Investigadores del Centro Sanford Burnham Prebys (SBP), en La Jolla, California, han identificado un conjunto de genes humanos que combaten la infección del SARS-CoV-2, que causa el Covid-19. Conocer los genes que contribuyen al control de la infección viral es de gran ayuda para los virólogos e inmunólogos, para entender los factores que afectan la gravedad de la enfermedad y también sugerir posibles opciones terapéuticas.
Estos genes, que se describen en Molecular Cell, se conocen como ISG (Genes Estimulados por Interferón). El objetivo de esta investigación, como recuerda el profesor Sumit K. Chanda, de SBP y autor principal, era conseguir “una mejor comprensión de la respuesta celular al SARS-CoV-2, incluyendo la que impulsa una respuesta fuerte o débil a la infección”.
“Hemos obtenido nuevos conocimientos -afirma también- sobre cómo el virus explota las células humanas que invade, pero todavía estamos buscando su talón de Aquiles para poder desarrollar antivirales óptimos”.
Poco después del inicio de la pandemia, investigadores y clínicos encontraron que una respuesta débil de interferón a la infección por SARS-CoV-2 apareció en algunos de los casos más graves de Covid-19. Este conocimiento llevó al profesor Chanda y a su equipo a buscar los genes humanos que se activan por interferones, que actúan para limitar la infección por SARS-CoV-2.
Genes Estimulados por Interferón controlan infección por SARS-CoV-2
Basándose en el conocimiento obtenido de SARS-CoV-1, el coronavirus que causó un brote de enfermedad mortal, pero relativamente breve, entre los años 2002 y 2004, y sabiendo que era similar al SARS-CoV-2, los científicos pudieron desarrollar pruebas de laboratorio experimentales para identificar los ISG que controlan la replicación viral en Covid-19.
Así, descubrieron que un total de 65 ISG controlaban la infección por SARS-CoV-2, incluidos “algunos que inhibían la capacidad del virus para entrar en las células, otros que inhibían la fabricación del ARN, que es como la sangre vital del virus, y un grupo de genes que inhibían el ensamblaje de este agente patógeno”, destalla el profesor Chanda.
También llamó la atención de estos científicos el hecho de que algunos ISG actúan como control de virus no relacionados, como el de la gripe estacional, el del Nilo Occidental y el de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida.
“Identificamos ocho ISG que inhibían la replicación del SARS-CoV-1 y SARS-CoV-2 en el compartimento subcelular responsable del empaquetado de proteínas, lo que sugiere que este sitio vulnerable podría explotarse para eliminar la infección viral”, explica la viróloga española Laura Martin-Sancho, del laboratorio de Chanda y que también forma parte de este equipo de científicos.
Como siguiente paso, los investigadores analizarán la biología de las variantes del SARS-CoV-2 que continúan evolucionando y amenazan la eficacia de la vacuna. Laura Martin-Sancho señala que ya han comenzado a recopilar variantes para la investigación de laboratorio.
De Valladolid a La Jolla, pasando por Berlín, Salamanca y Oviedo
Nacida en Valladolid y formada en las universidades de Salamanca y Oviedo, la viróloga Laura Martin-Sancho se doctoró en el Max Planck Institute for Infection Biology, en Berlín, en gripe aviar. De allí se trasladó a San Diego, donde trabaja en Sanford Burnham Prebys Medical Discovery Institute.
Hace ahora un año, en una entrevista en La Gaceta de Salamanca, Martín-Sancho respondía así a la pregunta sobre si son eficaces o no las mascarillas, y que sigue siendo válida: “Las mascarillas pueden reducir el contagio si son usadas debidamente. Las gotitas de saliva que se producen al hablar pueden contener el virus y potencialmente servir para infectar a otra persona».
«Es cierto que llevar una mascarilla quirúrgica no impide que te contagies -continuaba-, ya que el virus es tan pequeño que puede penetrar por el poro de la mascarilla, pero si una persona esta contagiada y lleva mascarilla, estas gotitas de saliva quedan atrapadas y se reduciría el nivel de contagio. El problema viene cuando la mascarilla se usa mal, o se violan las reglas de distanciamiento social e higiene porque se lleva mascarilla y se cree que es suficiente para estar protegidos. A día de hoy, la mejor manera de prevenir el contagio es el distanciamiento social y lavarse las manos con frecuencia”.