DR. FRANCISCO G. CERRATO
Doctor en Psicología. Formó parte de la Unidad de Investigación de Psicología Económica y del Consumidor. Departamento de Psicología Social del Trabajo y de las Organizaciones. Universidad de Valencia

¿Qué es esto de la generación silver? ¿Qué está pasando con la esperanza de vida y los conceptos asociados a vejez y envejecimiento? ¿Cómo afecta al proceso de envejecimiento el factor psicológico y el entorno social?

No escapa a nuestra mirada, ni deja lugar a duda alguna, que el concepto de longevidad y vejez está cambiando. Este fenómeno, consustancial con la vida del ser humano, está cambiando de significado dentro del propio ciclo de vida, puesto que una gran mayoría de seres humanos alcanzan edades avanzadas con una apariencia física, salud y capacidades cognitivas que nada tiene que ver con la esperanza de vida de hace relativamente pocos años.

En España, a principios del siglo XX, sólo uno de cada 100 habitantes llegaba a los 75 años y hoy, sin embargo, el 95% de las personas los supera.

Tal y como señala Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la segunda década del siglo XXI «el ritmo de aumento anual de la expectativa de vida se mantiene constante en torno a los tres meses y medio; de forma que cada cuatro años se gana uno». Si durante los últimos 100 años hemos conseguido vivir unos 40 años más, ¿por qué no vamos a ganar otros 40 en el próximo siglo?

Como consecuencia de los avances científicos disfrutamos de un extra adicional, de entre 15 y 20 años de vida, en relación a nuestros antepasados recientes, lo que está propiciado la aparición de una nueva etapa vital entre los 50 y 70 años que se ha bautizado como la generación silver. También denominada revolución de las canas, trae un cambio implícito, un cambio radical en la forma de entender y vivir la vida.

Edad cronológica ‘versus’ edad biológica

generación silver
El surgimiento de esta nueva etapa vital entre los 50 y los 70 años, la ‘generación silver’, representa un colectivo con un perfil muy diferente al de hace tan solo unas décadas; son personas preocupadas por la salud y el bienestar, con habilidades y competencias personales y digitales, vitalistas, comprometidas, experimentadas, activas y con una importante influencia social, entre otras muchas cualidades. Foto: Freepik

Ser mayor ya no es lo mismo que antes. Cada vez más, el concepto de edad cambia de perspectiva con una importante influencia a nivel social.

Nos estamos volviendo sorprendentemente más jóvenes en apariencia, mentalidad y comportamiento. Vivimos una segunda oportunidad, una segunda juventud prolongada con la ventaja de la experiencia, estabilidad y sabiduría. Una generación rica en ideas, experiencia y conocimientos.

Cada vez son más los científicos que diferencian la edad cronológica de la biológica, con lo que la edad cronológica, también, está cambiando de significado, esto nos debe hacer reflexionar sobre el nivel de distorsión de este concepto, puesto que nuestras creencias, estereotipos y prejuicios impiden ver con claridad esta nueva realidad.

La edad biológica y cronológica no tienen por qué coincidir. Es decir, es posible llegar a la vejez siendo más joven de lo que, según nuestras creencias y prejuicios, predecían hace tan solo unas décadas.

El tiempo pasa para todas las personas. Sin embargo, unas personas llegan a la edad adulta conservándose mejor que otras. Por definición, la edad cronológica son los años que hemos vivido desde nuestro nacimiento, mientras que, por otro lado, la edad biológica depende del estado de determinados biomarcadores, que son el resultado de la comparación de un modelo estandarizado con el estado funcional de nuestro organismo de acuerdo con la edad.

Nuestra realidad es que estamos ante un colectivo que para 2050 representará aproximadamente el 40% de la población en España. El surgimiento de esta nueva etapa vital entre los 50 y los 70 años, la generación silver, representa un colectivo con un perfil muy diferente al de hace tan solo unas décadas; son personas preocupadas por la salud y el bienestar, con habilidades y competencias personales y digitales, vitalistas, comprometidas, experimentadas, activas y con una importante influencia social, entre otras muchas cualidades. Ha surgido un nuevo grupo social, a medio camino entre la edad adulta y lo que siempre hemos calificado como anciano o persona de edad avanzada.

Un nuevo segmento de población y de oportunidades

Si en este colectivo el efecto de la longevidad lo observamos en términos de mercado, nos encontramos con una población que está creciendo considerablemente: hace 30 años representaban 275 millones, hoy son 600 millones y las proyecciones para 2030, previsiblemente, superarán los 1.000 millones.

En el año 2060, uno de cada tres europeos tendrá más de 65 años, según el informe La UE en el mundo, de Eurostat. Este aumento de la esperanza de vida supone un cambio demográfico que plantea algunos retos al estado del bienestar, a la sociedad y a la economía en general.

¿Cuál es hoy en día la edad del concepto de vejez real? ¿Cómo aprovechar el talento y la experiencia de la población de este nuevo grupo social? ¿Cómo tratar a esta nueva generación, personas generalmente activas y con altas capacidades, experiencia y conocimiento?

Algunas respuestas se encuentran en lo que se ha venido a llamar silver economy o economía de plata, es decir, el sector que se dedica a la producción de productos y servicios específicos para cubrir las nuevas necesidades de este colectivo silver.

La esperanza de vida actual descubre un nuevo segmento de consumidores, mujeres y hombres mayores que representan la generación de un nuevo y apasionante desafío a nivel científico, social y que está siendo objeto de gran interés por el cuidado de la salud, la belleza, el ocio y de todo aquello que hace de este colectivo un perfil ideal de consumo, habida cuenta del profundo cambio en los hábitos de vida.

Las empresas vinculadas a los sectores de la salud, el ocio y la tecnología están realizando una fuerte inversión en investigación en relación al desarrollo de productos que regeneran, reconstruyen y reducen el efecto de la edad en la apariencia. Un nuevo aliciente tanto para la generación en cuestión como para la industria y los servicios que la acompañan.

Productos que dan respuesta a las necesidades de monitorización de variables fisiológicas con tecnología cada vez más amigable y con la que convivimos, como es el caso de los smartphones o smartwatches, de los que ya hacen uso más del 30% de este colectivo, algo que nos tiene que hacer reflexionar sobre las perspectivas de futuro desde cualquier punto de vista que consideremos.

Una visión positiva de la vejez

¿Se puede envejecer mejor? Atendiendo a los marcadores que señalan la edad biológica, es más sencillo entender la influencia que tienen los hábitos, los pensamientos, la motivación y las emociones en el proceso natural de envejecimiento.

Existen factores clave que nos hacen envejecer mejor o peor, a saber, la genética, la alimentación, el ejercicio físico y el estrés entre otros, pero, sobre todo, la conceptualización, creencias, estereotipo y atribuciones que hacemos sobre el concepto de envejecimiento, siendo una variable predictora de la expectativa de su propia vejez, una profecía autocumplida.

La psicóloga social Becca Levy, profesora e investigadora de la Universidad de Yale, ha demostrado que el estereotipo negativo de la vejez se convierte en una profecía autocumplida, es decir, que afecta a nuestra salud. Si pensamos que vamos a envejecer mal, probablemente lo haremos.

Becca Levy comparó la esperanza de vida de las personas con una visión positiva, con aquellas que tienen una visión negativa de la vejez y encontró que las que tienen una visión positiva vivían más tiempo, presentando una esperanza de vida en torno a 7,6 años superior a las que tenían una visión negativa de la vejez.

Cambiar nuestras creencias sobre el envejecimiento influye en un cambio de las células y de la esperanza de vida. Se ha conseguido identificar cómo se asocian las creencias y el estereotipo negativo sobre el proceso de envejecimiento a aspectos tan relevantes como son la memoria o los procesos cognitivos. Recientemente, se ha demostrado que existe una correlación directa entre la visión negativa del proceso de envejecimiento y el tamaño de nuestro hipocampo, que tiene un papel vital en el aprendizaje y la codificación de la memoria, entre otros procesos. Es decir, nuestras ideas cambian la anatomía de nuestro cerebro.

Sin duda alguna, los cambios de hábitos en nuestro estilo de vida, los pensamientos positivos, un buen autoconcepto y una alta autoestima influyen en el significado de las atribuciones vinculadas al concepto de envejecimiento y tienen un efecto directo positivo en la salud y en el bienestar físico y psicológico.

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