
El consumo diario de refrescos azucarados se traduce entre los adolescentes en sobrepeso y obesidad, según los resultados de un innovador estudio de un equipo interdisciplinar de investigadores japoneses. Participaron más de 400.000 jóvenes de ambos sexos procedentes de un total de 107 países y regiones.
Las conclusiones de este trabajo, dirigido por Huan Hu, Ph.D., del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional en Kanagawa, en Japón, no pueden ser más demoledoras contra los fabricantes de bebidas refrescantes azucaradas. En las fuentes de datos utilizadas, “refresco se refiere a bebidas carbonatadas que normalmente contienen azúcar, incluidas, entre otras, marcas como Coca-Cola y Pepsi, así como bebidas carbonatadas sin marca con azúcar, según el contexto específico del país”, apuntan los investigadores.
En el estudio, que difunde JAMA Network Open, sus autores encontraron “una asociación positiva estadísticamente significativa” entre la prevalencia del consumo diario de refrescos y la de sobrepeso y obesidad entre los adolescentes en edad escolar en todos los países, así como que el consumo de refrescos representaba aproximadamente el 12% de la variación en el sobrepeso y la obesidad.
Junto con la evidencia de estudios de cohortes prospectivos y ensayos aleatorios, “nuestros hallazgos respaldan que la reducción del consumo de refrescos debe ser un enfoque prioritario para frenar la pandemia de sobrepeso y obesidad entre los adolescentes”, puntualizan.
Este estudio transversal utilizó datos de otros tres trabajos que incluyeron 107 países y regiones que participaron en Global School-Based Student Health Survey (2009-2017), European Health Behavior in School-Aged Children study (2017-2018), y el US Youth Risk Behavior Survey (2019).
Entre los 107 países y regiones, 65 eran de ingresos bajos y medios frente a 42 de ingresos altos, con un total de 405.528 adolescentes en edad escolar (edad media [DE], 14,2 [1,7] años; 196 147 [48,4%] hombres).
Refrescos y obesidad
La prevalencia de sobrepeso y obesidad entre estudiantes adolescentes varió del 3,3 % (IC 95 %, 2,6 a 4,1), en Camboya, al 64,0 % (IC 95 %, 57,0 a 71,6) en la isla Niue (Pacífico sur). Y la prevalencia de adolescentes que consumen refrescos una o más veces al día varió del 3,3 % (IC del 95 %, 2,9 a 3,7), en Islandia, al 79,6 % (IC del 95 %, 74,0 a 85,3) en Niue.
Hubo una correlación positiva entre la prevalencia de consumo diario de refrescos y la prevalencia de sobrepeso y obesidad (R, 0,44; P < .001). El análisis agrupado con datos a nivel individual también mostró una asociación estadísticamente significativa entre el consumo diario y el sobrepeso y la obesidad (consumo diario frente a consumo no diario), con una razón de probabilidad de 1,14 (IC del 95 %, 1,08 a 1,21).
En este trabajo se dice, entre otras cosas, que a partir de los datos disponibles en las tres encuestas mencionadas anteriormente y una revisión de la literatura sobre los factores de riesgo de la obesidad, las covariables incluyeron edad, sexo, consumo diario de frutas y de vegetales, actividad física, impuestos a los refrescos, grupos de ingresos del país definidos por el Banco Mundial y año de recopilación de datos.
El consumo diario de frutas y verduras se definió como comer frutas o verduras una o más veces al día. La actividad física se definió como estudiantes que estuvieron físicamente activos durante un total de, al menos, 60 minutos al día en cinco o más días durante los últimos siete días.
Los países que implementaron impuestos a los refrescos se identificaron a partir de una publicación anterior, y se consultó el sitio web del Banco Mundial para determinar los grupos de ingresos de cada país incluido.