El gran tiburón blanco contribuyó a la extinción del megalodón
Imagen de los dientes del 'Otodus megalodón', del Plioceno temprano, y de un gran tiburón blanco moderno. © MPI para Antropología Evolutiva

Los resultados de un estudio de científicos alemanes del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva respaldan la posibilidad de una competencia dietética entre el megalodón y el gran tiburón blanco del Plioceno temprano. Han analizado su dieta con nuevos métodos de isótopos, como el zinc, que proporcionan una ventana única al pasado de hace millones de años.

Los tiburones megadentados como Otodus megalodon, conocido popularmente como megalodón, vivieron hace entre 23 millones de años y 3,6 millones de años en los océanos de todo el mundo y llegaron a medir 20 metros de longitud. A modo de comparación, los grandes tiburones blancos más grandes de la actualidad miden seis metros.

Se han manejado muchos factores para explicar el gigantismo y la extinción del megalodón, y su dieta. La competencia dietética a menudo se considera factor clave.

Como explica Jeremy McCormack, autor principal del estudio publicado en Nature Communications, analizaron las proporciones de isótopos estables de zinc en dientes de tiburón moderno y fósiles de todo el mundo, incluidos dientes de megalodón.

Este nuevo método permite a los científicos analizar el nivel trófico de un animal; esto es, la clasificación de las especies u organismos atendiendo a la forma en la que obtienen su alimento.

El análisis de isótopos estables de zinc del esmalte dental, la parte altamente mineralizada de los dientes, es comparable al análisis de isótopos de nitrógeno mucho más establecido del colágeno dental, el tejido orgánico en la dentina, que se utiliza para evaluar el grado de consumo de materia animal.

Sin embargo, «en las escalas de tiempo que investigamos, el colágeno no se conserva y, por lo tanto, no es posible el análisis tradicional de isótopos de nitrógeno», puntualiza McCormack.

Isótopos de zinc en los dientes de megalodón

“Demostramos, por primera vez, que las firmas de isótopos de zinc relacionadas con la dieta se conservan en la corona esmaltada altamente mineralizada de los dientes de tiburón fósil», añade Thomas Tütken, profesor del Instituto de Geociencias de la Universidad Johannes Gutenberg y miembro del equipo.

Estos investigadores pudieron comparar la firma del isótopo de zinc dental de múltiples especies extintas del Mioceno temprano (hace entre 20,4 millones de años y 16 millones de años) y el Plioceno temprano (hace entre 5,3 millones de años y 3,6 millones de años) con las de los tiburones modernos.

La profesora Sora Kim, de la Universidad de California, matiza que “observamos una coherencia de las señales de isótopos de zinc en taxones fósiles y análogos modernos, lo que aumenta nuestra confianza en el método y sugiere que puede haber diferencias mínimas en los valores de isótopos de zinc en la base de las cadenas alimentarias marinas, un factor de confusión para los estudios de isótopos de nitrógeno”.

Más tarde, este equipo analizó las proporciones de isótopos de zinc en los dientes de megalodón del Plioceno temprano y en los tiburones megadentados anteriores, entre ellos Otodus chubutensis, del Mioceno temprano, así como de los grandes tiburones blancos contemporáneos y modernos, para investigar el impacto que estas especies icónicas tuvieron en los ecosistemas del pasado.

Michael Griffiths, profesor de la Universidad William Paterson, también del equipo, hace hincapié en que los resultados demuestran que tanto el megalodón como sus antepasados eran depredadores del ápice; esto es, de la parte superior de la cadena alimentaria.

Competencia dietética

«Pero lo que fue realmente notable es que los valores de isótopos de zinc de los dientes de tiburón del Plioceno temprano de Carolina del Norte sugieren niveles tróficos superpuestos en gran medida de los primeros grandes tiburones blancos con el megalodón mucho más grande«, añade.

Por su parte, Kenshu Shimada, de la Universidad DePaul, en Chicago, opina que “es probable que estos resultados impliquen al menos cierta superposición en las presas cazadas por ambas especies de tiburones. Si bien se necesita investigación adicional, nuestros resultados parecen respaldar la posibilidad de una competencia dietética del megalodón con los grandes tiburones blancos del Plioceno temprano«.

Finalmente, McCormack concluye que los nuevos métodos de isótopos como el zinc proporcionan una ventana única al pasado. “Nuestra investigación -dice- ilustra la viabilidad de usar isótopos de zinc para investigar la dieta y la ecología trófica de animales extintos durante millones de años, un método que también se puede aplicar a otros grupos de animales fósiles, incluidos nuestros propios antepasados”.

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