
En 1998, la Generalitat Valenciana, a instancias del profesor Grisolía, puso en marcha el Alto Consejo Consultivo en Investigación, Desarrollo e Innovación. Un órgano único en el planeta que me consta es muy admirado por el profesor Steven Chu, premio Nobel de Física en 1997 y Secretario de Energía de Estados Unidos con Barak Obama.
Son un grupo de intelectuales que, altruistamente, asesoraran al gobierno valenciano sobre política científica y medidas a adoptar en temas de los que eran expertos.
Una cláusula de confidencialidad me impide dar detalles de su función durante estos casi 25 años, pero se debe a galardonados con el Premio Rey Jaime I en sus distintas modalidades que han aceptado la invitación de la Generalitat Valenciana. Incluye a figuras como Mateo Valero, Jaime Lamo de Espinosa, Avelino Corma, Mª José Alonso, Justo García de Yébenes, Ángela Nieto, Carlos Belmonte y muchos otros hasta más de un centenar de personalidades.
Habrá quienes pensarán que semejante combinación de químicos, médicos, economistas, físicos, abogados, ingenieros, empresarios, incluso arquitectos y médicos no puede arribar a buen puerto. Creo que se equivocan. Es un foro enormemente enriquecedor por una característica de todos los participantes: su increíble curiosidad y deseo de aprender.
Ello los ha dotado de una humanidad profunda, que deja huella en quienes hemos disfrutado de sus interacciones y relaciones y nos hace sentirlos inmortales. Nunca podremos olvidarlos.
Es el caso del profesor Juan Velarde Fuertes, economista que, como los genios del Renacimiento, era un intelectual y sabio en muchas materias, incluso científicas. Siempre con la constante aseveración optimista de que la ciencia ayudaría a mejorar la calidad de vida y subsanar muchos de los problemas analizados.
Además de un profundo conocedor de la historia de España y de las cuentas de nuestro país, escuchaba con atención los problemas de los sanitarios, los de la producción agroalimentaria, los derivados del cambio climático y muchos otros, donde siempre sus aportaciones fueron respetuosas con el conocimiento de los expertos y, al mismo tiempo, muy apreciadas por todos.
El profesor Velarde Fuertes, con 95 años, fue el primero en organizar un homenaje tras la muerte del profesor Santiago Grisolía, en Avilés, el pasado mes de agosto durante la clausura de un curso sobre Nutrición y Envejecimiento, dirigido por el doctor Leocadio Rodríguez Mañas, la doctora Olga Laosa y la doctora Beatriz Rodríguez.
Un curso en el que, como indicó el profesor Velarde, Don Santiago hubiera tenido mucho que decir y nos hubiera servido de ejemplo. En él intervinieron el profesor Benigno Pendás, actual presidente de los Cursos de La Granda, el mismo profesor Velarde, quien recordó los más de 30 veranos compartidos con los profesores Severo Ochoa y Grisolía en unos cursos donde se convivía y se reflexionaba, y el profesor José Viña Ribes, catedrático de Fisiología en la Universidad de Valencia y amigo desde su niñez, como su hermano, del profesor Grisolía.
Don Juan y Don Santiago eran amigos de muchísimos años: organizaron cursos y debates de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, los cursos de Verano de La Granda, los de El Escorial y posiblemente de otras universidades.
Don Juan era Premio Rey Jaime I desde 1996, junto a Mercedes Ruiz Moreno, José Luis Rubio y Ginés Morata.
Velarde, junto a Don Enrique Fuentes Quintana y Don Teodoro López-Cuesta, crearon la Fundación que organiza los cursos de La Granda, a los que, desde el primer año, acudió Don Severo Ochoa, con sus discípulos y amigos Grande-Covián y Grisolía. Aunque una vez Don Juan me contó que el año antes él había organizado ya unos cursos de verano para una Universidad en Andalucía.
Esos inmortales se están yendo, quizá cansados de tener que tirar de las nuevas generaciones para que continuemos su labor. Pero no morirán en nuestro recuerdo. Del profesor Velarde Fuertes recuerdo reuniones con el profesor Segovia de Arana para analizar, desde diversas perspectivas, el futuro de la Sanidad Española.
Y recuerdo que, hace más de 15 años, ellos y Don Santiago ya afirmaron la necesidad de implementar las plazas de médicos generales para atender una población cada vez más anciana. O la atención con que Don Juan participó en una reunión sobre Biodiversidad, también celebrada en La Granda, en que intervenían los profesores Rubio Delgado, Rafael Jiménez Díaz y Fernández Rubio.
Toda una vida de docente y discípulo
El curso de Cambio Climático y sus consecuencias, con el Prof. Baldasano y Doña Asunción Calleja, el Prof. Grisolía y el Dr. Urchueguía. O el fabuloso curso que organizamos sobre Evolución, con la presencia del Prof. García Novo y el Prof. Enrique Cerdá Olmedo.
O el de vacunas, que contó con la Presencia del Dr. Harald zur Hausen, Premio Nobel de Medicina en 2008, y su esposa, la Dra. Ethel de Villiers, y la Dra. Mercedes Ruiz Moreno.
En todos ellos, el profesor Velarde colaboró en la redacción de las conclusiones de los cursos, escribió artículos con un profundo conocimiento de los temas y nos cautivó a todos con su humanidad y la acogedora bienvenida de toda su familia, su esposa, Doña Alicia Valiente, siempre encantadora y elegante, su hija Paloma, tan inteligente como sus padres y con una profunda vena artística que le permite hacer maravillosos retratos, y los niños, esos niños encantadores y educadísimos a los que tuve el privilegio de ver crecer.
La Ciencia no es privilegio de ningún grupo ni profesión, ni tiene fronteras. El profesor Juan Velarde nos lo demostró durante toda su apasionada vida de docente y discípulo.