Desvelan cómo los coronavirus SARS generan nuevas copias
Micrografía electrónica de barrido coloreada de células CCL-81 (púrpura) infectadas con partículas del virus SARS-CoV-2 (amarillo), aisladas de una muestra de un paciente. Las protuberancias en forma de tentáculo de las células son filapodios, que se extienden desde las células infectadas, se adhieren a las células vecinas y promueven la infección viral como un sistema de transporte de partículas de virus. Imagen capturada en la Instalación de Investigación Integrada (IRF) del NIAID en Fort Detrick, Maryland. Crédito: NIAID

Un equipo de especialistas en diversas disciplinas de las universidades alemanas de Lübeck y Munich ha descubierto cómo los virus del SARS mejoran la producción de proteínas virales en las células infectadas, por lo que pueden generar numerosas copias nuevas de estos agentes patógenos.

En particular, los coronavirus distintos del SARS-CoV y el SARS-CoV-2 no utilizan este mecanismo, por lo que, según explican en EMBO Journal, puede proporcionar una posible explicación de la patogenicidad mucho mayor de los virus del SARS.

Hace más de medio siglo que se descubrieron los coronavirus que causan resfriados inofensivos en personas. Pero no fue hasta 2002 y 2003, cuando se detectó el primer coronavirus del SARS que causó neumonía grave en personas infectadas.

Las comparaciones de los genomas de ácido ribonucleico (ARN) de coronavirus inocuos con los del SARS permitieron a los investigadores identificar una región que solo se encontraba en estos últimos, y se denominó SUD (Dominio Único del SARS).

Estas regiones genómicas y sus productos protéicos podrían estar relacionados con la extraordinaria patogenicidad del coronavirus del SARS y su primo el virus SARS-CoV-2, que causa Covid-19.

En este escenario, los grupos de investigación liderados por los profesores Rof Hilgenfeld (Universidad de Lübeck) y Albrecht von Brunn (Universidad de Múnich) demostraron que las proteínas SUD de estos dos virus interactúan con la proteína humana Paip-1, que participa en los primeros pasos de la síntesis de proteínas.

Según estos investigadores, junto con Paip-1 y otras proteínas en las células humanas, SUD aparentemente se une a los ribosomas, las máquinas moleculares que son responsables de la síntesis de proteínas en las células. Esto conduciría a una mejora de la producción de todas las proteínas, tanto las de la célula huésped como las del virus.

Copias nuevas del SARS

Sin embargo, en las células infectadas con SARS-CoV y SARS-CoV-2, las moléculas de ARN mensajero que codifican las proteínas del huésped se destruyen selectivamente por la proteína viral Nsp1.

Como resultado de este complicado proceso, la célula infectada produce predominantemente proteínas virales, por lo que se pueden crear muchas copias nuevas del virus.

En este punto hay que recordar que, hace años, el grupo de investigación del profesor Albrecht von Brunn descubrió la interacción entre las proteínas SUD y Paip-1. Al ser un experto en coronavirus, sabía que había que inspeccionar las regiones especiales del genoma del SARS cuando se trataba de comprenderlo.

El descubrimiento realizado por los investigadores de Munich fue de gran interés para Hilgenfeld, cuyo grupo de investigación ya había dilucidado la estructura tridimensional de la proteína SUD algunos años antes.

Los dos grupos de científicos decidieron unirse para seguir trabajando en esa dirección. Mientras, el doctor Jian Lei, del grupo del profesor Hilgenfeld, líder de grupo en la Universidad de Sichuan en Chenghu (China), logró cristalizar el complejo formado por SUD y Paip-1 y determinar su estructura tridimensional mediante cristalografía de rayos X.

Y el doctor Yue Ma-Lauer, del grupo del profesor von Brunn y primer autor de este estudio, caracterizó el complejo de las dos proteínas y su función utilizando una variedad de métodos biológicos y biofísicos celulares.

Como reflexiona el profesor Hilgenfeld, “los estudios de interacción de este tipo entre las proteínas del coronavirus y las proteínas de la célula humana infectada ayudarán a comprender cómo los virus cambian las funciones clave de la célula para su propio beneficio”.

La OMS sigue sin reconocer la transmisión aérea

Esta investigación de científicos alemanes seria y rigurosa contrasta con la postura que, todavía, mantiene la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el sentido de no reconocer de una vez por todas la evidencia sólida y consistente de que el virus SARS-CoV-2, que causa Covid-19, se transmite predominantemente a través del aire.

Seis expertos de Reino Unido, EE UU y Canadá, entre ellos José Luis Jiménez, del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES) y de la Universidad de Colorado Boulder, denunciaban hace unos días en The Lancet las medidas de salud pública que no tratan al nuevo coronavirus como predominantemente transmitido por el aire, dejando a las personas desprotegidas y permitiendo que el virus se propague.

“La evidencia que respalda la transmisión aérea es abrumadora y la evidencia que respalda la transmisión por gotas grandes es casi inexistente”, asevera Jiménez. “Es urgente que la OMS y otras agencias de salud pública adapten su descripción de transmisión a la evidencia científica, para que el enfoque de la mitigación se ponga en reducir la transmisión aérea”.

Estos expertos, dirigidos por Trish Greenhalgh de la Universidad de Oxford, revisaron la investigación publicada e identificaron 10 líneas de evidencia para respaldar el predominio de la ruta aérea.

Tasas de transmisión del SARS-CoV-2

En la parte superior de su lista figuran eventos de súper propagación como el brote de Skagit Choir, en el que 53 personas se infectaron por una sola persona que estaba infectada. Los estudios han confirmado que estos eventos no pueden explicarse adecuadamente por el contacto cercano o por tocar superficies u objetos compartidos.

Además, las tasas de transmisión del SARS-CoV-2 son mucho más altas en interiores que en exteriores, y la transmisión se reduce en gran medida con la ventilación interior.

El equipo destacó la investigación que estima que la transmisión silenciosa (asintomática o presintomática) del nuevo coronavirus de personas que no tosen ni estornudan representa, al menos, el 40% de toda la transmisión.

Esta transmisión silenciosa es una forma clave para que Covid-19 se haya extendido por todo el mundo, “apoyando un modo de transmisión predominantemente aerotransportado”, según esta evaluación.

Los investigadores también citaron trabajos que demuestran la transmisión a largo plazo del nuevo coronavirus entre personas en habitaciones adyacentes en hoteles y que nunca estuvieron frente a otras.

Por el contrario, este equipo de expertos encontró poca o ninguna evidencia de que el SARS-CoV-2 se propague fácilmente a través de gotas grandes, que caen rápidamente al estar en suspensión en el aire y contaminan las superficies.

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