Veinte minutos de ejercicio diario a los 70 evitan enfermedades cardíacas en la vejez
El aumento de los niveles de actividad física, así como el mantenimiento de un estilo de vida activo a lo largo del tiempo, se asociaron con menores riesgos de enfermedad cardiovascular y muerte tanto en hombres como en mujeres. Foto: karlyukav/freepik

Unos 20 minutos de ejercicio diario, de moderado a vigoroso, entre los 70 y los 75 años, puede evitar enfermedades cardíacas importantes, entre ellas insuficiencia cardíaca, en la vejez tardía (más de 80 años), sugiere una investigación de científicos de la Universidad de Padua. Los hallazgos de este trabajo, coordinado por el doctor Claudio Barbiellini, aparecen hoy en Heart.

En un comentario editorial firmado por los profesores Enrico Fabris y Gianfranco Sinagra, de la Universidad de Trieste, explican que la actividad física ayuda a mejorar el flujo sanguíneo arterial y reducir su adherencia y, por tanto, la formación de coágulos de sangre.

Es bien sabido que la actividad física se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y una vida más larga, independientemente del género y el origen étnico. Sin embargo, son escasos los trabajos en los que se ha analizado únicamente si los resultados del ejercicio físico son como un escudo protector para la prevención de enfermedades y accidentes cerebrovasculares en la vejez.

Ahora, los autores de esta investigación se basaron en datos del Progetto Veneto Anziani (ProVA), un estudio de 3.099 italianos mayores 65 años. Las evaluaciones iniciales, que incluyeron un historial médico detallado, además de examen físico, exploraciones y varios análisis de sangre, se llevaron a cabo entre 1995 y 1997, con dos evaluaciones adicionales cuatro y siete años después.

Al comienzo del estudio, las mujeres tenían más probabilidades que los hombres de tener más de cuatro condiciones coexistentes, con una mayor prevalencia de osteoartritis, osteoporosis y enfermedad renal crónica. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la diabetes fueron más comunes entre los hombres.

Ejercicio diario

Como se detalla en el trabajo, los voluntarios completaron cuestionarios sobre sus niveles de actividad física en esos periodos de tiempo. La actividad física moderada incluía caminar, jugar a los bolos y pescar; mientras que la actividad física vigorosa incluía jardinería, ejercicios en el gimnasio, andar en bicicleta, bailar y nadar.

Se definieron como activos aquellos cuyo ejercicio físico diario totalizaba 20 o más minutos; aquellos que no llegaron a ese tiempo los catalogaron como inactivos. Los hombres eran más propensos a ser físicamente activos que las mujeres.

Los cambios en los patrones de actividad física se definieron como: estable-bajo (inactivo-inactivo); alto-decreciente (activo-inactivo); bajo-creciente (inactivo-activo); y estable-alto (activo-activo).

También se recopiló otra información de antecedentes potencialmente clave sobre los ingresos, nivel educativo, número de miembros de la familia, tabaquismo y la ingestión de alcohol.

Con estos datos, los investigadores llevaron a cabo un estudio de la salud de todos los participantes a través de la vinculación con los registros de alta hospitalaria y el certificado de defunción, hasta finales de diciembre de 2018. El análisis final incluyó a 2.754 participantes con datos completos, de los cuales 1.398 eran mujeres (60%).

Durante el período de seguimiento, se llevaron a cabo 1.037 nuevos diagnósticos de enfermedades cardíacas, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares. El aumento de los niveles de actividad física, así como el mantenimiento de un estilo de vida activo a lo largo del tiempo, se asociaron con menores riesgos de enfermedad cardiovascular y muerte tanto en hombres como en mujeres.

La mayor reducción en el riesgo se observó para los nuevos casos de enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca en la vejez tardía. Los científicos no constataron una asociación significativa entre la actividad física y accidente cerebrovascular (ictus).

Mayores beneficios del ejercicio diario a los 70 años

La mayoría de los voluntarios tenían patrones estables de actividad física activa a lo largo del tiempo, mientras que los patrones de actividad física alta estable se asociaron con un riesgo significativamente menor (52%) de enfermedad cardiovascular entre los varones, en comparación con aquellos con patrones bajos estables.

Los mayores beneficios se dieron a los 70 años. El riesgo fue solo marginalmente menor a la edad de 75 años y no menor a la edad de entre 80 y 85 años, lo que sugiere que mejorar la actividad física a una edad más temprana podría tener el mayor impacto.

También vieron una curva en forma de J para la duración del ejercicio, con la mayor reducción de enfermedades cardíacas e insuficiencia cardíaca asociada con un período de entre 20 y 40 minutos de actividad física moderada a vigorosa todos los días.

Si bien las asociaciones observadas fueron más fuertes entre los hombres, estos investigadores subrayan que “las mujeres que hacían más actividad física tenían tasas de incidencia consistentemente más bajas en la mayoría de los resultados cardiovasculares, a pesar de que la reducción del riesgo no alcanzó significación estadística, pero al considerar la mortalidad general, los riesgos fueron significativamente reducidos.»

Estudio observacional

Hay que tener en cuenta que se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa. Los investigadores reconocen que su trabajo se basó en el recuerdo de los participantes, que los niveles de actividad física se evaluaron subjetivamente y que no había datos disponibles sobre los niveles de actividad física en la mediana edad. Todo esto, lógicamente, podría haber influido en los perfiles de riesgo cardiovascular en la vejez.

Sin embargo, concluyen que los resultados “sugieren que las políticas de salud pública deberían estar dirigidas a promover o iniciar la actividad física en la edad media y avanzada de la vida, dada una probable mayor efectividad en la reducción de los riesgos cardiovasculares. Se deberían recomendar, al menos, 20 minutos de actividad física de moderada a vigorosa cada día, para lograr los mayores beneficios cardiovasculares”.

En este sentido, los profesores Fabris y Sinagra recuerdan que todavía no se conocen completamente los mecanismos moleculares por los que la actividad física puede disminuir el riesgo futuro de enfermedades cardiovasculares. Su efecto favorable puede explicarse simplemente -argumentan- por su capacidad de ralentizar el proceso de aterosclerosis a través de un mejor control de la presión arterial, el nivel de glucosa en sangre y el perfil de lípidos.

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