
En este continuo movimiento de informaciones que arrojan luz, día a día, sobre la biología molecular del SARS-CoV-2, que causa Covid-19, generalmente desordenadas por la inmediatez con la que se transmiten a los investigadores de todo el mundo sin que existan barreras, destaca la labor de Laura VanBlargan, investigadora estadounidense que ha identificado un anticuerpo con alta protección contra una amplia gama de variantes de este agente patógeno.
Otro equipo de investigadores, también norteamericanos, aseguran que la respuesta inmunitaria a Covid-19 puede ser proporcional a la gravedad y duración de la enfermedad; esto es, pacientes con casos graves o duraderos de Covid-19 tienen más probabilidades de tener niveles altos de un anticuerpo para luchar contra futuras infecciones.
La doctora Laura VanBlargan, de la Universidad de Washington en St. Louis, señala en su trabajo que aparece en Immunity que el SARS-CoV-2 actual no es el mismo que infectó por primera vez a centenares de miles de personas en diciembre de 2019.
Muchas de las variantes que circulan ahora son parcialmente resistentes a algunas de las terapias basadas en anticuerpos, que se desarrollaron a partir del virus original. A medida que la pandemia continúe, surgirán inevitablemente más variantes y el problema de la resistencia solo aumentará.
En la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis, han identificado un anticuerpo que es altamente protector en dosis bajas contra una amplia gama de variantes virales de SARS-CoV-2.
Además, este anticuerpo se adhiere a una parte del virus que difiere poco entre las variantes, lo que significa que es poco probable que surja resistencia en este punto. Este hallazgo allana el camino hacia el desarrollo de nuevas terapias basadas en anticuerpos que tienen menos probabilidades de perder su potencia, a medida que el virus muta.
Anticuerpo ampliamente neutralizante contra SARS-CoV-2
El profesor Michael S. Diamond, miembro de este equipo, opina que “los anticuerpos actuales pueden funcionar contra algunas, pero no contra todas las variantes. Es probable que el virus continúe evolucionando con el tiempo. Tener anticuerpos ampliamente neutralizantes y efectivos que actúen individualmente y se puedan emparejar para hacer nuevas combinaciones, probablemente evitará la resistencia”.
Como ya conocen los científicos, el SARS-CoV-2 contiene pequeñas proteínas en forma de picos. Durante el proceso infectivo, estas proteínas se unen a los receptores de las células de la persona infectada. Empieza así un complicado pero rápido proceso en el que el nuevo coronavirus libera parte de su material genético en el interior de las células sanas. Así empieza a propagarse por el organismo.
Numerosas variantes han adquirido mutaciones en sus genes de pico que les permiten evadir algunos anticuerpos generados contra la cepa original, lo que socava la eficacia de las terapias basadas en anticuerpos.
Para encontrar tipos de anticuerpo neutralizantes que funcionen contra una amplia gama de variantes de SARS-CoV-2, los investigadores comenzaron inmunizando animales de laboratorio con una parte clave de la proteína de pico conocida como dominio de unión al receptor. Luego, extrajeron las células productoras de anticuerpos y obtuvieron 43 anticuerpos de ellas, que reconocieron ese dominio.
Anticuerpo efectivo frente a todas las variantes de SARS-CoV-2
De ellos, y tras una serie de pruebas adicionales más, seleccionaron el anticuerpo SARS2-38, que neutralizó fácilmente todas las variantes. Además, una versión humanizada de SARS2-38 protegió a los ratones contra la infección causada por dos variantes: kappa y un virus que contenía la proteína de pico de la variante beta.
La variante beta es notoriamente resistente a los anticuerpos, por lo que su incapacidad para resistir el SARS2-38 es particularmente notable, según estos investigadores.
En otro momento logaron identificar el lugar preciso en la proteína de punta reconocida por el anticuerpo y dos mutaciones en ese lugar que podrían, en principio, evitar que el anticuerpo funcione.
Sin embargo, estas mutaciones son extremadamente raras en el mundo real. Los investigadores buscaron en una base de datos de unas 800.000 secuencias de SARS-CoV-2 y encontraron mutaciones de escape en solo el 0,04% de ellas.
Como subraya el profesor Diamond, “este anticuerpo es altamente neutralizante, lo que significa que funciona muy bien en concentraciones bajas y también contra todas las variantes. Esa es una combinación inusual y muy deseable para un anticuerpo. Además, se une a un punto único en la proteína de pico, que no es el objetivo de otros anticuerpos en desarrollo. Es genial para la terapia combinada. Podríamos empezar a pensar en combinar este anticuerpo con otro que se una en otro lugar, para crear una terapia de combinación que sería muy difícil de resistir para el virus”.
Respuesta inmunitaria a SARS-CoV-2
En otro trabajo que aparece en The Journal of Infectious Disease, un equipo multidisciplinar de científicos de la Universidad de Rutgers, en New Jersey, concluyen que pacientes con Covid-19 grave o prolongado tienen más probabilidades de tener niveles altos de un anticuerpo importante necesario para luchar contra futuras infecciones.
El estudio fue parte del estudio Rutgers Corona Cohort, que siguió a un total 548 trabajadores sanitarios y a 283 de voluntarios que no trabajan en el área de la salud. El objetivo es, desde el inicio de la pandemia, comprender mejor los factores de riesgo, las respuestas de anticuerpos y los síntomas de la infección por SARS-CoV-2.
Encontraron que, en los seis meses posteriores al inicio del estudio, 93 de los 831 participantes (11%) dieron positivo al SARS-CoV-2 o a los anticuerpos. De esos 93, 24 presentaban síntomas graves y 14 eran asintomáticos.
Los trabajadores sanitarios tenían muchas más probabilidades de infectarse y desarrollar síntomas graves, y las enfermeras mostraban tasas de infección particularmente altas. Un tercio de los participantes infectados tuvo síntomas, como fatiga, dificultad para respirar y pérdida del gusto y el olfato que duraron, al menos, un mes. El 10% tenía síntomas que duraron al menos cuatro meses.
Gravedad de los síntomas e inmunidad
La mayoría de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 desarrollan anticuerpos contra el virus, pero las respuestas inmunitarias varían considerablemente y una minoría de las personas infectadas no produce anticuerpos detectables.
El estudio mostró que la mayoría de los participantes habían mantenido anticuerpos de inmunoglobulina G (IgG) hasta seis meses después de la infección, independientemente de la gravedad de los síntomas.
Sin embargo, la producción de anticuerpos varió según la gravedad de los síntomas: se encontró que el 96% de los participantes que tenían síntomas graves tenían IgG en comparación con el 89% de los participantes con síntomas leves a moderados y el 79% asintomáticos.
“Los cambios neurológicos, incluida la confusión mental y los problemas de memoria o visión, fueron poco frecuentes entre los participantes infectados, pero tendieron a durar muchos meses cuando ocurrieron”, explica el profesor Daniel B. Horton de Rutgers y miembro de este equipo.
Por último y en opinión de la profesora Emili S.Barret, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Rutgers, “es normal que los niveles de anticuerpos disminuyan con el tiempo. Sin embargo, los IgG ofrecen protección a largo plazo para ayudar al organismo a combatir la reinfección”.