Noventa y nueve voluntarios participaron en un ensayo clínico, en la Universidad de Michigan, en el que han demostrado la eficacia de la estimulación bisensorial en el tratamiento del tinnitus, también conocido en la jerga biomédica como acúfeno. Previamente, habían sido diagnosticados con tinnitus somático. Cerca del 70% de los pacientes tienen la forma somática.
Esta percepción de sonido que no tiene una fuente externa, por lo que otras personas no pueden escucharlo, es bastante frecuente y, según las estadísticas, afecta a entre el 10 y el 25 % de los adultos.
En un estudio que difunde JAMA Networks Open, se concluye que el tratamiento bisensorial cronometrado con precisión, usando estímulos y cronometraje desarrollados en un modelo animal validado, fue efectivo para adultos con tinnitus somático.
Matizan sus autores que “la reducción prolongada de los síntomas del tinnitus puede resultar del uso de una duración prolongada del tratamiento”.
Como ya se ha recogido en Biotech Magazine & News, el tinnitus se considera un factor estresante per se, lo que lleva a una mayor activación fisiológica y angustia psicológica. Sin embargo, varios estudios también sugieren un mecanismo inverso, en el que las situaciones estresantes y los trastornos del sueño preceden a su aparición y contribuyen a la transición de síntomas leves a severos.
La profesora Susan Shorte, emérita del Departamento de Otorrinolaringología de Michigan Medicine y de Fisiología e Ingeniería Biomédica en el mismo campus, dirigió este trabajo sobre cómo el cerebro procesa la información bisensorial y cómo se pueden aprovechar estos procesos para una estimulación personalizada para tratar el tinnitus.
A los 99 voluntarios se les dio un dispositivo portátil que se programaron para presentar el espectro de tinnitus personal de cada uno de ellos y se combinó con estimulación eléctrica para formar un estímulo bisensorial.
Reducción significativa de los síntomas en el 60%
A los participantes se les asigno aleatoriamente a uno de dos grupos. El primero recibió un tratamiento bisensorial o activo, mientras que al segundo se le sometió a un tratamiento de control o de sonido sólo.
Durante las primeras seis semanas, se instruyó a los participantes para que usaran sus dispositivos durante 30 minutos cada día. Las siguientes seis semanas les dieron a los participantes un descanso del uso diario, seguido de seis semanas más del tratamiento que no recibieron al comienzo del estudio.
La profesora Shore explica que cada semana, los participantes completaron el Índice Funcional de Tinnitus (TFI) y el Inventario de Discapacidad de Tinnitus (THI), que son cuestionarios que miden el impacto que tiene el acúfeno en la vida de las personas. A los participantes también se les evaluó el volumen del tinnitus durante este tiempo.
Este equipo de la Universidad de Michigan encontró que cuando los participantes recibieron el tratamiento bisensorial, reconocieron consistentemente una mejor calidad de vida, puntajes de discapacidad más bajos y reducciones significativas en el volumen del tinnitus. Sin embargo, estos efectos no se observaron al recibir estimulación de sólo sonido.
Además, más del 60 % de los voluntarios informó una reducción significativa de los síntomas del tinnitus después de las seis semanas de tratamiento activo, pero no del tratamiento de control.
Estas apreciaciones son consistentes con un estudio anterior, realizado por el equipo de la profesora Shore, que demostró que cuanto más tiempo recibieron los participantes un tratamiento activo, mayor fue la reducción de los síntomas de tinnitus.
En aras de la transparencia, dos de los autores reconocen que son cotitulares de patentes y cofundadores de la empresa que tiene la licencia para comercializar este dispositivo.
Susan Shore, un referente en tinnitus
Durante los últimos 10 años, el laboratorio de la profesora Shore ha estudiado las contribuciones de los sistemas multisensoriales al procesamiento auditivo. Así, descubrieron que las neuronas sensibles al tacto en el cerebro, que reciben información del rostro y la cabeza, envían proyecciones neuronales al sistema auditivo.
Estas proyecciones terminan en la primera parada del cerebro, el núcleo coclear, que recibe información directamente de la cóclea. Han demostrado que estas neuronas somatosensoriales pueden alterar la respuesta del núcleo coclear al sonido.
La profesora Shore recuerda que, después de la sordera, hay un fuerte aumento de las influencias somatosensoriales en el núcleo coclear, como si fuera una compensación por la pérdida de información de la cóclea. Un efecto secundario indeseable de estas entradas somatosensoriales, que son excitatorias, es el desarrollo de tinnitus.
El equipo de esta neurocientífica se centra ahora en la plasticidad sináptica, como mecanismo subyacente para explicar la naturaleza a largo plazo de estos cambios. Y parece que sientan las bases para tratamientos que incluyen estimulación específica y modelada que puede revertir el aumento de la excitación que contribuye al tinnitus.