Vinculan el ruido del tráfico con tinnitus
El tinnitus es una afección muy común que se caracteriza por sentir un sonido de timbre u otros ruidos en uno o ambos oídos. Foto: Freepik

Hay una correlación cierta entre el ruido del tráfico y el riesgo de desarrollar tinnitus, según un equipo de científicos de la Universidad del Sur de Dinamarca, tras analizar datos de 3,5 millones de daneses. Además, aseguran que es un círculo vicioso, en el que tienen protagonismo el estrés y trastornos del sueño como causa potencial.

Con este nuevo estudio que difunde Environmental Health Perspectives, Dinamarca se sitúa en primer lugar a la hora de estudiar los riesgos de tinnitus, una afección muy común que se caracteriza por sentir un sonido de timbre u otros ruidos en uno o ambos oídos.

Diversas investigaciones han demostrado desde hace años que el tinnitus lo causa generalmente una afección subyacente, como la pérdida auditiva relacionada con la edad, una lesión del oído o un trastorno del aparato circulatorio.

Como explican desde Mayo Clinic, para muchas personas, el tinnitus mejora con el tratamiento de la causa subyacente o con otros que reducen o tapan el ruido, lo que hace que se perciba menos.

En Europa, más de 100 millones de personas se exponen al ruido del transporte por encima del umbral de la Directiva de Ruido Ambiental de 55 decibelios (dB). El ruido se define como un sonido no deseado que suele ser desagradable y/o perturbador para el oyente.

Se cree que la exposición al ruido del transporte es perjudicial para la salud humana a través de reacciones de estrés con activación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, seguido de niveles elevados de hormonas del estrés. Además, la exposición al ruido nocturno puede afectar la calidad y la duración del sueño, que son cruciales para la restauración fisiológica y mental.

Efectos del ruido en la salud

En el preámbulo de este estudio danés, se recuerda que tras una extensa revisión de los efectos del ruido del transporte en la salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que existe evidencia de alta calidad de una asociación entre el ruido del tráfico rodado y las cardiopatías isquémicas.

Desde la revisión de la OMS, varios estudios observacionales han proporcionado evidencia que sugiere que el ruido del tráfico rodado también es un factor de riesgo de diabetes, accidente cerebrovascular y mortalidad cardiovascular.

A pesar del conocimiento emergente, el alcance de los impactos en la salud del ruido del transporte aún no está claro; por ejemplo, la OMS declaró en 2018 que faltaban estudios que investigaran el ruido del transporte y los resultados relacionados con la audición, como el tinnitus, a pesar de que estos se consideran resultados críticos para el desarrollo de pautas sobre los efectos del ruido en la salud.

Los estudios epidemiológicos en todo el mundo han informado que la prevalencia del tinnitus oscila entre el 5 % y el 43 %. Sin embargo, no existe un criterio estándar para su diagnóstico y la heterogeneidad de la enfermedad en términos de gravedad e impacto es sustancial. Aunque muchas personas pueden acostumbrarse a él, otras se ven gravemente afectadas por el trastorno incluso después de buscar tratamiento médico.

La pérdida de audición y otras condiciones otológicas que afectan el oído medio son los principales factores de riesgo para el tinnitus. Sin embargo, aunque el daño coclear suele ser su origen, se cree que el sistema nervioso central juega un papel importante en el inicio y la persistencia del trastorno.

Estrés y tinnitus

El tinnitus se considera un factor estresante per se, lo que lleva a una mayor activación fisiológica y angustia psicológica. Sin embargo, varios estudios también sugieren un mecanismo inverso, donde las situaciones estresantes y los trastornos del sueño preceden a la aparición del tinnitus y contribuyen a la transición de síntomas leves a severos.

Dado que el estrés y la alteración del sueño son mecanismos clave propuestos detrás de los efectos nocivos del ruido, este grupo de científicos daneses planteó la hipótesis de que el ruido del transporte puede afectar el inicio y la gravedad del tinnitus.

Sin embargo, advierten que “según nuestro conocimiento, ningún estudio longitudinal ha investigado el efecto del ruido del transporte residencial sobre el tinnitus u otros resultados auditivos”.

Este estudio de cohortes a nivel nacional tuvo como objetivo investigar la asociación entre el tráfico rodado residencial y la exposición al ruido ferroviario, medido tanto en las fachadas menos expuestas como en las más expuestas, y el riesgo de tinnitus incidente. El estudio se basó en información a nivel individual sobre diagnósticos relacionados con la audición, historial de domicilio y factores socioeconómicos.

Los profesores Manuella Lech Cantuaria y Jesper Hvass Schmith, codirectores de este trabajo, encontraron más 40.000 casos de tinnitus. “Pudimos comprobar -afirman- que por cada 10 decibelios más de ruido en el hogar, el riesgo de desarrollar tinnitus aumenta en un 6%”.

Estos dos investigadores encontraron, en 2021, una correlación entre el ruido del tráfico y la aparición de demencia. Entonces analizaron datos de un total de 1.938.994 adultos de 60 años o más y hallaron casos incidentes de todas las causas y subtipos de demencia (enfermedad de Alzheimer, demencia vascular y relacionada con la enfermedad de Parkinson), identificados a partir de registros nacionales de prescripción y hospitales.

Posibles factores de confusión residuales

En una clara línea de transparencia, estos investigadores reconocen que su estudio presenta otras limitaciones. “La evaluación de la exposición -dicen- se limitó a las direcciones de los hogares y no consideró las medidas preventivas individuales relacionadas con, por ejemplo, la calidad de las ventanas y la disposición de los dormitorios, lo que dificultó la estimación de la exposición al ruido interior y otras fuentes de ruido (por ejemplo, de los vecinos, la vida comunitaria y las obras de construcción).También carecíamos de información detallada sobre la exposición al ruido ocupacional, como el tipo y la duración de la exposición, que es un factor de riesgo bien conocido para el tinnitus y potencialmente un factor de confusión en la vía exposición-enfermedad”.

En esta línea, subrayan también que, “a pesar de que nuestros modelos se ajustaron por estado ocupacional, no pudimos diferenciar las clases disponibles (es decir, cuello azul, cuello blanco de bajo y alto nivel, desempleados y jubilados) en diferentes funciones de trabajo, o capturar la imagen completa del historial de exposición actual y pasado. De manera similar, aunque utilizamos información socioeconómica detallada, medida por covariables individuales (por ejemplo, ingreso disponible y nivel educativo más alto alcanzado) y nivel de dirección, no podemos descartar posibles factores de confusión residuales”.

Terminan destacando que sus hallazgos se limitan a la población danesa, que representa características específicas relacionadas con el origen étnico, la genética y la presencia y distribución de varias fuentes de ruido. Por lo tanto, “nuestros hallazgos -concluyen- deben generalizarse con precaución y se necesitan más estudios para probar la consistencia de nuestros resultados en otros entornos de estudio, incluidas diferentes características de población y ubicaciones geográficas. No podemos descartar posibles factores de confusión residuales”.

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