
Clínicos e investigadores interdisciplinares han constatado, a lo largo del tiempo que estamos en pandemia, que personas obesas con enfermedades cardiovasculares tienen un riesgo más elevado de desarrollar Covid-19 muy grave e, incluso, mortal.
Ahora, un equipo sueco del Instituto Karolinska ha logrado identificar ciertos procesos metabólicos que utiliza el SARS-CoV-2 para infectar el tejido pulmonar. Lo explican en Molecular & Cellular Proteomics y aventuran que estos resultados podrán utilizarse en un futuro para tratar Covid-19 y otras infecciones producidas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida, o el de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo está muy extendida. La causa un naiovirus de la familia Bunyaviridae, que transmiten las garrapatas. Es el origen -según la Organización Mundial de la Salud- de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de letalidad de entre el 10% y el 40%.
Los estudios observacionales que se han realizado en pacientes con Covid-19 durante los meses que llevamos en pandemia indican una correlación entre la gravedad de la enfermedad y el trastorno metabólico con niveles altos de lípidos en sangre. Además, el metabolismo es un proceso individual y se ve afectado con el tiempo por múltiples factores, como edad, sexo, dieta y estilo de vida.
En este trabajo del Karolinska, examinaron aquellas partes del suministro de energía de la célula que son especialmente importantes para el SARS-CoV-2 y cómo afectan a la gravedad de la enfermedad.
Biomarcador para detectar Covid-19 grave
Así, han descubierto que la glucólisis y la glutaminólisis son las vías metabólicas que el virus selecciona para infectar a los pulmones. Ambos son procesos clave en el suministro y la función de energía celular.
Para el doctor Ujjwal Neogi, miembro de este equipo de científicos del Karolinska, “el estudio demuestra que cuando el SARS-CoV-2 infecta las células pulmonares, la glucólisis y la glutaminólisis juegan un papel importante en su propagación y crecimiento. Al bloquear estas vías, podemos limitar la producción viral. También observamos varios metabolitos tóxicos -entre ellos el lactato y el glutamato- en el plasma de los pacientes más graves”.
Uno de los hallazgos clave del estudio es un biomarcador para detectar la gravedad de la enfermedad. En este sentido, Shuba Krishnan subraya que “hemos identificado un carbohidrato como biomarcador de Covid-19 grave”.
Por su parte, Carl J. Treutiger, también del Karolinska, explica que “los cambios en estos metabolitos pueden tener efectos duraderos sobre la resistencia a la insulina, trastornos neurocognitivos e insuficiencia orgánica. El nivel elevado de ese carbohidrato tiene una correlación potencial con el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 después de la infección por Covid-19”.
Los resultados de este estudio, financiado por el Consejo de Investigación sueco y las Fundaciones Åke Wiberg y Ragnar Söderberg, se basan en muestras sanguíneas de un total de 41 pacientes diagnosticados con Covid-19.
A propósito de la proteómica
La proteómica es una tecnología que investiga la estructura y función del conjunto de proteínas que configuran el proteoma. Como recuerda la bióloga Sandra Torrades, el término proteoma apareció en 1994 como equivalente lingüístico del concepto de genoma. Describe el conjunto completo de proteínas que se expresan, según el genoma y factores externos, durante la vida de una célula.
El interés de la proteómica se centra en el conocimiento del conjunto de las interacciones entre proteínas para constituir la red de interacciones, que caracteriza el funcionamiento de los organismos vivos. En otras palabras -como dice la doctora Torrades-, la proteómica es el estudio del proteoma.