
Expertos estadounidenses del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson identificaron una pequeña proteína en el veneno del escorpión, que se acumula rápidamente en el cartílago articular, y la vincularon con esteroides para revertir la inflamación en ratas con artritis.
Los investigadores encontraron que los medicamentos se concentraban en las articulaciones, evitando potencialmente las toxicidades en todo el cuerpo y los riesgos de infección causados por el tratamiento convencional con esteroides.
El doctor James Olson, investigador principal de este estudio publicado en Science Translational Medicine, recuerda que para las personas con artritis multiarticular, los efectos secundarios del control de la enfermedad “pueden ser tan graves o peores que la enfermedad misma. A los esteroides les gusta ir a todas partes del cuerpo, excepto donde más se necesitan. Esta es una estrategia para mejorar el alivio de la artritis con efectos secundarios sistémicos mínimos”.
Este investigador destaca que para aplicar este hallazgo en personas todavía tendrá que transcurrir un tiempo, aunque “es una prueba de concepto prometedora”, matiza.
Péptidos optimizados del veneno del escorpión
Olson estudia la naturaleza para descubrir y desarrollar nuevos medicamentos. El último trabajo -según dice- surgió tras varios años de investigar lo que llama optides, abreviatura de péptidos optimizados. Estas pequeñas proteínas se derivan de organismos naturales como escorpiones, serpientes, violetas y girasoles.

“Pensé que estos péptidos que están en venenos o toxinas podrían tener una biodistribución realmente única en los cuerpos humanos. Si los están usando para la depredación, necesitan llegar a ciertos lugares rápidamente”, recuerda.
Hace más de una década, el doctor Olson descubrió una mini proteína que se encuentra en el escorpión, que puede unirse a las células cancerosas pero no a las sanas. En 2010, fue cofundador de la empresa Blaze Bioscience.
El objetivo de esta compañía era desarrollar un tinte experimental llamado Tumor Paint BLZ-100, sintetizado de una versión especial y brillante de una proteína del escorpión.
Ahora se prueba como herramienta para que los neurocirujanos iluminen con precisión tumores cerebrales difíciles de ver.
Moléculas para cruzar la barrera hematoencefálica
Hace cuatro años, Olson y su equipo examinaron docenas de péptidos derivados de escorpiones y arañas. Estaban buscando otras moléculas que también pudieran cruzar la barrera hematoencefálica.
Es una tarea extremadamente difícil, ya que la barrera protectora está diseñada para mantener casi todo fuera del cerebro. Cuando un péptido parecía acumularse y permanecer en el cartílago, se dieron cuenta instantáneamente de que podría ser un tratamiento para la artritis.
Tras descubrir la miniproteína, Olson recurrió a los científicos del Centro de Diseño Molecular y Terapéutica del Fred Hutchinson Cancer Center.
Pasaron varios años desarrollando una forma de vincularlo con los fármacos. El equipo inicialmente emparejó su péptido con un esteroide llamado dexametasona. Pero descubrieron que pequeñas cantidades de la droga se filtraron en el torrente sanguíneo de las ratas, causando los mismos efectos secundarios que pretendían eliminar.
El equipo terminó usando otro esteroide llamado acetónido de triamcinolona (TAA). Las pruebas en estos animales de laboratorio demostraron que era tan eficaz en el tratamiento de la inflamación como la dexametasona. Pero cuando el TAA entra en el torrente sanguíneo, se vuelve inactivo. Lo que se traduce en que no hay efectos secundarios detectables.
Veneno del escorpión en terapia con células CAR-T

Science Translational Medicine publicaba el mismo día otro estudio, también relacionado con el veneno del escorpión, de un equipo de investigadores de City of Hope, en el que desarrollan y prueban la primera terapia con células T del receptor de antígeno quimérico (CAR).
Utilizaron clorotoxina (CLTX), un componente del veneno de escorpión, para dirigir las células T a células tumorales cerebrales. La institución también abrió el primer ensayo clínico en humanos para usar la terapia.
Los CAR incorporan comúnmente una secuencia de anticuerpos monoclonales en su dominio de direccionamiento, lo que permite a las células CAR-T reconocer los antígenos y matar las células tumorales.
Por el contrario, el CLTX-CAR utiliza una secuencia de péptidos de 36 aminoácidos, primero aislada del veneno del escorpión, y ahora diseñada para servir como dominio de reconocimiento de CAR.
Como se sabe, el glioblastoma (GBM) es el tipo más común de tumor cerebral. Es particularmente difícil de tratar porque se disemina por todo el cerebro.