![celulas-gliales Nuevos hallazgos explican el funcionamiento del segundo cerebro](https://biotechmagazineandnews.com/wp-content/uploads/2021/10/celulas-gliales-696x464.jpg)
El hallazgo de un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad estatal de Michigan, en el sentido de que las personas tenemos un segundo cerebro en el intestino, más concretamente en el sistema nervioso entérico de este órgano, se traducirá en un futuro próximo en tratamientos terapéuticos más eficaces para el síndrome del intestino irritable, entre otros trastornos.
Como reconocen en su trabajo que aparece en Proceedings, órgano oficial de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, la mayoría de la gente desconoce que tienen este segundo cerebro en sus entrañas.
El profesor Brian Gulbransen, primer autor de este estudio que trabaja en el Departamento de Fisiología de ese campus estadounidense, matiza que el sistema nervioso entérico del intestino humano, en sí mismo, está lleno de hechos sorprendentes.
Este descubrimiento da carta de naturaleza al dicho popular de que las decisiones no deben tomarse con la barriga. Sino con el cerebro, el que está en la cabeza.
Este importante hito biomédico complementa a aquel trabajo que llevaron a cabo hace algunos años investigadores de la Universidad escocesa de Dundee, publicado en Psychonomic Bulletin & Review, aunque hay que dejar claro que entonces solo participaron 50 voluntarios. En las conclusiones de aquel estudio, dirigido por Ben Vincent, se dice que el hambre altera de una forma significativa cualquier tipo de decisión.
Ahora, Gulbransen y su equipo de la Universidad de Michigan explica que el sistema nervioso entérico es notablemente independiente: los intestinos podrían realizar muchas de sus tareas habituales, incluso si de alguna manera se desconectaran del sistema nervioso central.
Extensa red de neuronas y glías recubren nuestros intestinos
Y la cantidad de células especializadas del sistema nervioso -esto es, neuronas y glía que viven en nuestros intestinos- equivale, aproximadamente, al número que se encuentra en el cerebro de un gato. “Es como este segundo cerebro en nuestro intestino. Es una extensa red de neuronas y glías que recubren nuestros intestinos”, según este científico.
Las neuronas son el tipo de célula más familiar y es bien sabido que conducen las señales eléctricas del sistema nervioso. Las glías, por otro lado, no son eléctricamente activas, lo que ha hecho que sea más difícil para los investigadores descifrar lo que hacen estas células. Una de las principales teorías era que las células gliales brindan apoyo, aunque pasivo, a las neuronas.
El profesor Gulbransen y su equipo han demostrado ahora que las células gliales desempeñan un papel mucho más activo en el sistema nervioso entérico. “Pensando en este segundo cerebro como un ordenador -explica-, la glía son los chips que trabajan en la periferia. Son una parte activa de la red de señalización, pero no como las neuronas. La glía está modulando o modificando la señal”.
En el lenguaje informático, la glía serían las puertas lógicas. O, para una metáfora más musical, la glía no lleva las notas intepretadas en una guitarra eléctrica, son los pedales y amplificadores que modulan el tono y el volumen de esas notas.
‘Segundo cerebro’ y trastornos intestinales
Este estudio ha creado una imagen más completa, aunque más complicada, de cómo funciona el sistema nervioso entérico. Y, en consecuencia, también crea nuevas oportunidades para tratar potencialmente los trastornos intestinales.
«Este es un objetivo para más adelante, pero ahora podemos comenzar a preguntarnos si hay una manera de apuntar a un tipo específico o conjunto de glía y cambiar su función de alguna manera”, reflexiona Gulbransen para, a continuación, destacar que algunas empresas farmacéuticas “ya se han interesado en esto”.
En este sentido, hay que recordar que al inicio de 2021 el equipo del profesor Gulbransen descubrió que la glía podría abrir nuevas formas de ayudar a tratar el síndrome del intestino irritable.
La glía también podría estar involucrada en disfunciones, entre ellas, los trastornos de la motilidad intestinal, como el estreñimiento, o la pseudoobstrucción intestinal crónica. “Ahora no hay una causa conocida. Algunas personas desarrollan lo que parece una obstrucción en el intestino, solo que no hay obstrucción física. Tan solo una parte de su intestino deja de funcionar”, subraya Gulbransen.