Dr. Enrique González: Potenciar la Atención Primaria

DR. ENRIQUE GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
Máster en Dirección y Administración de Empresas. Diplomado en Gestión de Áreas Hospitalarias. Especialista en Evaluación EFQM. Experto en Administración y Gestión Sanitaria

El Sistema Nacional de Salud español (SNS) es, sin duda, un proyecto de éxito, reconocido internacionalmente, que, desde la última crisis económica, viene sufriendo tensiones crecientes que se están manifestando principalmente en el ámbito de la Atención Primaria, como se ha puesto últimamente en evidencia en varias comunidades autónomas.

Por ello, algunas han elaborado propuestas en las que aparecen elementos comunes, como la necesidad de incrementar la autonomía de los Equipos, el alargamiento de las funciones de enfermería, la mayor capacidad de resolución y una mayor orientación hacia la prevención y la salud pública.

Existe amplia coincidencia en esos objetivos. Sin embargo, el primer problema a resolver es la estabilidad y suficiencia en la dotación de profesionales. No será asunto fácil. El desequilibrio entre la formación de nuevos profesionales y la cobertura de las ausencias previstas por jubilación es importante, especialmente en Medicina de Familia, pero también existen dificultades en Enfermería, especialmente en los periodos vacacionales.

Pese a ello, es imprescindible poner sobre la mesa soluciones imaginativas que permitan mantener la longitudinalidad en la atención, es decir, garantizar a los ciudadanos la continuidad en la atención por el mismo profesional. Esta es, en mi opinión, una de las cuestiones de primera necesidad a la hora de abordar acciones de impulso de la Atención Primaria y es fuente de creciente insatisfacción entre la población. Además, tiene consecuencias en materia de calidad de la atención, agilidad en el diagnóstico, utilización de estudios diagnósticos o continuidad en los tratamientos, por citar varios ejemplos.

Esto se vuelve determinante en poblaciones crecientemente vulnerables, como las personas mayores o las que viven en situación de precariedad. Si no se aborda una solución satisfactoria a esta cuestión, será difícil que el resto de las medidas puedan tener resultados positivos.

El valor añadido de la Enfermería

Es un elemento común la propuesta de alargar las funciones de enfermería en Atención Primaria. Me parece incuestionable, no sólo por el crecimiento de la cronicidad, sino porque una parte del valor añadido de un Equipo de Atención Primaria, en términos de ganancia en salud, está muy relacionado con el trabajo de estos profesionales. Las actividades de Prevención o de Promoción de Salud son imprescindibles para mejorar la calidad de vida de las personas.

Y también lo son en materia de eficiencia global del Sistema Sanitario; hay que tener en cuenta, por ejemplo, el importante papel que puede desarrollar el personal de enfermería en el seguimiento domiciliario y lo que eso puede representar a la hora de reducir los días de hospitalización, permitiendo reducir costes y riesgos para los pacientes. No obstante, esto no será fácil porque implica un importante cambio de roles en el propio Equipo, exigiendo un reequilibrio en el papel de los profesionales de la Medicina y de la Enfermería en la atención al proceso asistencial.

Otro elemento común es el incremento en la autonomía de los Equipos de Atención Primaria. Tengo que decir que es una propuesta un tanto confusa. Los Equipos, en sí mismos, tienen una orientación hacia la autonomía desde la fecha de la Reforma de Atención Primaria, allá por el año 1984.

Se han desarrollado proyectos de mejora en este sentido, girando en buena medida sobre la llamada Gestión Clínica, con desarrollo desigual, en buena medida porque los profesionales desean, fundamentalmente, una mayor capacidad de organizar la actividad asistencial y planificar sus permisos y vacaciones.

La exhaustiva formación de un especialista, médico o enfermero, apenas incluye habilidades gestoras, excepto en la organización de la respuesta asistencial a cada proceso. Eso no excluye la necesidad de realizar una atención con criterios de eficacia y eficiencia, pero el núcleo del esfuerzo ha de ponerse en la mejor organización de la actividad y en la mejor elección de las decisiones clínicas.

Modelo de relación entre Atención Primaria y el hospital de referencia

Un tercer aspecto que me parece fundamental es el modelo de relación del Equipo de Atención Primaria con el hospital de referencia, íntimamente relacionado con el incremento en la capacidad de resolución de los equipos.

La capacidad de resolución del profesional de Atención Primaria está condicionada, en buena medida, por el acceso a medios diagnósticos y por la relación cooperativa con el profesional hospitalario. Cualquier propuesta para incrementar la capacidad de resolución de los Equipos de Atención Primaria tiene que incluir un mayor acceso a los medios diagnósticos, para poder establecer el diagnóstico y la evolución de los procesos.

Resulta prioritario cambiar el modelo de relación entre el hospital y los equipos de Atención Primaria de su ámbito territorial. Una de las claves está en el ámbito de los Servicios Diagnósticos. Las indicaciones de un estudio diagnóstico y los criterios para tramitar la solicitud de un estudio diagnóstico han de ser los mismos, para el mismo proceso, independientemente de quién establece la indicación o de si el paciente está en el hospital o en su domicilio.

En mi opinión, debería existir una Comisión de Coordinación de los Servicios Diagnósticos, compuesta por profesionales de dichos servicios, profesionales de atención primaria y de los servicios hospitalarios, con rango normativo. Esta Comisión establecería los criterios e indicaciones para cada estudio y proceso y evaluaría los resultados de utilización de los medios diagnósticos, avanzando en calidad, seguridad y eficiencia en la práctica clínica.

Atención Primaria debe estar en los planes de actuación frente a la despoblación

Finalmente, al hablar de Atención Primaria, hay que tener en cuenta su cercanía a las personas y su capacidad para el análisis sistémico de los problemas de salud. En este sentido, una atención primaria bien organizada y motivada, con la mejor capacidad de resolución, es un bien preciado que puede también ayudar a fijar población en muchos lugares en los que la carencia o incertidumbre en relación con los servicios básicos está impulsando un éxodo hacia las ciudades. También la Atención Primaria debe estar en los planes de actuación frente a la despoblación.

En resumen, como tantas veces, las turbulencias en las organizaciones son generadoras de nuevos retos y éstos, a su vez, suponen nuevas oportunidades de mejora. En este caso, la mejora se traduciría en una mejora sistémica, dado el papel crítico que desarrolla la Atención Primaria, tanto en resultados en salud, como en eficiencia y, sobre todo, en credibilidad y confianza entre la ciudadanía.

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