El perro Balto, considerado un héroe en Estados Unidos por transportar, en 1925, en un trineo el suero para combatir la difteria y salvar la vida de centenares de niños que vivían en Nome (Alaska), pertenecía a una población de perros de trineo de trabajo que eran genéticamente más diversos que las razas modernas y diferían no sólo de los huskies actuales, sino también de los perros de trineo de Alaska modernos.
Esta es una historia que, si tienen unos minutos, merece la pena porque en ella hay protagonistas diversos, además de este perro, disecado en un museo de Cleveland.
Muchos de ustedes conocerán probablemente la estatua erigida en Nueva York, en Central Park, a Balto. Incluso habrán visto u oído hablar de la película de dibujos animados con su nombre, realizada en 1994 y que Hollywood estrenó en 2019, con el nombre Togo y con Daniel Defoe de protagonista.
De la importancia de la difteria, recordar que durante siglos y bajo diversos nombres, ha ocasionado la muerte de adultos, jóvenes y niños, que fallecían a consecuencia de la hemorragia y asfixia producida por la bacteria Corynebacterium diphtheria, que infecta principalmente la garganta y las vías respiratorias superiores, y produce una toxina que afecta a otros órganos.
En un delicioso artículo del profesor José Tuells, de la Universidad de Alicante, que apareció en Vacunas en 2006 sobre la difteria, describe con amenidad cómo esta enfermedad infecciosa conmocionó a lo largo de los siglos y cómo ha podido vencerse, gracias al conocimiento de muchos investigadores.
El suero contra la difteria del Nobel von Behring
Al investigador Emil Adolf von Behring, galardonado en 1901 con el primer premio Nobel de Medicina por descubrir un suero contra la difteria, se le debe también el hallazgo, en 1890, de la antitoxina del tétanos. En este hito tuvo también un papel relevante el japonés Shibasaburo Kitasato.
Y entramos en el estudio que hoy aparece en Science, sobre el ADN de Balto, que ha permitido a los investigadores ahondar en la genética de los perros de trineo de la década los años veinte del siglo pasado, en Alaska, y comprender cómo se comparan a los perros modernos.
En este estudio, un equipo de científicos de la Universidad de California en Santa Cruz secuenció el genoma de Balto tras extraer ácido desoxirribonucleico (ADN) de muestras de tejido de los restos disecados del animal, proporcionados por el Museo de Historia Natural de Cleveland.
También participaron en este trabajo, financiado por los INH, científicos de la Universidad de Cornell y otras instituciones, que investigaron su ascendencia y rasgos génicos.
Katherine Moon, primera autora, comenta que “el hecho de que fue disecado nos dio esta genial oportunidad, 100 años después, de ver cómo era genéticamente esa población de perros de trineo y compararlo con los perros modernos”.
Los investigadores descubrieron que Balto compartía sólo una parte de su ascendencia diversa con la raza husky siberiano. Pertenecía a una población de perros de trineo de trabajo, que eran genéticamente más diversos que las razas modernas y diferían no solo de los huskies siberianos de hoy en día, sino también de los perros de trineo de Alaska modernos.
Se encontró evidencia de que su población era genéticamente más saludable que las razas modernas y portaba variantes genéticas que pueden haber ayudado a los perros a sobrevivir en su entorno extremo.
‘Balto’, el héroe de la difteria
En este sentido, la profesora Beth Shapiro, miembro del equipo, subraya que “Balto provenía de una población de perros de trabajo que eran diferentes de las razas modernas y estaban adaptados a las duras condiciones”.

El análisis del genoma de Balto se comparó con un conjunto de datos de un total de 682 genomas de perros y lobos modernos, así como una alineación de 240 genomas de mamíferos desarrollados por Zoonomia Consortium, que fue la base para la mayoría de los nuevos estudios de genómica comparativa.
La profesora Shapiro explica que una innovación clave detrás de estos nuevos estudios es la capacidad de alinear los genomas de cientos de especies para que se puedan comparar las posiciones correspondientes en diferentes genomas.
La genómica comparativa puede revelar secuencias de ADN que son iguales en todas las especies, permaneciendo sin cambios durante millones de años de evolución; una indicación de que estas son partes importantes del genoma en las que las mutaciones podrían ser dañinas.
La herramienta de alineación del genoma que hizo esto posible la desarrollaron investigadores del Instituto de Genómica de UC Santa Cruz dirigidos por Benedict Paten, profesor de ingeniería biomolecular y miembro del Consorcio Zoonomia.
Los nuevos artículos incluyen un estudio que identificó miles de elementos en el genoma humano, altamente conservados en todas las especies, y otro que demuestra cómo esta información podría facilitar la búsqueda de cambios genéticos que aumentan el riesgo de enfermedades.
Genómica y especies en peligro de extinción
Balto tenía variantes en los genes relacionados con aspectos como el peso, la coordinación, la formación de articulaciones y el grosor de la piel, lo que se esperaría de un perro criado para correr en ese entorno.
Pertenecía a una población de perros de trineo pequeños y rápidos importados de Siberia, conocidos como huskies siberianos.
La raza moderna de husky siberiano, sin embargo, es bastante diferente de Balto y de los perros de trineo modernos. Además, Balto comparte ancestros comunes de otros linajes vivos como los perros de trineo de Groenlandia, de aldea vietnamitas y mastines tibetanos.
Un rasgo interesante identificado en el genoma de Balto es una mejor capacidad para digerir el almidón en comparación con los lobos y los perros de trineo de Groenlandia (una población aislada), pero no tan buena como los perros modernos, que digieren fácilmente los alimentos ricos en almidón.
Los investigadores también pudieron usar el genoma de Balto para reconstruir su apariencia física, incluida su estatura y el color del pelaje, con más detalle de lo que incluso las fotografías históricas podrían revelar.
Otro artículo del laboratorio de Shapiro y el Consorcio Zoonomia, en colaboración con la Alianza de Vida Silvestre, del Zoológico de San Diego, y otras instituciones, utilizó la genómica para predecir qué especies de mamíferos tienen más probabilidades de enfrentarse a la extinción.
El análisis genómico puede revelar evidencia de endogamia y otros indicadores de una población al límite. Aunque los datos ecológicos proporcionan los mejores predictores del riesgo de extinción, la genómica puede ayudar a identificar las especies que necesitan más atención.