El área endémica del virus de Lassa puede expandirse dramáticamente en las próximas décadas, según los resultados de un innovador estudio. El cambio climático podría hacer que la mortal fiebre de Lassa sea un grave problema de salud pública en el continente africano.
En el estudio que difunde Nature Communications, Raphaëlle Klitting y Simon Dellicour, de Scripp Research y la Universidad de Bruselas, respectivamente, explican que analizaron décadas de datos ambientales asociados con los brotes del virus Lassa (temperatura, precipitaciones y presencia de áreas de pastizales) como factores clave que contribuyen a la transmisión viral.
Como recuerdan en su trabajo -cuyos datos de origen utilizados están disponibles-, la de Lassa es una fiebre hemorrágica viral grave causada por un virus zoonótico que se transmite repetidamente a los humanos desde sus reservorios de roedores.
Actualmente, se desconoce cómo los cambios en el clima y el uso de la tierra podrían afectar el área endémica de este virus, actualmente limitada a partes de África occidental.
Al explorar los datos ambientales asociados con la aparición del virus utilizando modelos de nichos ecológicos, estos científicos demuestran cómo la temperatura, la precipitación y la presencia de pastos determinan la idoneidad ecológica para la circulación del virus.
Sobre la base de las proyecciones del clima, el uso de la tierra y los cambios demográficos, encontraron que las regiones de África Central y Oriental probablemente se volverán apropiadas para el virus Lassa en las próximas décadas y estiman que la población total vive en condiciones ecológicas aptas para la circulación del virus Lassa, que puede aumentar drásticamente para el año 2070.
Fiebre de Lassa, una de las enfermedades de mayor riesgo para la salud pública, según la OMS
Junto con otras infecciones víricas que han cobrado protagonismo en los últimos años, la fiebre de Lassa está catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las enfermedades de mayor riesgo para la salud pública.
Se trata de una fiebre hemorrágica viral con tasas de letalidad variables pero generalmente altas para las cuales -según estos investigadores- se carece de contramedidas eficaces.
Si bien se estima que el 80% de las infecciones son leves o asintomáticas, los casos restantes son más graves, con signos y síntomas que pueden incluir hemorragia en la boca y el intestino, presión arterial baja y pérdida auditiva potencialmente permanente. La tasa de mortalidad de los pacientes hospitalizados es generalmente alta, llegando a veces al 80%.
Actualmente no existe una vacuna aprobada para prevenir la infección de Lassa. Aunque varios candidatos han mostrado resultados prometedores durante los estudios preclínicos, solo uno (INO-4500) ha progresado a ensayos clínicos (ahora en fase 1B).
En cuanto al tratamiento terapéutico, el único fármaco antiviral disponible es el análogo de nucleósido ribavirina que, en opinión de estos investigadores “suele ser ineficaz”.
Hasta la fecha, los casos diagnosticados de infección por virus Lassa se han notificado principalmente en África occidental, incluyendo Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona. Si bien estos países parecen constituir los puntos críticos más endémicos, la subnotificación local podría sesgar potencialmente este panorama general.
Nigeria, en particular, ha sido testigo de un aumento significativo de la incidencia en los últimos años y ha confirmado más de 1.000 casos en 2020. En este sentido, Benin, Ghana, Costa de Marfil, Malí y Togo, también han informado infecciones, lo que sugiere que la verdadera cordillera de Lassa puede abarcar una parte considerable de África Occidental.
Transmisión del virus Lassa
Como se indica líneas arriba, esta fiebre hemorrágica está causada por el virus Lassa, que pertenece a la familia Arenaviridae (género Mammarenavirus). En general, los científicos creen que las infecciones humanas ocurren a través del contacto directo o la exposición a los excrementos de Mastomys natalensis infectados, aunque aún no se ha establecido formalmente el principal mecanismo de transmisión.
Los roedores M. natalensis a menudo viven en estrecho contacto con las comunidades humanas y se consideran el principal reservorio del virus. Los autores de este estudio destacan también que, si bien este agente patógeno solo puede propagarse donde está presente su reservorio, el rango de M. natalensis se extiende más allá del virus Lassa y abarca la mayor parte del África subsahariana.
Llegados a este punto, los investigadores de Scripps y de la Universidad de Bruselas subrayan que, aunque se conoce el principal reservorio animal del virus de Lassa, se propaga solo en algunas áreas, no en todas, donde estos animales están presentes. Así las cosas, es posible que los factores ambientales también ayuden a determinar si puede ocurrir una transmisión viral significativa y dónde.
En el estudio, los investigadores desarrollaron un modelo de nicho ecológico de transmisión del virus Lassa, utilizando datos sobre las condiciones ambientales en sitios de propagación conocida.
Combinando el modelo con proyecciones de cambios climáticos y de uso de la tierra en África en las próximas décadas, así como el rango conocido de la rata M. natalensis, los investigadores estimaron las áreas de África que podrían soportar la transmisión del virus Lassa actualmente y en el futuro (años 2030, 2050 y 2070).
Las áreas actuales proyectadas correspondían a zonas endémicas conocidas en África Occidental, pero las estimaciones para décadas futuras sugirieron una gran expansión dentro y más allá de África Occidental.
Impacto del cambio climático
En este sentido, Klitting destaca que “descubrimos que varias regiones probablemente se volverán ecológicamente adecuadas para la propagación del virus en África Central, como Camerún y la República Democrática del Congo e, incluso, en África Oriental, en Uganda”.
Actualmente, la población de África está experimentando un rápido crecimiento; por lo tanto, los investigadores consideraron las proyecciones de este crecimiento de la población para las áreas de circulación actual y futura potencial del virus Lassa. Descubrieron que la cantidad de personas potencialmente expuestas podría aumentar de, aproximadamente, 92 millones en la actualidad a 453 millones para el año 2050 y 700 millones para el año 2070; esto es, un aumento de más del 600%.
Como se detalla en el estudio, los autores examinaron la dinámica de la propagación del virus Lassa utilizando datos de genomas virales secuenciados muestreados en varios lugares de África occidental.
Si bien descubrieron que la dispersión del virus parecía ser lenta, concluyen que, a menos que la dinámica de transmisión cambie drásticamente en la nueva situación donde circula el virus, su propagación a nuevas áreas ecológicamente adecuadas en las próximas décadas también puede ser lenta.
Finalmente, Dellicour hace hincapié en que “con el cambio climático en curso y el impacto cada vez mayor de las actividades humanas en el medio ambiente, se necesitan más estudios exhaustivos de la ecología y la propagación de enfermedades zoonóticas y transmitidas por vectores, para anticipar posibles cambios futuros en su distribución, así como su impacto en la salud pública”.
En la financiación de este estudio figuran los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, Unión Europea, Wellcome Trust, Ministerio Federal de Salud de Alemania, Programa de Protección de la Salud Global, Fundación Alemana de Investigación, Fundación de Investigación de Flandes y el Fonds National de la Recherche Scientifique, de Bélgica.