Sebastián: “Si no hay rebrote, la recuperación económica será en forma de V”
Expertos en Economía debaten 'online' sobre los efectos económicos a largo plazo del COVID-19 en la Fundación Areces. Imagen: Fundación Areces

“La recuperación económica será en forma de V, con una segunda pata de la V quizá más prolongada”, asegura Miguel Sebastián, profesor de Economía de la Universidad Complutense de Madrid y ex ministro de Industria, Turismo y Comercio.

Los analistas económicos hablan ya de tres escenarios posibles para la recuperación económica tras la pandemia en forma de V, U o L.

En V haría referencia a un parón brusco de la economía cuyo regreso a la normalidad se produce rápidamente. En la U, los indicadores económicos tardarían más tiempo en llegar a los niveles a los que se encontraban antes de la recesión. Mientras que la forma de L indicaría una recesión pronunciada con recuperación muy lenta.

A pesar de que tanto el FMI como el Banco de España o el Gobierno están dando una tasa de crecimiento más baja en 2021 que la caída de 2020 (lo que significa que no ven la recuperación), “si no hay una recaída, en 2021 podríamos recuperar la caída del PIB de 2019. No veo motivos para retrasar esa recuperación”, ha afirmado el ex ministro en un coloquio online para abordar Los efectos económicos a largo plazo del Covid-19, celebrado por la Fundación Areces.

El ex ministro socialista valora “positivamente” las medidas aprobadas por el Gobierno “por su flexibilidad” y por añadirse “según van siendo necesarias”, aunque sigue viendo “demasiada burocracia para ponerlas en marcha”.

“Si teníamos un problema de liquidez, creo que bastaba con soluciones de liquidez. No hacía falta entrar en fórmulas de equity. Hoy por hoy sigo pensando que no ha habido un problema de solvencia de las empresas, porque el tejido productivo venía produciendo, con sus más y sus menos. El problema es que se le ha forzado a cerrar”, continúa.

Papel del Banco Central Europeo en la recuperación económica

Para Miguel Sebastián, en estos momentos nos enfrentamos a un doble shock, un choque de oferta y demanda conjunto. “Creo que se contrarrestan el uno con el otro -opina-. En esta crisis no va a haber tensiones inflacionistas ni deflacionistas”.

Según explica Ángel de la Fuente, director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) y otro de los participantes en el coloquio, el Banco Central Europeo en esta crisis está comprando mucha deuda “que ya veremos luego cómo digiere –apunta-. De alguna manera, acabará también perdonándose o acumulándose una parte importante”.

Para este experto, sería interesante avanzar así hacia un tesoro europeo común. “Podría convertirse en una herramienta muy buena para todos, pero es complicado. Las decisiones políticas en la UE, con cada Estado tirando para su lado, lo impiden. Quizá en esta situación aprendamos algo y seamos capaces de avanzar más rápido”, añade.

En este sentido, Miguel Sebastián se muestra favorable a dotar de nuevas herramientas al Banco Central Europeo para casos excepcionales como el actual, “para que financie directamente el gasto público y rompamos el tabú de que nunca jamás se puede financiar el gasto público”, afirma.

Sobre las medidas adoptadas en el conjunto de la Unión Europea, el director de FEDEA reconoce que “si no hubiera existido la UE, estaríamos mucho peor de lo que estamos”.

La ayuda europea es lo que nos va a permitir capear el temporal más o menos bien. Es verdad que la UE no está siendo tan solidaria como nos hubiera gustado, pero también entiendo la lógica de algunos de estos países porque antes de la pandemia nosotros veníamos gastando más de la cuenta, con déficits muy altos y teníamos que haber hecho un esfuerzo mayor”, se lamenta De la Fuente.

¿Hacia la desglobalización?

Por su parte, José García Montalvo, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra, que ha ejercido de moderador en el coloquio celebrado por la Fundación Areces, pone sobre la mesa la nueva tendencia hacia la desglobalización, a romper algunas de las cadenas de valor internacionales que existían antes de la pandemia para evitar que estos shocks se repitan en el futuro.

Para el catedrático “eso podría favorecer una cierta presión en los costes, porque dejaremos de producir allí donde los costes son más baratos y llevaremos la producción hacia zonas donde los costes son más altos, o tendremos que pagar un seguro contra pandemias o tendremos que deslocalizar viendo que existe una ventaja de coste laboral, pero que también hay un coste asociado a que se rompan las cadenas a la mitad. Esto desde el punto de vista de la oferta sí podría generar cierta presión…”

En esta línea, el máximo responsable de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada considera que “sería más sensato tener reservas estratégicas que no empeñarnos en producir respiradores si los nuestros son mucho peores y más caros que los chinos o los alemanes”.

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