
Reducir la grasa visceral es el auténtico objetivo de la pérdida de peso. Bajo este principio, investigadores de Israel han demostrado que, siguiendo una dieta mediterránea rica en polifenoles, se consigue disminuir el doble de grasa visceral que con la clásica dieta mediterránea. Y, frente a la dieta saludable, es posible disminuir hasta un 10% de la grasa visceral.
Estas son las principales conclusiones de un estudio que aparece en BMC Medicine y que ha llevado a cabo un equipo multidisciplinar de investigadores israelíes de la Universidad Ben Gurion, en Beer-Sheva, en el desierto del Neguev.
En este ensayo clínico randomizado y controlado, dirigido por Iris Shai, también profesora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (EE UU) y de la Universidad de Leipzig (Alemania), participaron 294 voluntarios durante 18 meses.
El mismo equipo ha demostrado en estudios anteriores que la dieta verde mediterránea (MED) tiene una variedad de efectos saludables que van desde el microbioma hasta las enfermedades degenerativas relacionadas con la edad.
En este ensayo se ha demostrado que MED reduce significativamente el tejido adiposo visceral, un tipo de grasa alrededor de los órganos internos que es mucho más peligrosa que la adicional alrededor de la cintura.
La compararon con la dieta mediterránea tradicional y con una dieta saludable, bajo el paraguas del ensayo DIRECT PLUS. Un análisis posterior concluye que la MED redujo la grasa visceral en un 14 %, la dieta tradicional un 7 % y la dieta saludable en 4,5 %.
Grasa visceral
La profesora Sahi hace hincapié en que la disminución de grasa visceral se considera el verdadero objetivo de la pérdida de peso, ya que es un indicador más importante que el peso de una persona o la circunferencia de su cintura. La grasa visceral se acumula con el tiempo entre los órganos y produce hormonas y efectos secundarios relacionados con la aparición de enfermedades cardíacas, diabetes, demencia e, incluso, muerte prematura.
El equipo de investigación del ensayo DIRECT PLUS fue el primero en introducir el concepto de dieta verde mediterránea. Esta MED modificada está más enriquecida con polifenoles dietéticos y tiene menos carne roja/procesada que la dieta mediterránea tradicional.
Además de una ingesta diaria de nueces (28 gramos), los voluntarios de este estudio israelí consumieron entre 3 y 4 tazas de té verde al día y 100 gramos (cubos congelados) de batido verde de lentejas de agua al día. La lenteja de agua de la planta verde acuática tiene un alto contenido de proteína biodisponible, hierro, vitamina B12, vitaminas, minerales y polifenoles.
Como reflexiona la profesora Shai, «un estilo de vida saludable es una base sólida para cualquier programa de pérdida de peso. Aprendimos de los resultados de nuestro experimento que la calidad de los alimentos no es menos importante que el número de calorías consumidas. El objetivo actual es comprender los mecanismos de varios nutrientes, por ejemplo, los positivos como los polifenoles y los negativos como los carbohidratos vacíos y la carne roja procesada, sobre el ritmo de diferenciación de las células grasas y su agregación en las vísceras”.
A propósito de los polifenoles
Por su parte, la doctora Hila Zelicha de la Universidad Ben Gurion y miembro del equipo, en el que también han colaborado investigadores alemanes, estadounidenses e italianos, asegura que “una disminución del 14% en la grasa visceral es un logro espectacular para hacer cambios simples en la dieta y estilo de vida. La pérdida de peso es un objetivo importante solo si se acompaña de resultados impresionantes en la reducción del tejido adiposo».
En 2015, la profesora Shai dirigió un trabajo publicado en Annals of Internal Medicine cuya conclusión principal fue que una copa de vino tinto todas las noches puede ayudar a las personas con diabetes tipo 2 a controlar su colesterol y salud cardíaca. Además, tanto el vino tinto como el blanco pueden mejorar el control del azúcar, según el perfil genético del metabolismo del alcohol.
En Nutrición hospitalaria, en 2012, M. Quiñones y A. Aleixandre, del departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, junto con M. Miguel, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación, escribían que, en la naturaleza, existe una amplia variedad de compuestos que presentan una estructura molecular caracterizada por la presencia de uno o varios anillos fenólicos.
Estos compuestos -añaden- se pueden denominar polifenoles. Se originan principalmente en las plantas, que los sintetizan en gran cantidad, como producto de su cambio secundario. Algunos son indispensables para las funciones fisiológicas vegetales. Otros, participantes en funciones de defensa ante situaciones de estrés y estímulos diversos (hídrico, luminoso, etc.).
Existen varias clases y subclases de polifenoles que se definen en función del número de anillos fenólicos que poseen y de los elementos estructurales que presentan estos anillos. Los principales grupos de polifenoles son: ácidos fenólicos (derivados del ácido hidroxibenzoico o del ácido hidroxicinámico), estilbenos, lignanos, alcoholes fenólicos y flavonoides.