
Las almendras dulces y comestibles que comemos en la actualidad están muy lejos de sus ancestros amargos silvestres, por una mutación puntual en los genes. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores españoles e italianos, liderados por Raquel Sánchez-Pérez, investigadora del Grupo de Mejora Genética de Frutales de CEBAS-CSIC, tras desvelar en Science el genoma completo de la almendra (Prunus amygdalus).

Se piensa que la domesticación inicial del almendro ocurrió en el Cercano Oriente en algún momento durante la primera mitad del Holoceno, una hipótesis apoyada por evidencia arqueológica temprana de la nuez, tanto en el antiguo Egipto como en Grecia.
Las especies de almendras silvestres acumulan cyanogenic glycoside amygdalin. Los científicos sugieren que su domesticación se logró mediante la selección de genotipos de granos comestibles y dulces que se originaron dentro de genotipos silvestres no comestibles.
El genoma de la almendra, interesante para la industria
Desde su domesticación inicial, la almendra se ha convertido en una de las especies más extendidas en la Tierra. Sin embargo, a pesar de la distribución y la importancia económica de la almendra, la comprensión detallada del genoma de la planta se había quedado atrás con respecto a las otras especies de la familia de las rosáceas.
En este trabajo publicado en el órgano oficial de la AAAS, los investigadores utilizaron la secuencia ensamblada para revelar las diferencias genéticas entre las almendras tóxicas y amargas y sus homólogas dulces. Así, descubrieron un conjunto de factores de transcripción asociados con genotipos de kernel dulce. Entre estos, se reveló que bHLH2 está involucrado con la regulación de la vía biosintética para la producción de la amigdalina, un compuesto tóxico. De acuerdo con los resultados, una mutación en bHLH2 impide la producción de amigdalina, dando lugar al genotipo de la almendra dulce, activamente seleccionado durante la domesticación.
La almendra es un fruto seco que aporta entre 576 y 626kcal/100g y es una buena fuente de fósforo, calcio y otros minerales como el hierro. Pertenece a la misma familia que la ciruela y el melocotón con el que tiene cierto parecido cuando todavía se encuentra en el árbol.