
El riesgo físico por eventos relacionados con el clima extremo sigue sin contabilizarse en los mercados financieros. Sin un mejor conocimiento del riesgo, el inversor promedio de energía solo puede esperar que el próximo evento extremo no desencadene una corrección repentina, según las conclusiones de una nueva investigación de la Universidad de California, en Davis.
Paul Griffin, profesor de contabilidad en la UC Davis y miembro de este equipo de investigadores, vaticina que “si el mercado no hace un mejor trabajo de contabilidad para el clima, podríamos tener una recesión, algo que nunca hemos visto antes”.
El mensaje principal de este estudio, publicado en Nature Energy, es que hay demasiado riesgo sin precio en el mercado de la energía. Precisamente y como recuerda el profesor Griffin, «el riesgo sin precio fue la causa principal de la Gran Recesión entre 2007 y 2008″.
“En este momento -añade-, las compañías de energía asumen gran parte de ese riesgo. El mercado necesita evaluar mejor y tener en cuenta el riesgo de clima extremo en los precios de los valores. Por ejemplo, las altas temperaturas excesivas, como las experimentadas en EE UU y Europa el verano pasado, pueden ser mortales. No solo afectan a la agricultura, perjudican la salud humana y obstaculizan el crecimiento económico, sino que también pueden abrumar y cerrar grandes partes de la entrega de energía, como lo hicieron en el norte de California cuando PG&E cerró la entrega durante incendios y condiciones climáticas que podrían desencadenar estos fuegos”.
Lentitud de inversores y administradores de activos
El clima extremo también puede amenazar otros servicios, como el suministro de agua y el transporte que, a su vez, afecta a empresas, familias, ciudades y regiones enteras, a veces de forma permanente. Todas estas situaciones tensan la economía.
El profesor Griffin asegura que, a pesar de estos riesgos obvios, los inversores y los administradores de activos “han sido notablemente lentos para conectar el riesgo climático físico con las valoraciones del mercado de la compañía. La pérdida de la propiedad es lo que ocupa todos los titulares, pero ¿cómo están lidiando las empresas? Las amenazas a las empresas podrían perturbar todo el sistema económico”.
Las ubicaciones climáticamente vulnerables también influyen en el riesgo para los mercados energéticos. En EE UU, la refinación de petróleo se encuentra en la costa del Golfo, un área expuesta al aumento del nivel del mar y tormentas intensas.
Las refinerías de petróleo en Benicia y Richmond, en el norte de California, puede estar expuestas a inundaciones costeras. La infraestructura de transmisión de las compañías de energía se encuentra en áreas áridas, lo que aumenta el riesgo de daños, como la destrucción de los recientes incendios forestales en California. Además, no está claro si habrá seguro disponible para cubrir dichos riesgos. A esos riesgos hay que añadir, según Griffin, “litigios, sanciones e, incluso, la pérdida de negocios”.
El riesgo climático de clima extremo es difícil de predecir
El riesgo de litigios climáticos ya incluidos en las reservas de energía (después de, recordemos, un prolongado caso judicial de ExxonMobil en la década de los años noventa) “resultaría insuficiente”, para este investigador. En resumen, el riesgo climático de clima extremo es difícil de predecir.
En opinión de Griffin, “si bien los modelos de riesgo climático patentados pueden ayudar a algunas empresas y organizaciones a comprender mejor las condiciones futuras atribuibles al cambio climático, el riesgo climático extremo sigue siendo muy problemático desde el punto de vista de la estimación del riesgo. Ello se debe a que con el cambio climático, los patrones del pasado no son una guía para el futuro, ya sea un año, cinco o 20”.