Farmaindustria remitió la semana pasada al Ministerio de Sanidad sus aportaciones al Plan de Acción para fomentar la utilización de los medicamentos regulares del mercado en el SNS: medicamentos biosimilares y genéricos, en las que argumenta que, de ponerse en práctica lo planteado, supondrá un claro perjuicio para las inversiones en I+D y productivas del sector en España, en especial para las compañías nacionales y, “a la larga, generará un grave daño en un ámbito clave para el futuro como es la investigación biomédica”, opina.
La industria farmacéutica ofrece diálogo y diferentes vías “para mejorar la eficiencia sin causar un daño grave a las compañías innovadoras y, en particular, a las españolas”, apunta Farmaindustria.
Según la patronal, el documento parte de «premisas cuestionables que, sin aportar ventajas al paciente ni a la calidad del sistema sanitario, podrían generar desequilibrios entre compañías y perjudicar a las empresas que comercializan medicamentos originales».
“Una de ellas es partir de la idea de que los medicamentos genéricos habrían perdido cuota de mercado en los últimos años y que esta es inferior a la que existe en otros mercados europeos, cuando la realidad es que, por ley y dentro del sistema de precios de referencia, los medicamentos originales tienen la obligación de igualar su precio al del genérico, lo que se traduce en que un 82% del mercado está a precio de genérico, que es lo relevante a efectos del ahorro”, continúa Farmaindustria.
Farmaindustria propone trabajar con la Administración sobre genéricos para ganar en eficiencia
En lo que respecta a la generalización de la prescripción por principio activo prevista en el Plan, relegando la prescripción por marca a casos excepcionales, Farmaindustria desecha la propuesta alegando que el Plan no contempla algunas de las grandes ventajas de la prescripción por marca, como son que refuerza la adherencia al tratamiento, teniendo en cuenta que la mitad de los pacientes crónicos en España no cumple bien con su tratamiento; que evita errores en la toma de la medicación (mismo nombre, forma, color…), sobre todo en pacientes mayores, y que facilita la necesaria labor de farmacovigilancia, puesto que en caso de reacciones adversas permite identificar el fármaco concreto que pudo provocarla y no sólo el principio activo.
Asimismo, y entre otras cuestiones, en el documento de aportaciones al Plan se invita a la Administración sanitaria a realizar una evaluación más completa de las distintas opciones para reformar el sistema de precios de referencia, definiéndolas con precisión y valorando su impacto sobre el ahorro, el abastecimiento de medicamentos, los derechos de los pacientes y la estructura industrial, contemplando un sistema que incorpore la innovación incremental y dando viabilidad económica a los medicamentos susceptibles de desaparecer de la prestación.
La industria innovadora, en definitiva, propone trabajar con la Administración sanitaria con una visión más amplia para ganar en eficiencia, pero salvaguardando los derechos de los pacientes y la oportunidad que implica la inversión en el medicamento.