
Los dos tests que han puesto a punto investigadores y clínicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota, en Minneapolis/St. Paul, pueden diferenciar entre variantes del nuevo coronavirus y múltiples virus, con tiempos de respuesta rápidos, gracias a la tecnología de ‘tijeras moleculares’.
La descripción de estas pruebas aparecen en Bioengineering. Su importancia y oportunidad viene dada por el hecho de que la distribución generalizada de las vacunas ya aprobadas no será una realidad hasta dentro de varios meses.
Hasta que esto suceda, la capacidad de diagnosticar Covid-19 de manera rápida y precisa es crucial para minimizar la pérdida de vidas y la propagación continua del virus.
Ambas pruebas utilizan la tecnología CRISPR/Cas9 de última generación. Utilizando reactivos comerciales, describen una metodología basada en Cas-9 para la detección de ácidos nucleicos, mediante ensayos de flujo lateral y generación de señales de fluorescencia.
La prueba de diagnóstico rápido que puede diferenciar entre las variantes de Covid-19 se puede realizar sin experiencia o equipo especializado. Utiliza tecnología similar a las pruebas de embarazo que están comercializadas y obtiene resultados en aproximadamente una hora.
El otro test, más sensible, permite a los investigadores analizar la misma muestra simultáneamente, midiendo la fluorescencia, para SARS-CoV-2, virus A y B de la gripe y virus respiratorio sincitial.
Estos agentes patógenos se manifiestan con síntomas similares, por lo que detectarlos y diferenciarlos agrega una nueva herramienta de diagnóstico para frenar la propagación de Covid-19.
Esta prueba también dura aproximadamente una hora en ofrecer resultados y se puede escalar fácilmente, por lo que se pueden realizar muchos más tests. El equipo necesario está presente en la mayoría de los laboratorios de diagnóstico así como en muchos laboratorios de investigación.
‘Tijeras moleculares’ contra coronavirus
El profesor Mark J. Osborn, de la Universidad de Minnesota y primer autor de este estudio, explica que “esta plataforma de pruebas puede ayudar a cerrar la brecha entre la inmunización y la inmunidad”.
Este estudio ha sido financiado, entre otros, por Collaborative Outcomes: Visionary Innovation & Discovery de la Facultad de Minnesota y el Fondo de Innovación de la Familia Chambers.
En 2012, el premio Nobel de Química se otorgó a la investigadora alemana Emmanuelle Charpentier y a la estadounidense Jennifer Doudna, por haber diseñado y desarrollado un método para editar el genoma. Estas dos científicas inventaron las tijeras moleculares CRISPR/Cas9, que tienen la capacidad de alterar con gran precisión el ácido desoxirribonucleico (ADN) de animales, plantas y microorganismos.
Aunque su utilización por los investigadores aún no está muy extendida, esta tecnología ya ha conseguido avances en la lucha contra el cáncer.
Ahora, Emmanuelle Charpentier dirige el Instituto Max Planck de Biología de la Infección en Berlín y Jennifer Doudna dicta clases de Bioquímica en la Universidad de California en San Francisco y trabaja como investigadora en uno de los Institutos Gladstone, concretamente en el nuevo Instituto de Inmunología Genómica que dirige Alexander Marson. La colaboración entre las dos científicas es cada vez mayor.