Nueva generación de vacunas para coronavirus y gripe
En esta imagen se pueden apreciar, en tres dimensiones, los virus respiratorios más peligrosos. Imagen: NIAID

Anthony Fauci y dos de sus colaboradores más cercanos cuando estaba al frente del NIAID de Estados Unidos examinan los desafíos que han impedido el desarrollo de vacunas de nueva generación eficaces para virus respiratorios, que se replican rápidamente en el epitelio y se transmiten velozmente. Entre ellos, el coronavirus SARS-CoV-2, que causa Covid-19, el virus respiratorio sincitial (RSV) y los de la gripe. En Cell Host & Microbe aparece el estudio original de Anthony Fauci, Jeffery K. Taubenberger y David M. Morens.

Anthony Fauci cuando estaba al frente del NIAID de Estados Unidos. Foto: NIAID

A diferencia de los virus que causan el sarampión, las paperas y la rubéola, para los que la vacunación o la recuperación de la enfermedad ofrece protección durante décadas contra futuras infecciones, los de la gripe, el virus respiratorio sincitial (RSV), el SARS-CoV-2 y el del resfriado común comparten varias características que les permiten causar reinfecciones repetidas.

Todos ellos incluyen períodos de incubación muy cortos, transmisión rápida de huésped a huésped y replicación en la mucosa nasal en lugar de en todo el cuerpo.

Esta última característica, la replicación no sistémica, significa que estos virus no estimulan toda la fuerza de la respuesta inmunitaria adaptativa, que normalmente tarda una semana o más en desarrollarse.

Una próxima generación de vacunas mejoradas para los virus que se replican en las mucosas “requerirá avances en la comprensión en varios frentes”, dicen los autores de este estudio.

Por ejemplo, se debe aprender más sobre las interacciones entre los virus de la gripe, los coronavirus y el RSV y los componentes de la respuesta inmunitaria que operan en gran parte o exclusivamente en el sistema respiratorio superior.

Tolerancia inmunológica

Con el tiempo, estas interacciones han evolucionado y llevado a la «tolerancia inmunológica», en la que el huésped humano aguanta infecciones transitorias y limitadas por virus que, generalmente, no son letales, para evitar las consecuencias destructivas de un ataque total al sistema inmunitario.

Fauci, Taubenberger y Morens recomiendan que, cuando sea factible, la inmunización de las mucosas parece ser una ruta óptima de vacunación para los virus de interés. Sin embargo, para desarrollar vacunas mucosas útiles, se deben llenar importantes vacíos de conocimiento, incluida la búsqueda de formulaciones de preparados ideales; determinar el tamaño de la dosis, la frecuencia y el momento, sin olvidar el desarrollo de técnicas para superar la tolerancia inmunológica.

Una de las conclusiones más relevantes de estos investigadores es que “debemos hacer vacunas de próxima generación que obtengan protección inmunológica contra los virus que sobreviven en las poblaciones humanas, debido a su capacidad para permanecer significativamente fuera del alcance protector total de la inmunidad humana innata y adaptativa”.

En este trabajo, recuerdan que los virus respiratorios endémicos, como el respiratorio sincitial (RSV) y los parainfluenzavirus, cobran muchas vidas adicionales, y virus respiratorios previamente no reconocidos, como el SARS-CoV-2, han surgido inesperadamente.

El SARS-CoV-2, hasta ahora, ha matado a más de 6,7 millones de personas en todo el mundo. “La frecuencia cada vez mayor de la aparición de tales virus respiratorios pandémicos puede ser una característica clave de una nueva era pandémica, obligándonos a considerar de nuevo el estado de la vacunología de virus respiratorios”, matizan.

En esta documentada revisión, que llama la atención tanto en la forma como en el fondo, Fauci y sus colaboradores reconocen que poco ha cambiado con las vacunas contra la gripe desde 1957, cuando se administraron por primera vez en los programas nacionales de vacunación de EE UU.

Vacunas de nueva generación

“A lo largo de los años, las vacunas contra la gripe -añaden- nunca han podido obtener una inmunidad protectora duradera contra las cepas del virus estacional, ni siquiera contra las cepas no derivadas. Si bien las vacunas actuales reducen el riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte hasta cierto punto, su efectividad contra la infección clínicamente aparente es decididamente subóptima, oscilando entre el 14% y el 60% en las últimas 15 temporadas de gripe. Además, la duración de la inmunidad provocada por la vacuna se mide solo en meses”.

Dicen también que, a partir de 2022, después de más de 60 años de experiencia con las vacunas contra la gripe, “se han observado muy pocas mejoras en la prevención de infecciones por vacunas. Como se señaló hace décadas, y sigue siendo cierto hoy en día, las tasas de efectividad de nuestras vacunas contra la gripe mejor aprobadas serían inadecuadas para obtener la licencia para la mayoría de las otras enfermedades prevenibles por vacunación”.

Abundando más en ello, estos investigadores aseguran que “aún no han dado como resultado vacunas protectoras generales de próxima generación, aunque una gran cantidad de vacunas experimentales se encuentran en desarrollo preclínico o clínico temprano”.

Debido a que el sistema inmunitario pulmonar es semiautónomo, puede ser difícil que las vacunas administradas sistémicamente o administradas en las vías respiratorias superiores diseñadas para prevenir infecciones prevengan adicionalmente la infección pulmonar si la infección de las vías respiratorias superiores se propaga a los pulmones.

“Un desafío clave para las vacunas de próxima generación es determinar si serán útiles las de talla única o las dirigidas a grupos de riesgo clave. Es inevitable que varios grupos humanos de riesgo puedan requerir diferentes vacunas o formulaciones de vacunas”, concluyen.

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