Científicos piden un cambio de modelo para evitar el contagio del SARS-CoV-2 en interiores
Científicos piden a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que amplíe las pautas de calidad del aire interior, para incluir patógenos transmitidos por el aire y que reconozca la necesidad de controlar los peligros de la transmisión aérea de las infecciones respiratorias. Imagen: bedneyimages/freepik

Seis meses después de que hiciera un llamamiento a la comunidad científica mundial y a los organismos internacionales pertinentes para que reconociesen el potencial de propagación por el aire de SARS-CoV-2, la profesora Lidia Morawska, de la Universidad Tecnológica de Queensland, en Brisbane (Australia), insiste ahora en que hay que cambiar el modelo para evitar el contagio en interiores del nuevo coronavirus.

“Hemos proporcionado pruebas sólidas de que la transmisión aérea propaga infecciones, por lo que debería haber estándares internacionales de ventilación que controlen los patógenos”, concluye ahora en un estudio que hoy publica Science, órgano oficial de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS).

La profesora Morawska, reconocida mundialmente como una de las mayores especialistas en calidad del aire, ha dirigido a un grupo de unos 40 investigadores de 14 países, que concluyen que hay que llevar a cabo un cambio de estándares en los requisitos de ventilación, a la misma escala que la transformación que se realizó en el siglo XIX, cuando las ciudades comenzaron a organizar suministros de agua potable y sistemas de alcantarillado centralizados.

“Necesitamos establecer -añade- los cimientos para asegurar que el aire en nuestros edificios esté limpio, con un recuento de patógenos significativamente reducido, contribuyendo a la salud de los ocupantes del inmueble, como hacemos con el agua que sale de nuestros grifos”.

Aire libre de SARS-CoV-2 en interiores

La reconocida profesora Lidia Morawska, experta en calidad del aire de QUT, lidera un llamamiento internacional para un ‘cambio de paradigma’ en la lucha contra patógenos transmitidos por el aire como SARS-CoV-2. Vídeo: QUT

En este sentido, Morawska opina que “los estándares obligatorios de ventilación de los edificios deben incluir un mayor flujo de aire, tasas de filtración y desinfección, así como monitores que permitan comprobar la calidad del aire. Deberíamos tener aire libre de virus como SARS-CoV-2 en los interiores”.

Esta investigadora reconoce que los esfuerzos de respuesta para combatir los virus transmitidos por el aire eran demasiado débiles, porque las infecciones transmitidas por el aire eran más difíciles de rastrear que los brotes inoculados por los alimentos o el agua.

La mayoría de los estándares mínimos de ventilación, al margen de los centros científicos y de atención biomédica, únicamente controlan el olor, los niveles de dióxido de carbono, la temperatura y la humedad.

En opinión de la profesora Morawska, los sistemas de ventilación también deben controlarse según la demanda, “para adaptarse a las diferentes ocupaciones de las habitaciones y las diferentes actividades y ritmos respiratorios, como hacer ejercicio en un gimnasio en lugar de sentarse en una sala de cine”.

Durante décadas, los arquitectos se centraron en el confort térmico, el control de olores, la calidad del aire percibida, el costo de inversión inicial y el consumo de energía, “mientras se descuidaba el control de infecciones”, matiza la profesora Morawska.

Pautas de calidad del aire en interiores

Los edificios consumen más de un tercio de la energía a nivel mundial, gran parte de la cual se gasta en calentar o enfriar el aire exterior cuando se lleva al interior. En opinión de estos especialistas, si bien los diseños de los edificios deben optimizar la calidad del ambiente interior en términos de salud y comodidad, también deben hacerlo de una manera energéticamente eficiente en el contexto del clima local y la contaminación del aire exterior.

También se debe exigir un amplio uso de monitores que muestren el estado de la calidad del aire interior, porque el público en general actualmente no tiene forma de conocer la condición de los espacios interiores que ocupan y comparten con los demás.

Esto no significa que la totalidad de los espacios interiores deban convertirse en una instalación de bioseguridad, “pero un edificio debe diseñarse y operarse de acuerdo con su propósito y las actividades que se llevan a cabo allí, de modo que el riesgo de infecciones transmitidas por el aire se mantenga por debajo de un nivel aceptable”, subraya la profesora Morawska.

Ahora, en el trabajo titulado A paradigm shift to combat indoor respiratory infection. Building ventilation systems must get much better, han participado cerca de 40 científicos de universidades y centros de investigación de Australia, Dinamarca, Estados Unidos, España, Gran Bretaña, China, Japón, Estonia, Finlandia, Singapur, Italia, Bélgica, Irlanda y Holanda.

Estos científicos, entre los que figura el español Javier Querol, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), piden a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que amplíe las pautas de calidad del aire en interiores, para incluir patógenos transmitidos por el aire, como SARS-CoV-2, y que reconozca la necesidad de controlar los peligros de la transmisión aérea de las infecciones respiratorias.

Llamamiento mundial en noviembre de 2020

En noviembre de 2020, en Clinical Infectious Diseases, la profesora Morawska, junto con un grupo de 239 expertos internacionales, publicó un documento sobre la necesidad de repensar los consejos populares sobre cómo se propaga Covid-19.

Esta investigadora realizó un llamamiento a la comunidad médica y a los organismos nacionales e internacionales pertinentes, para que reconociesen el potencial de propagación por el aire de Covid-19.

Ya entonces puntualizó que existe un potencial significativo de exposición por inhalación a virus en gotitas respiratorias microscópicas (microgotas) a distancias cortas y medianas (hasta varios metros, o escala de habitación). “Estamos abogando por el uso de medidas preventivas para mitigar esta ruta de transmisión aérea”, aseveraba.

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