
Las conclusiones de un estudio de la Universidad estadounidense de Toledo, en Ohio, sobre el microbioma abren la puerta para identificar nuevas formas de superar la hipertensión resistente al tratamiento terapéutico. La clave está en las bacterias intestinales, que condicionan la eficacia de los fármacos antihipertensivos.
Este trabajo experimental, que aparece en Hypertension, demuestra que las bacterias intestinales pueden reducir la eficacia de ciertos medicamentos para la presión arterial.
Es bien sabido por los clínicos especialistas en Nefrología que muchas personas no consiguen reducir sus cifras tensionales con uno o dos medicamentos antihipertensivos, además de un diurético, por lo que tienen que hacer combinaciones para lograr el objetivo.
Ahora, este equipo, dirigido por el profesor Tao Yang, del Departamento de Fisiología y Farmacología de la Universidad de Toledo, ha encontrado que la causa está en las bacterias del intestino que configuran el microbioma.
“La presión arterial alta a menudo se llama asesino silencioso porque generalmente no causa síntomas. Sin embargo, hay un gran número de personas que saben que tienen hipertensión pero que aún no pueden controlarla, a pesar de que están tomando medicamentos para ello”, destaca el profesor Yang.
La hipertensión o presión arterial alta es un factor de riesgo importante de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular, dos de las principales causas de muerte en Estados Unidos. También es una de las afecciones crónicas más comunes, con casi la mitad de los adultos estadounidenses considerados hipertensos según los protocolos actuales.
Se estima que entre las personas con presión arterial alta, el 20% tiene lo que se conoce como hipertensión resistente, lo que significa que sus cifras tensionales permanecen altas a pesar del tratamiento terapéutico.
Hipertensión resistente
“Lo único que los médicos realmente pueden hacer en estos pacientes es añadir o cambiar medicamentos y aumentar la dosis con la esperanza de que puedan encontrar algo que funcione”, explica el profesor Yang.
“Hasta ahora -reconoce-, no hemos tenido ninguna indicación clara de cuál es el mecanismo para la hipertensión resistente. Nuestra investigación sobre microbioma podría proporcionar un primer paso hacia la identificación de nuevas formas de superarla de manera eficaz”.
En los últimos años, los investigadores han examinado con mayor atención la relación entre las cifras de presión arterial de un individuo y la colección única de bacterias que vive en su intestino.
Este estudio ha ayudado a desentrañar las posibles causas de la hipertensión que se extienden más allá de la dieta y el ejercicio. La investigación del profesor Yang es la primera en examinar el impacto del microbioma y las bacterias intestinales en los medicamentos para la presión arterial.
En este sentido, la profesora Bina Joe, directora del Departamento de Fisiología y Farmacología del mismo campus y autora principal del estudio, asegura que la investigación es una extensión significativa del trabajo para comprender mejor las causas de la hipertensión y encontrar nuevas formas de tratarla. “Yang -subraya- fue pionero en esta idea importante y altamente traslacional durante su formación como becario postdoctoral en mi laboratorio. Ahora es un tema de investigación importante en su propio laboratorio en la Universidad de Toledo».
En el estudio, los científicos compararon la eficacia de un fármaco antihipertensivo en ratas con bacterias intestinales normales, frente a aquellas cuya microbiota intestinal se había agotado debido a altas dosis de antibióticos.
Los investigadores encontraron una clara diferencia entre los dos, ya que los animales que recibieron antibióticos primero respondieron mucho mejor al antihipertensivo.
Microbioma, la clave
El análisis de la composición de las bacterias intestinales en los animales identificó a la bacteria Coprococcus como la culpable. Los experimentos de laboratorio demostraron que Coprococcus comes, una especie de bacteria dominante en este género, puede descomponer ese fármaco y otros, lo que da como resultado efectos reductores de la presión arterial comprometidos.
Si bien este trabajo se limitó a modelos animales y experimentos de laboratorio, los investigadores identificaron al menos un estudio que parece reforzar el argumento de que este hallazgo podría ser aplicable a las personas.
Ese trabajo de 2015, difundido por International Journal of Cardiology, describió a una mujer con un largo historial de hipertensión resistente al tratamiento cuya presión arterial se controló sin ningún medicamento antihipertensivo, durante las dos semanas que estuvo tomando antibióticos para una infección posquirúrgica.
Su presión arterial pudo controlarse con un solo medicamento durante seis meses después de suspender los antibióticos antes de volverse resistente al tratamiento. “Este es solo un estudio y se necesita más investigación. Sin embargo, sugiere que las bacterias intestinales pueden desempeñar un papel muy real y muy importante en la regulación de la eficacia de los medicamentos para la presión arterial”, puntualiza el profesor Yang.
Este equipo de científicos tiene la intención de estudiar ahora la interacción entre medicamentos adicionales para la presión arterial y otros tipos comunes de bacterias intestinales.
Aunque el uso a largo plazo de antibióticos no es una estrategia realista para abordar la hipertensión resistente al tratamiento, el profesor Yang opina que debería ser posible que alguien altere su microbiota a través de probióticos, prebióticos y cambios en la dieta.