Investigadores británicos demuestran que la afantasía, término para definir la incapacidad de una persona para visualizar en la mente, es mucho mayor entre las personas que trabajan en empresas farmacéuticas y biotecnológicas, así como en las industrias tecnológicas, como es el caso del conocido científico Craig Venter.
También han demostrado que el fenómeno opuesto de las imágenes mentales particularmente vividas, conocido como hiperfantasía, es más común en las profesiones creativas.
El director de este equipo es Adam Zeman, profesor de Neurología Cognitiva y del Comportamiento en la Universidad de Exeter. Hace cinco años acuñó este término, como recuerda en su estudio publicado en Cortex.
Zeman explica que las imágenes visuales generalmente nos permiten ver elementos ausentes en el ojo de la mente. “Desempeña un papel en la memoria -añade-, el soñar despierto y la creatividad. Desde que acuñamos los términos afantasía e hiperfantasía para describir la ausencia y abundancia de imágenes visuales, nos han contactado miles de personas con habilidades de imágenes extremas”.
Entre estas personas figura el científico estadounidense Craig Venter. Zeman le define como un genetista de fama mundial. Hace tiempo que se dio cuenta de que tenía afantasia, pero se sintió satisfecho al encontrar un término que reflejara su experiencia.
La afantasía de Craig Venter
Venter, como ha reconocido, ha descubierto que la afantasía “ayuda enormemente a asimilar información compleja en nuevas ideas y enfoques. Al comprender los conceptos frente a la memorización de hechos, podría liderar equipos complejos y multidisciplinarios sin necesidad de conocer su nivel de detalle”.
“Descubrí -reconoce Craig Venter- que lo tenía cuando regresé a la universidad después de Vietnam. Me di cuenta de que competía en clases con mi esposa, que tenía una memoria fotográfica perfecta”.
En este estudio los científicos preguntaron a 2.000 personas con afantasía y a 200 con hiperfantasía sobre sus estudios universitarios, entre otros temas. También se lo pidieron a 200 participantes de control con intensidad de imágenes de rango medio que se reclutaron del estudio EXTEND, del biobanco Exeter.
Descubrieron que más del 20% de las personas que tenían poca o ninguna imagen visual trabajaban en ciencias, informática o matemáticas; mientras que más del 25% de las personas con imágenes visuales extremadamente fuertes trabajaban en artes, diseño, entretenimiento y otras industrias creativas.
Junto con los científicos de la Universidad de Exeter, en este trabajo han participado también investigadores de las universidades escocesas de Edimburgo y Heriot-Watt. Zerman informa que ha recibido financiación del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades de Gran Bretaña.
Sin embargo, en círculos científicos se comenta que Craig Venter, que ha acumulado una gran fortuna con su trabajo, también podría haber financiado este estudio.
Creador de Celera Genomics y de Human Longevity
Unas líneas obligadas sobre Craig Venter. Este investigador estadounidense desafió al consorcio público internacional integrado por 20 centros de investigación de gran prestigio de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón y China para secuenciar el genoma humano. Venter, con su empresa privada Celera Genomics, lo consiguió un poco antes.
Hace poco más de 17 años, en la tarde del 13 de abril de 2003, se hizo público que se había completado el desciframiento completo del libro de instrucciones del cuerpo humano.
Fue una excelente noticia para la comunidad científica porque se confirmó que el hombre tiene unos 30.000 genes, apenas el doble que la mosca del vinagre y un tercio más que un gusano.
Además, desde hace unos años, en la compañía Human Longevity Inc. (HLI), con sede en la localidad californiana de La Jolla, propiedad de Craig Venter, docenas de máquinas trabajan día y noche para secuenciar un genoma humano cada 15 minutos, aproximadamente. El coste de cada uno de ellos supera los 2.000 dólares.