
Los pacientes con artritis reumatoide (AR) suelen seguir un tratamiento terapéutico con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME), a pesar de que cerca de la mitad no responden al tratamiento. Hasta ahora, no ha habido forma de saber si un paciente respondería eficazmente al tratamiento.
En un estudio dirigido por el profesor Jesmond Dalli, de la Universidad londinense Queen Mary, se explica el avance que ha logrado su equipo al diseñar y desarrollar innovadores biomarcadores que predicen la respuesta del paciente a los FARME.
El trabajo, publicado hoy en Nature Communications, demuestra que al medir los niveles de moléculas pequeñas, producidas a partir de ácidos grasos esenciales en la sangre de un paciente, que participan en la regulación de la inflamación, las predicciones pueden indicar la capacidad de un individuo para responder a estos medicamentos. Estas pequeñas moléculas se conocen con el nombre de mediadores proresolución especializados.
Como recuerda el profesor Dalli, en la actualidad una gran proporción de pacientes con artritis reumatoide no responden a los FARME y, por lo tanto, están innecesariamente expuestos a sus efectos secundarios. Además, pueden transcurrir hasta seis meses desde el inicio del tratamiento para que el especialista pueda determinar si el paciente responderá o no a estos medicamentos.
En este sentido, subraya que, para los pacientes que no responden a estos medicamentos, la enfermedad empeora antes de que puedan encontrar un nuevo tratamiento que tenga más probabilidades de funcionar.
Capacidad de respuesta a fármacos antirreumáticos
En el estudio, se detalla que la investigación se llevó a cabo utilizando sangre de pacientes con artritis reumatoide que respondieron y no respondieron al tratamiento. La sangre se extrajo antes del inicio del tratamiento o seis meses después de que comenzara.
Seguidamente, el equipo del profesor Dalli midió los niveles de moléculas protectoras, utilizando metodologías basadas en espectrometría de masas que, junto con herramientas de Inteligencia Artificial, les permitieron identificar moléculas que pueden predecir las respuestas al tratamiento.
En las conclusiones de este estudio, se recomienda medir los niveles en sangre del grupo mediador identificado para predecir la capacidad de respuesta de los pacientes con artritis reumatoide al tratamiento con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad.
Este equipo de científicos trabaja ya en el protocolo de un estudio más amplio, para evaluar si estos hallazgos iniciales se pueden aplicar a un grupo de pacientes mayor.
Como detallan desde el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Músculoesqueléticas y de la Piel de Estados Unidos, la artritis reumatoide es una enfermedad crónica que afecta sobre todo a las articulaciones de las muñecas, las manos, los pies, la columna vertebral, las rodillas y la mandíbula. Causa inflamación en las articulaciones, lo que origina: dolor, hinchazón, rigidez y pérdida de funciones.
Se trata de un trastorno autoinmunitario porque el sistema inmune ataca los tejidos sanos de las articulaciones. Por lo general, el sistema inmunitario ayuda a proteger al organismo de infecciones y enfermedades.
Cansancio inusual y fiebre esporádica
En este sentido, la artritis reumatoide puede originar, a quien la padece, un cansancio inusual, con la aparición de fiebres esporádicas y pérdida del apetito. El objetivo del tratamiento terapéutico es ayudar a aliviar el dolor, reducir la inflamación y la hinchazón; prevenir, retrasar o detener el daño en las articulaciones y los órganos. En definitiva, ayudar a que estos pacientes puedan participar en sus actividades diarias.
Finalmente, hay que recordar que las enfermedades reumáticas autoinmunes, entre las que se encuentra la artritis reumatoide, las espondiloartritis asociadas al marcador genético HLA-B27 (espondilitis anquilosante, artritis psoriásica, etc.), el síndrome de Sjögren o el lupus eritematoso sistémico, constituyen un grupo cuya importancia radica no solo en su complejo desarrollo patogénico sino que el comienzo suele producirse en personas jóvenes.
El estudio de la Universidad Queen Mary se financió gracias al Consejo Europeo de Investigación, así como por Wellcome Trust, la Royal Society, Versus Arthritis y Barts Charity.