![torre-de-babel Los idiomas describen las emociones de forma distinta](https://biotechmagazineandnews.com/wp-content/uploads/2019/12/torre-de-babel-696x464.jpg)
La palabra somalí para miedo es cabsi; en tagalo, takot; en islandés, ótti…. ¿Estas traducciones comunican la misma experiencia humana? Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, junto con científicos alemanes del Instituto Max Planck y de la Royal Society de Nueva Zelanda, estudiaron idiomas de todo el mundo y descubrieron que la forma en que las personas conceptualizamos emociones como la ira, el miedo, la alegría y la tristeza puede diferir entre hablantes de diferentes idiomas.
El estudio que aparece hoy en Science es el más grande de su clase, e incluye datos de unas 2.500 lenguas. Joshua Conrad Jackson, autor principal del mismo, y Kristen Lindquist, profesora de Neurociencia que ha participado en este ambicioso trabajo, explican que para abordar este tema construyeron y analizaron grandes redes de colexificación utilizando una muestra global de idiomas.
La colexificación ocurre cuando una palabra tiene más de un significado en un idioma. La mayoría de las veces, las colexificaciones significan que los hablantes de una lengua ven dos conceptos como similares. Por ejemplo, los usuarios de ruso usan la palabra ruka para describir tanto la mano como el brazo.
En este estudio, los investigadores se preguntaron si los idiomas colexificaban las emociones y, de ser así, qué emociones se consideraban similares y distintas.
Descubrieron que los idiomas describen las emociones de manera diferente en todo el mundo. Por ejemplo, algunos idiomas ven el dolor como algo similar al miedo y la ansiedad, mientras que otros lo interpretan como parecido al arrepentimiento. El equipo también descubrió que la forma en que las culturas expresan las emociones está vinculada a la geografía.
Todos los idiomas distinguen entre emociones agradables y desagradables
Los grupos de idiomas situados más cerca uno del otro comparten visiones más similares de emoción, en comparación con los grupos de idiomas lejanos.
«Esta diferencia es probable debido al contacto histórico y las comunicaciones entre los grupos cercanos, lo que ha llevado a una mayor comprensión compartida de las emociones», explica Jackson.
Independientemente de la geografía, todos los idiomas distinguen las emociones principalmente en función de si son agradables o desagradables de experimentar, y si implican niveles bajos o altos de excitación.
Por ejemplo, pocos idiomas ven la emoción de tristeza de baja excitación como similar a la emoción de ira de alta excitación, y también son escasos los que interpretan la emoción agradable de felicidad como similar a la emoción desagradable de arrepentimiento.
En opinión de estos investigadores, esto sugiere que hay elementos universales de la experiencia emocional que pueden provenir de la evolución biológica. “En una muestra tan diversa, me sorprendió ver cómo los lenguajes universales distinguían las emociones agradables de las emociones desagradables”, reconoce Jackson.
Además de estos hallazgos, el estudio demuestra cómo las colexificaciones pueden ilustrar asociaciones semánticas en diferentes culturas.
Así, la profesora Lindquist asegura que “estas grandes redes asociativas no solo nos ayudarán a estudiar cómo los humanos damos sentido a diferentes conceptos, sino que también pueden arrojar luz sobre las diferencias culturales en esta creación de significado”.