Dr. Guillermo Sierra: Señores políticos, y después ¿qué?

DR. GUILLERMO SIERRA
Ex presidente de la Organización Médica Colegial (OMC)

Estamos inmersos en una crisis sanitaria. Hay quien dice, con el argumento de los datos, que la gripe produce hasta el momento más fallecimientos que el coronavirus. Sin embargo, es evidente que sí ha producido un colapso del sistema sanitario sin precedentes, al haber aparecido de manera brusca y en forma de picos. El temor a lo desconocido produce inquietud y alarma social.

Ante esta situación, como en cualquier otra que exija esfuerzo y sacrificio, los profesionales sanitarios, y me refiero a todos, están actuando con total dedicación. Este es el motivo por el cual la profesión médica ocupa el primer lugar en reconocimiento por parte de la sociedad y esta sabe que estos profesionales van a estar siempre en primera fila, con la bandera del conocimiento y del esfuerzo para atender adecuadamente a los pacientes, incluso en esta ocasión sin la máxima protección exigible.

Esta sociedad agradecida respondió mediante un aplauso masivo al sacrificio de los profesionales sanitarios. Fue emotivo y se puso en evidencia, una vez más, que los médicos ajenos a intereses mercantiles valoran y agradecen enormemente un reconocimiento sincero a su labor y a su esfuerzo, lo cual ignoran en muchas ocasiones los cargos administrativos.

Gracias a Dios sigue siendo, a pesar del sinfín de dificultades, una profesión vocacional, incluso en estos momentos en los cuales los médicos jóvenes viven una situación más precaria que la que tuvimos los que empezamos a ejercer por los años 70/80, cuando las delegaciones de médicos o las Juntas Facultativas tenían un gran protagonismo en las decisiones hospitalarias. En aquellos años empezó a gestarse este sistema sanitario del que estamos tan orgullosos y que, puede, o ha empezado, a deteriorarse por el camino que llevamos.

Piedras en el camino del ejercicio profesional

Ideologías aparte, tengo que decir a nuestros representantes políticos que estos profesionales sanitarios no merecen el trato que sus señorías les tienen acostumbrados.

Y ello, porque se ignoran sus criterios profesionales, pero sí se les pasa la mano por la espalda cuando necesitan votos o hay una situación crítica.

Se aprovechan de su vocación de servicio para hacerles trabajar a destajo, con contratos basura, sin los medios adecuados, olvidando que el principal perjudicado es el paciente.

Se enorgullecen de la profesión sanitaria en momentos de crisis y presumen de un sistema sanitario inigualable, pero no reconocen públicamente las innumerables piedras que ponen en el camino del ejercicio profesional, lo que dificulta llegar al nivel de eficacia, eficiencia y efectividad necesario para una correcta asistencia sanitaria.

Los obstáculos de la profesión son salvados, principalmente, gracias a la dedicación y cualificación de los profesionales sanitarios, incluyendo a todos ellos, porque este logro no sería posible sin el trabajo conjunto de los profesionales de la medicina, de la enfermería, de las/los auxiliares, celadores, etc. Y, por supuesto, de otras profesiones sanitarias.

Pacto de Estado Sanitario

En estos momentos, la actividad hospitalaria está sobrepasada, pero imaginen el caos, aún mayor si cabe, sin una atención primaria que evita con la asistencia domiciliaria que los pacientes acudan de forma masiva a las urgencias de los hospitales.

Esta atención domiciliaria que debe ser rápida y eficaz, pues los pacientes, aparte del aislamiento domiciliario, tienen la angustia de la duda, puede mejorarse si el servicio de los taxis en la puerta de los centros de salud llevará de forma inmediata y gratuita a los médicos y enfermeras a los diferentes domicilios.

Ganaría el paciente, el médico y los taxistas no saldrían tan perjudicados con la crisis económica incuestionable. Hagan números, a lo mejor no es tan costoso.

Hay muchos médicos jubilados que se han puesto al servicio de la asistencia sanitaria a los que no debe retrasarse su incorporación.

Esta crisis, que esperemos termine lo antes posible con el menor número de secuelas personales, sanitarias y económicas, nos puede dar directrices de futuro.

A nivel político, se ha puesto en evidencia lo importante que es la prudencia y, como se ha escrito, ha habido dos personas, el ministro de Sanidad y el consejero de sanidad de Madrid que, desde la colaboración y el sosiego, han mantenido el envite.

La demagogia barata de la nacionalización no conduce a nada. Es necesario que los partidos políticos, defendiendo sus ideas, que no es atacar las del contrario, y escuchando y atendiendo a los profesionales, hagan un Pacto de Estado Sanitario.

Trabajando con contratos basura y de forma interina

A nivel asistencial es necesario fortalecer con medios materiales y humanos la Sanidad Pública, pero esta se debe complementar con la asistencia sanitaria privada. Las luchas ideológicas en la Sanidad no benefician al paciente. La financiación autonómica en sanidad debe ser finalista y no se puede emplear en otros menesteres. Todos los recursos son pocos, máxime en estas situaciones.

Para el futuro, a nivel profesional, hay que recordar a los señores políticos que estos profesionales que aplaude la sociedad con emoción tienen familia a la que sacar adelante, están felices con su trabajo y necesitan estabilidad laboral y económica. Necesitan un sueldo superior al que reciben. Estoy convencido que se conformarían con un sueldo y unas prerrogativas algo inferiores a las de los políticos.

Necesitan una estabilidad laboral y un reconocimiento acorde con sus conocimientos y su dedicación. No se puede consentir que sigan trabajando con contratos basura y de forma interina. Los mismos políticos que ya se han asegurado su futuro, deben hacer todo lo necesario para que los profesionales sanitarios tengan un futuro acorde con el servicio que han prestado a la sociedad.

Elaboremos para los médicos jóvenes perspectivas de futuro atractivas para que la emigración no sea su objetivo. De la adversidad, se pueden sacar muchas enseñanzas. De ustedes, si también quieren ese aplauso social.

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