Dr. Juan Guilleuma: Síndrome de la insuficiencia venosa iliaca (IVIS)

DR. JUAN GUILLEUMA
Cirujano vascular. Director del Instituto Ivis Med
Delegado en España y miembro de la Junta Directiva de la International Association of Vascular Surgenos (AIVS)

En 2017 se publicó en primicia, en Biotech Magazine, los resultados de nuestro estudio sobre una nueva y diferente etiología y enfoque terapéutico de la enfermedad hemorroidal, considerándola simplemente como una insuficiencia venosa, con origen en una estenosis de la vena iliaca común, diagnosticándola mediante la realización de una ecografía intravenosa (IVUS) y tratándola mediante el implante de un stent en dicha localización. Desde entonces, seguimos tratando así a nuestros pacientes con hemorroides con un 100% de resultados positivos.

Ya en aquella primera comunicación, comentaba que se abrían otras expectativas paralelas que, con el transcurrir del tiempo y como era esperable, se han ido confirmando.

Así, hemos denominado IVIS, a una nueva entidad patológica, el Síndrome de la insuficiencia venosa iliaca (Iliac Vein Insufficiency Syndrome) y que incluye básicamente tres cuadros clínicos considerados independientes hasta ahora: la insuficiencia venosa de los miembros inferiores, varices, el síndrome congestivo pélvico y la enfermedad hemorroidal.

IVIS, una nueva entidad patológica

Comencemos por un breve repaso anatómico para explicar por qué consideramos importante la creación de un nuevo síndrome.

Las venas iliacas comunes drenan la sangre venosa que proviene de los miembros inferiores, de la zona pélvica y de la mayoría del plexo hemorroidal. No es pues de extrañar que si se produce una estenosis u obstrucción al flujo de sangre en el eje de la vena iliaca común, uni o bilateralmente, se puedan afectar cualquiera de los tres territorios mencionados.

A partir de la anatomía, la fisiopatología es sencilla de explicar y entender. No deja de ser más que un problema físico el hecho de que el reflujo se pueda dirigir hacia cualquiera de los tres territorios en un momento dado en función de dónde exista una menor resistencia a dicho reflujo, o de que esto pueda cambiar según las diferencias de presión que existan con cada uno de ellos en un determinado momento.

Este simple concepto anatómico y de física elemental justifica, sin necesidad de grandes conocimientos fisiopatólogicos, la inclusión de los tres cuadros clínicos previamente considerados independientes, dentro de un síndrome, el IVIS, que anatómica y fisiopatológicamente explica su clínica.

Ahora bien, aceptando las bases anatomo-fisiológicos, ¿cuál es la etiología del IVIS? ¿Qué es lo que puede originar esa obstrucción en la vena para provocar un reflujo? Volvamos a la anatomía para explicarnos.

Etiología del IVIS

Como bien es sabido, existen tres sistemas circulatorios en el organismo: el arterial, el venoso y el linfático. Olvidémonos del sistema linfático de momento.

Los sistemas arterial y venoso son básicamente paralelos, aunque con distinta dirección de flujo. Así, en un punto del abdomen, la aorta se divide en las dos arterias iliacas comunes, una para cada pierna, y a la misma altura, las dos venas iliacas comunes, una de cada pierna, se juntan para formar la vena cava.

En este cruce de los sistemas arterial y venoso, las arterias se apoyan sobre las venas y lo que queda por debajo de ellas es la columna vertebral, la cuarta vertebra lumbar. Si esto no fuera así, probablemente la presión de la cavidad abdominal podría en algún momento colapsar al sistema venoso, de forma que las arterias en esta posición ejercen de escudo protector de la vena. Esto es así porque el sistema arterial es un sistema de alta presión y velocidad, mientras el venoso es todo lo contrario, un sistema de bajas velocidades y presiones.

Al quedar la vena comprimida entre la arteria y la vértebra, un cierto grado de estenosis a ese nivel siempre puede existir. Ahora bien, lo que ocurre es que ese cruce no es estático. Desviaciones en la columna vertebral, variaciones en la posición de las arterias o las venas iliacas comunes pueden aumentar lo suficientemente esa estenosis fisiológica para convertirla en patológica ya que al tratarse el sistema venoso, como hemos dicho previamente, de un sistema de bajas presiones y velocidades, pequeñas disminuciones en su diámetro pueden originar cuadros de reflujo venoso.

Mayor incidencia con patología en la columna lumbo-sacra

Para explicarnos mejor, pensemos en una carrera ciclista. Cuesta abajo, un pequeño obstáculo en la carretera se solventa con facilidad. Cuesta arriba, en una pendiente fuerte -pensemos que el sistema venoso asciende por una pendiente de 90 grados sin un corazón que bombee la sangre hacia arriba-, un pequeño obstáculo, que no permita mantener un paso fluido de todo el pelotón, puede provocar una caída masiva. En el sistema venoso, un reflujo.

Dos puntos importantes sustentan esta teoría: la ley de Poiseuille y el principio de Bernoulli, respecto a la dinámica de fluidos, y la literatura científica que reconoce que existe una mayor incidencia de hemorroides en pacientes con patología en la columna lumbo-sacra.

Quedan pues explicados, anatómica y fisiopatológicamente, los principios que nos llevan a la descripción de esta nueva, conceptualmente entidad patológica, IVIS, que no es más que cerrar un círculo lleno de sentido común. Continuaremos trabajando en esta línea, dado el alto porcentaje de éxitos terapéuticos obtenidos en nuestros pacientes.

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