
En la Universidad británica de Southampon, endocrinólogos de diversos centros aseguran que las madres que sufren obesidad pueden compartir el riesgo de la enfermedad con sus hijas, pero no con sus hijos.
En 1926, el profesor Gregorio Marañón publicó su libro Gordos y flacos. Casi un siglo después, siguen vigentes sus apreciaciones. A sus más allegados solía repetir “niño gordo, adulto gordo”. Pero lo que llama realmente la atención es que todavía el tratamiento con fármacos de la obesidad “es la historia de un fracaso, como hemos podido comprobar en todos los estudios, tanto clínicos como en los de población”, aseguraba hace siete años el doctor Federico Soriguer Escofet, con motivo de su ingreso como miembro de la Academia de Ciencias de Málaga.
En las páginas de Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, aparece este nuevo estudio dirigido por Rebecca J. Moon. El objetivo de este trabajo era examinar las asociaciones diferenciales madre-hijo y padre-hijo en la composición corporal en la primera infancia.
Los investigadores observaron una fuerte asociación entre la masa grasa de las madres y la de sus hijas, pero no la de sus hijos.
Por el contrario, las asociaciones de composición corporal padre-hijo no fueron evidentes, como reconocen. Los efectos dimórficos entre padres e hijos sugieren que se debe prestar especial atención a la prevención temprana de la composición corporal desfavorable en niñas nacidas de madres con exceso de adiposidad.
Los niños nacidos de padres con sobrepeso u obesos -concluyen estos investigadores-tienen un alto riesgo de obesidad adulta, pero no está claro si las asociaciones transgeneracionales relacionadas con la composición corporal desfavorable difieren según el padre.
Madres con obesidad
Según el Atlas Mundial de Obesidad 2023, más de la mitad de la población mundial tendrá sobrepeso al final del período 2020-2035. Es bien sabido que las personas con obesidad corren un mayor riesgo de desarrollar diabetes, presión arterial alta y problemas cardíacos, entre otras afecciones.
Para Rebecca J. Moon, “estos hallazgos resaltan que las niñas nacidas de madres obesas o con grandes cantidades de grasa corporal pueden correr un mayor riesgo de acumular un exceso de grasa corporal”.
Esta investigadora subraya que hacen falta más trabajos para comprender por qué sucede esto, “pero nuestros hallazgos sugieren que los enfoques para abordar el peso y la composición corporal deben comenzar muy temprano, particularmente en niñas nacidas de madres con sobrepeso y obesidad”.
Este equipo de científicos midió la grasa corporal y el músculo en 240 niños (de 9 años o menos) y sus padres en la primera infancia. Utilizaron estos datos para determinar el índice de masa corporal (IMC) y ver si la cantidad de grasa corporal y músculo del niño estaban relacionados con los de sus padres.
Descubrieron que las niñas tenían un IMC y una masa grasa similares a los de sus madres, lo que sugiere que las niñas nacidas de madres que tienen obesidad o tienen una masa grasa alta tienen un alto riesgo de desarrollar también obesidad o sobrepeso. Los investigadores no encontraron la misma asociación entre los niños y sus madres o entre las niñas o los niños y sus padres.