Vinculan el reloj circadiano con la aparición de migraña
Unos 148 millones de personas en todo el mundo padecen migraña crónica. Foto: Freepik

Un equipo interdisciplinar de neurocientíficos ha demostrado la fuerte vinculación entre la cefalea en brotes (una de las más dolorosas) y la migraña con el sistema circadiano. Han llegado a esta conclusión tras llevar a cabo un metaanálisis en el que también incluyen datos sobre la aparición de estos dolores de cabeza durante el día y año.

El doctor Mark J. Burish, de la Universidad de Texas, en Houston y primer autor de este trabajo que hoy difunde Neurology (órgano oficial de la Academia Americana de Neurología), puntualiza que “los datos sugieren que estos dos trastornos son altamente circadianos en múltiples niveles, especialmente el dolor de cabeza en racimos”.

En su opinión, “esto refuerza la importancia del hipotálamo, el área del cerebro que alberga el reloj biológico principal, y su papel en la cefalea en brotes y la migraña”. También plantea la cuestión de la genética de los desencadenantes, como los cambios en el sueño, que liberan la migraña y son señales del ritmo circadiano del organismo humano.

Este metaanálisis incluyó la totalidad de los estudios disponibles sobre la cefalea en brotes y la migraña, con características circadianas, así como información sobre el momento de los dolores de cabeza durante el día y durante el año y otros trabajos sobre si los genes asociados con el reloj circadiano son más comunes en personas con estos dolores de cabeza.

Paralelamente, este equipo analizó otros estudios sobre la cefalea en racimos y la migraña y las hormonas relacionadas con el sistema circadiano, incluido el cortisol y la melatonina.

Para la cefalea en brotes, encontraron un patrón circadiano de ataques de cefalea en el 71% de las personas estudiadas. Los ataques alcanzaron su punto máximo en las últimas horas de la noche hasta las primeras horas de la mañana. Durante el año, esas personas tuvieron más ataques en primavera y otoño.

Patrón circadiano de la migraña

A nivel genético, la cefalea en racimos se asoció con dos genes circadianos principales y cinco de los nueve genes que aumentan la probabilidad de tener cefalea en racimos son genes con un patrón de expresión circadiano.

Las personas con cefalea en racimos también tenían niveles más altos de cortisol y niveles más bajos de melatonina, que aquellas sin cefalea en racimos.

Para la migraña, el metaanálisis mostró un patrón circadiano de ataques en el 50% de las personas. Si bien el pico de ataques durante el día fue amplio desde el final de la mañana hasta el atardecer, hubo un punto mínimo circadiano durante la noche en el que ocurrieron pocos ataques.

La migraña también se asoció con dos genes circadianos centrales y 110 de los 168 genes asociados con la migraña eran genes con un patrón de expresión circadiano.

Otro dato a tener en cuenta es que aquellas personas con migraña tenían niveles más bajos de melatonina en la orina que las que no padecían este dolor invalidante. Además, los niveles de melatonina eran más bajos durante un ataque de migraña.

Como señala el doctor Burish, “estos resultados aumentan el potencial para el uso de tratamientos basados en el ritmo circadiano para los trastornos de dolor de cabeza. Esto podría incluir tanto tratamientos basados en el ritmo circadiano, como tomar medicamentos en ciertos momentos del día o seguir tratamientos que provocan cambios circadianos».

Por último, reconoce que una limitación de su trabajo, que recibió financiación de Will Erwin Headache Research Foundation, es que no tenían información sobre los factores que podrían influir en el ciclo circadiano, como fármacos, otras disfunciones como el trastorno bipolar o problemas del ritmo circadiano como el que origina trabajar de noche.

Sumatriptan, un hito biomédico

Merece la pena recordar lo que ha supuesto la síntesis de la molécula sumatriptan, para el tratamiento de las migrañas. La comercialización del fármaco sintetizado de esa molécula, al inicio de los años noventa del pasado siglo, fue un hito biomédico llevado a cabo por un equipo interdisciplinar de investigadores británicos de la entonces multinacional Glaxo.

En el otoño de 1990, se presentaron en Sidney (Australia) los primeros resultados de un fármaco que estaba llamado a revolucionar el tratamiento de las migrañas.

Los más relevantes investigadores y clínicos internacionales de entonces, entre ellos el español Hugo Liaño, que dirigía el Servicio de Neurología del hospital Puerta de Hierro, de Madrid, participaron en aquel encuentro. Allí se dieron a conocer los resultados de aquella molécula, primera de la familia de los triptanes.

Es sabido que la migraña se caracteriza por episodios recurrentes de dolor de cabeza incapacitantes, que generalmente están acompañados por sensibilidad a la luz y a los sonidos, así como con nauseas.

Estas crisis suelen durar entre cuatro 72 horas, sin tratamiento, y pueden estar precedidas o acompañadas –según el doctor Liaño- por un aura. La migraña sigue siendo más frecuente en las mujeres y, con cierta asiduidad, existe un historial familiar de esta disfunción.

De acuerdo con la última clasificación internacional de desórdenes de cabeza, la migraña sin aura es la más común ya que llega al 75% de los casos diagnosticados.

Los especialistas coinciden en subrayar que los pacientes con migraña deben mantener determinadas rutinas, como seguir un horario regular en las comidas y sueño, estar hidratados, hacer ejercicio y tener en cuenta aquellas actividades en las que se sientan relajados.

Según datos de American Migraine Foundation, unos 148 millones de personas en todo el mundo padecen migraña crónica.

 

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