En el Centro de Excelencia de Investigación de Tumores Cerebrales de la Universidad británica de Plymouth han descubierto un biomarcador que ayuda a distinguir si el meningioma, la forma más común de tumor cerebral primario en adultos, es de grado I o de grado II.
La clasificación de este tumor es más que significativa, porque los de grado inferior en ocasiones pueden permanecer inactivos durante períodos prolongados de tiempo, sin requerir cirugía de alto riesgo o tratamientos con radioterapia y/o quimioterapia.
Los tumores cerebrales clasificados como de grado II pueden progresar hasta convertirse en cancerosos y es posible que se necesite un tratamiento más agresivo para intentar controlar su propagación.
Por el momento, a los pacientes diagnosticados con meningiomas se les suele someter a radioterapia o se les practica cirugía para intentar extirpar el tumor. Entre el 70 y el 85% de los casos de meningioma son de menor grado, por lo que si se realiza el análisis de sangre, o la biopsia líquida, estos pacientes pueden evitarse la cirugía o la radioterapia.
Este equipo de neurocientíficos, dirigido por el profesor Oliver Hanemann, explica los pormenores de su nuevo biomarcador, conocido como proteína Fibulina-2 (FBLN2), en International Journal of Molecular Sciences.
No se ha demostrado previamente que esta proteína desempeñe un papel en el desarrollo del meningioma, aunque se ha relacionado con otros tipos de cáncer, entre ellos de pulmón, hígado, mama y páncreas.
Los resultados se basan en el novedoso trabajo que se lleva a cabo en este Centro de excelencia de Plymouth para identificar biomarcadores no invasivos de diferentes grados de meningiomas.
Biomarcador de meningioma
Utilizando células cancerosas cultivadas en laboratorio y biopsias líquidas de los pacientes, estos neurocientíficos pudieron distinguir los tumores de grado I de los de grado II. En un subestudio más pequeño, han demostrado que los niveles del biomarcador podrían diferenciar entre tumores de grado bueno (crecimiento más lento) y de grado malo (crecimiento más rápido), según lo definido por la composición genética.
En este sentido, el profesor Hanemann aclara que “identificamos el FBLN2 como un nuevo biomarcador que puede distinguir los meningiomas de grado II de los de grado I. Se encontraron niveles más altos de este biomarcador en muestras de tumores de meningioma de grado II, en comparación con el formulario de grado I. También demostramos que se pueden detectar niveles más altos de FBLN2 en muestras de sangre de pacientes con meningioma de grado II, en comparación con las de pacientes con meningioma de grado I. La identificación de FBLN2 como un biomarcador de meningioma tiene un potencial significativo para mejorar el diagnóstico, tratamiento, pronóstico y el seguimiento de meningiomas».
Por su parte, Hugh Adams, portavoz de Brain Tumor Research, que financió el estudio, destaca que se trata de “un avance emocionante que podría hacer que los pacientes se salven de la experiencia de la neurocirugía, en lo que probablemente será uno de los momentos más difíciles de su vida”.
Meningiomas, tumores cerebrales de crecimiento lento
Un meningioma puede ser difícil de diagnosticar, porque el tumor a menudo crece lentamente. Los síntomas de un meningioma también pueden ser sutiles -según especialistas de Mayo Clinic- y pueden confundirse con los de otras afecciones o considerarlos como signos normales del envejecimiento.
En el diagnóstico de un meningioma, los neurólogos llevan a cabo exploración por tomografía computarizada, para conseguir imágenes transversales del cerebro, y también con resonancia magnética.
La resonancia mágnetica utiliza un campo magnético y ondas de radio para generar imágenes transversales de las estructuras del cerebro. Desde Mayo Clinic destacan que proporcionan una imagen más detallada del cerebro y los meningiomas.
En algunos casos, puede ser necesario examinar una muestra del tumor (biopsia) para descartar otros tipos de carcinomas y confirmar el diagnóstico de meningioma.