento de peso asociado con el asma podría ser la reducción de la actividad física en pacientes asmáticos. Sin embargo, los resultados no respaldan esta hipótesis, ya que los niveles de actividad física en nuestro estudio no afectaron la asociación observada. Independientemente de los mecanismos, aún desconocidos, estos resultados tienen implicaciones para la atención clínica de adultos con asma”.
Esta investigadora fue elegida hace unos meses secretaria general de la European Respiratory Society (ERS), que agrupa a unos 30.000 especialistas de 150 países y a 130 sociedades científicas de esta rama de la biomedicina.
Un matiz importante es que, a diferencia de un trabajo anterior que encontró el vínculo entre asma y aumento de peso solo en mujeres, en este caso no hubo diferencias por sexo. Otro trabajo había encontrado una asociación entre el asma en niños y la obesidad después de un seguimiento de 10 años.