
La hormona neurotensina acapara la atención de los especialistas en Endocrinología y Nutrición, tras conocerse los resultados de un innovador trabajo de científicos de la Universidad de Copenhague (Dinamarca). Han demostrado que una de sus cualidades es predecir si se puede mantener la pérdida de peso.
Este estudio, difundido por Metabolism, es una prueba de concepto; significa que se trata de la primera vez que se investiga esta hormona en relación con la pérdida de peso inducida por una dieta baja en calorías.
Esa hormona anorexigénica derivada del intestino aumenta después de la cirugía bariátrica, lo que puede contribuir a la pérdida de peso sostenida, según Signe Sørensen Torekov, autor principal del estudio.
Por el contrario, la pérdida de peso inducida por la dieta suele ir seguida de una recuperación de peso. Así, estos científicos investigaron si la pérdida de peso inducida por la dieta afecta los niveles de esa hormona circulantes en ratones y humanos, y predicen el cambio de peso corporal después de la pérdida de peso en humanos.
En este sentido, recuerdan que se ha demostrado que las pérdidas de peso entre el cinco y el 10 % previenen o retrasan el desarrollo de muchas comorbilidades relacionadas con la obesidad, incluida la diabetes tipo 2. Si bien los ensayos clínicos muestran que la pérdida de peso se puede lograr a través de intervenciones en el estilo de vida que involucran la restricción de la dieta, la mayoría de las personas recuperan el peso gradualmente si no se inicia un tratamiento de mantenimiento.
Efecto inhibidor del apetito de la neurotensina
En el estudio se dice que la cirugía bariátrica, aunque altamente invasiva, proporciona el mantenimiento de la pérdida de peso más eficiente. Sin embargo, recientemente se aprobó la farmacoterapia basada en incretinas, que conduce a una pérdida de peso casi similar.
El objetivo más difícil es mantener la pérdida de peso. De esto son muy conscientes los nutricionistas y endocrinos.
El profesor Signe Sørensen Torekov, del departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Copenhague, explica que inicialmente examinaron el efecto de la pérdida de peso en ratones obesos, “y llegamos a la conclusión de que conducía a una disminución de la cantidad de la hormona neurotensina. Posteriormente, en un estudio clínico encontramos que la pérdida de peso también se traducía en menos cantidad de neurotensina en humanos. Curiosamente, las personas que mantuvieron la pérdida de peso liberaron más neurotensina que aquellas que recuperaron”.
En su opinión, estos datos pueden ayudar a explicar “por qué algunas personas tienen más éxito que otras en mantener la pérdida de peso”.
Al igual que otras hormonas intestinales del apetito, los intestinos liberan neurotensina cuando comemos y la información se recopila en el cerebro, lo que determinará si debemos seguir comiendo o sentirnos llenos.
Los participantes en el estudio perdieron peso durante la dieta baja en calorías de ocho semanas. Los investigadores concluyen que las personas que perdieron aún más peso en el año siguiente a la dieta liberaron más neurotensina que las que aumentaron de peso después de completar la dieta.
“Es un resultado interesante. Se puede especular si las personas que vuelven a subir de peso simplemente carecen del efecto inhibidor del apetito que parece tener la neurotensina”, segúh Torekov.
El fracaso de la leptina
Siguiendo con el estudio, este investigador y su equipo saben que las personas que se han sometido a una cirugía bariátrica para perder peso liberan más neurotensina cuando comen. Fue esta idea la que les inspiró a estudiar el efecto de esta hormona en la pérdida de peso.
En esta línea, Joachim Holt, miembro del equipo danés, asegura que “otras hormonas intestinales, liberadas en mayores cantidades después de la cirugía para la obesidad, ayudan a explicar por qué pueden mantener la pérdida de peso, pero nadie había estudiado el papel de la neurotensina en relación con la pérdida de peso inducida por la dieta”.
“Otra cosa interesante sobre el estudio de estas hormonas del apetito es aprender cómo los humanos pueden responder al tratamiento potencial y especialmente a la combinación de varias hormonas del apetito para mantener la pérdida de peso”, puntualiza el profesor Signe Sørensen Torekov.
Cabe recordar que, hace años, cuando se descubrió que la leptina es una hormona clave en la regulación del peso, diversos grupos trataron de demostrar que si se incrementaba su cantidad en el organismo se traduciría en una pérdida de peso. Pero, como destaca este investigador, “resulta que los obesos son resistentes a la leptina, lo que significa que no responden con pérdida de peso a la hormona. No sabemos si esto también se aplica a la neurotensina. Así que todavía tenemos mucho trabajo por delante”.