Los clínicos saben muy bien que las pautas más recientes para la prevención primaria recomiendan el uso de aspirina para personas de entre 40 y 70 años que tienen un mayor riesgo de sufrir un primer evento cardiovascular, pero no para los mayores de 70 años.
Sin embargo, los mayores de 70 tienen un riesgo cada vez mayor de eventos cardiovasculares. Se ha producido una considerable confusión con los resultados recientes de tres ensayos aleatorios a gran escala con ácido acetilsalicílico, en personas de alto riesgo. En uno de ellos, se demostró un resultado significativo, pero no fue así en los otros dos, posiblemente debido a una mala adherencia y seguimiento de los participantes.
Ahora, en un estudio publicado en American Journal of Medicine, investigadores del Colegio de Medicina Schmidt de la Florida Atlantic University así como de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y del Hospital Brigham and Women’s, sugieren a los médicos que deben hacer juicios clínicos individuales sobre la prescripción de aspirina caso por caso.
El doctor Charles H. Hennekens y el profesor Richard Doll, de la Florida Atlantic University, afirman, como autores principales de este estudio, que “todos los pacientes que sufren un ataque cardíaco agudo deben recibir 325 miligramos de aspirina regular de inmediato y diariamente a partir de entonces, para reducir su tasa de mortalidad, así como los riesgos posteriores de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares”.
Prevención individual en relación al riesgo de sangrado por aspirina
“Además -añaden-, entre los sobrevivientes a largo plazo de ataques cardíacos previos o derrames cerebrales oclusivos, se debe recetar aspirina a largo plazo a menos que exista una contraindicación específica. Sin embargo, en la prevención primaria, el balance de beneficios absolutos es más bajo que en la prevención secundaria y los riesgos de la aspirina, que son los mismos que en la prevención secundaria, son mucho menos claros”.
Estos investigadores hacen hincapié en que, teniendo en cuenta la evidencia actual, cualquier juicio sobre la prescripción de una terapia de aspirina a largo plazo para individuos aparentemente sanos debe basarse en juicios clínicos individuales entre el médico y cada uno de sus pacientes, que sopesa el beneficio absoluto en la coagulación frente al riesgo absoluto de sangrado.
La creciente carga de la enfermedad cardiovascular en los países desarrollados y en desarrollo subraya la necesidad de cambios terapéuticos más generalizados en el estilo de vida, así como el uso complementario de terapias farmacológicas de beneficio neto comprobado en la prevención primaria de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Los cambios terapéuticos en el estilo de vida deben incluir evitar o abandonar el hábito de fumar, perder peso y aumentar la actividad física diaria. Además, estos especialistas recomiendan incluir estatinas para la modificación de los lípidos y fármacos para controlar la tensión arterial.
Dr. Hennekens: más de 1,1 millones de vidas salvadas
En opinión del doctor Hennekens, “cuando las magnitudes de los beneficios y riesgos absolutos son similares, la preferencia del paciente adquiere una importancia creciente. Esto puede incluir si la prevención de un primer ataque cardíaco o accidente cerebrovascular es una consideración más importante para un paciente que su riesgo de sangrado gastrointestinal”.
El doctor Hennekens fue el primero en descubrir que la aspirina previene un primer ataque cardíaco en hombres y derrames cerebrales en mujeres, así como que tiene beneficios que salvan vidas cuando se administra durante un ataque cardíaco y entre los eventos anteriores de los sobrevivientes a largo plazo.
La organización Science Watch lo calificó como el tercer investigador biomédico más citado en el mundo entre los años 1995 y 2005. Por su parte, Science Heroes situó al doctor Hennekens en el número 81 en la historia del mundo, por haber salvado más de 1,1 millones de vidas.
Este investigador ha aceptado dictar una conferencia magistral sobre este estudio en la reunión que, durante el próximo mes de julio, celebrará la Academia de Cardiología de EE UU en Boston.