
Conscientes de que el riesgo cero no existe, un equipo de científicos ha dado un importante paso para frenar la infección del virus Lassa. Han identificado una proteína de este agente patógeno como diana farmacológica. En un laboratorio de alta seguridad biológica están probando la eficacia de un medicamento experimental contra el cáncer que, según parece, hace mella en ese agente patógeno.
En un estudio experimental, que aparece en Proceedings of the National Academy of Sciences, se recuerda que la fiebre de Lassa es una enfermedad viral demasiado común en África Occidental. Puede tener una tasa de mortalidad del 15% en casos graves, hasta el 90% en mujeres embarazadas, y causa sordera en una cuarta parte de los sobrevivientes.
De momento, no se ha conseguido una vacuna profiláctica o terapéutica, ni tampoco un fármaco antiviral que sea eficaz.
En las conclusiones de este trabajo, en el que ha participado el español Juan Carlos de la Torre, profesor de Inmunología y Microbiología en Scripps Research, destacan que han demostrado que la proteína polimerasa del virus Lassa impulsa la infección al aprovechar una molécula en huéspedes humanos.
Jingru Fang, primer autor del estudio, señala que este virus codifica solo cuatro proteínas virales. Una de ellas, la polimerasa -añade- dirige el proceso de replicación del genoma del virus y la expresión génica para producir los materiales que necesita para propagarse a nuevas células huésped. Si se puede detener la polimerasa del virus, es posible frenar el proceso infeccioso.
Fang, De la Torre y Erica Ollman, máxima responsable de Saphire Laboratories, diseñaron la estrategia del proceso bioquímico para marcar con una etiqueta enzimática a la polimerasa del virus Lassa. Después, con espectrometría de masas identificaron las proteínas huésped que interactúan con esa molécula.
Lassa y Ébola
En este punto y con muestras de virus Lassa vivo, el equipo del profesor Alexander Bukreyev, de la Universidad de Texas, en un laboratorio de alta seguridad, clasificó cuáles de esas proteínas son importantes para que actúe el agente patógeno. Así, demostraron que GSPT1 puede facilitar el proceso infeccioso.
Aunque en este estudio se descubrieron por primera vez interacciones moleculares entre la polimerasa del virus Lassa y las proteínas celulares, es la segunda ocasión en la que la proteína huésped GSPT1 se relaciona con la infección por virus.
El primero fue un trabajo que, el pasado mes de marzo, difundió Cell Reports. En él, demuestran el secuestro de GSPT1 por parte de la polimerasa, en las infecciones por el virus del Ébola.
De La Torre, Fang y Erica Ollmann también dirigieron ese equipo interdisciplinar de investigadores. Fang cree que si encontraran la forma de interrumpir el vínculo entre GSPT1 y la polimerasa del virus Lassa, “o si simplemente pudiéramos eliminar la proteína GSPT1, podríamos detener la infección”, apunta.
Ahora, el equipo de Scripps y Saphire ha encontrado un candidato a fármaco conocido por las siglas CC-90009, que se ha demostrado que destruye las proteínas GSPT1. Actualmente y en ensayos clínicos, se está analizando su eficacia contra leucemia mieloide aguda.
No obstante, estos investigadores matizan que trasladar estos avances a la práctica clínica llevara un tiempo. El siguiente paso es confirmar, en modelos animales, que CC-90009 es capaz de inhibir la replicación de los virus Lassa y Ébola.
Infectados asintomáticos de virus Lassa
Como explican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque la fiebre de Lassa se describió por primera vez en los años cincuenta del siglo pasado, el virus que la causa no se identificó hasta 1969. Se trata de un virus con ácido ribonucleico (RNA) monocatenario perteneciente a la familia Arenaviridae.
Aproximadamente, el 80% de las personas infectadas por el virus de Lassa son asintomáticas. Una de cada cinco infecciones produce enfermedad grave, con afectación de varios órganos, como el hígado, bazo y riñones.
La fiebre de Lassa es una enfermedad zoonótica, lo cual significa que el ser humano se infecta por contacto con animales infectados. Los animales reservorios del virus de Lassa son roedores del género Mastomys. Estas ratas infectadas por el virus de Lassa no enferman, pero eliminan el virus en la orina y las heces.
Como el curso clínico de la enfermedad es muy variable, la detección de los pacientes afectados ha sido difícil. Sin embargo, cuando se confirma la presencia de la enfermedad en una comunidad, el aislamiento rápido de los casos, las buenas prácticas de protección y control de infecciones y el rastreo riguroso de los contactos pueden detener los brotes.
La fiebre de Lassa es endémica en Benin (donde se diagnosticó por vez primera en noviembre de 2014), Guinea, Ghana (diagnosticada por primera vez en octubre de 2011), Liberia, Mali (diagnosticada por primera vez en febrero de 2009), Sierra Leona y Nigeria. La OMS cree que probablemente también exista en otros países de África Occidental.