Científicos de la Universidad de Helsinki, dirigidos por Joni Lindbohm, analizaron los efectos del ejercicio físico sobre el riesgo de hemorragia cerebral subaracnoidea (HSA) en unos 70 mil finlandeses, obtenidos de la encuesta de población Finrisk. Los resultados, publicados en Scientific Reports, indican que el riesgo de HSA se reduce en aproximadamente un 5% y el beneficio aumenta proporcionalmente a la cantidad de ejercicio. Esto se puede lograr, por ejemplo, caminando, montando en bicicleta o esquiando.
Lindbohm asegura que «incluso el ejercicio físico moderado, como una caminata de 30 minutos o un paseo en bicicleta cuatro días a la semana, reduce el riesgo de HSA en aproximadamente un 20%, independientemente de la edad y el sexo”.
También demostró el efecto favorable del aumento del ejercicio en relación con el tabaquismo y la presión arterial alta, los otros factores de riesgo importantes de HSA. En particular, para los fumadores, el ejercicio reduce el riesgo hasta el doble de la cantidad aplicable al resto de la población.
«Sin embargo, lo que no debe pasarse por alto es el hecho de que fumar sigue siendo el factor de riesgo número uno para la HSA y que dejar de fumar es la principal forma de prevenir la aparición del trastorno», concluye Lindbohm.
Menos hemorragia cerebral con ejercicio y sin tabaco
La mayoría de las hemorragias de HSA son el resultado de la rotura de aneurismas cerebrales, lo que hace que la sangre fluya desde las arterias cerebrales más grandes hacia el espacio entre las meninges, las membranas que rodean el cerebro, lo que aumenta la presión intracraneal y reduce la circulación cerebral.
En este sentido, el neurocirujano finés Miikka Korja hace hincapié en que «sin una evidencia científica precisa del mecanismo biológico de acción producido por el ejercicio en términos de HSA, lo más probable es que la reducción del riesgo esté relacionada con una disminución del estado inflamatorio sistémico, que también afecta a las paredes de las arterias cerebrales».
Para estos dos investigadores, la clave para minimizar el riesgo de HSA es dejar de fumar, equilibrar la presión arterial y hacer ejercicio con regularidad.
Es una enfermedad potencialmente mortal que da lugar a discapacidades graves y más frecuente entre mujeres que en los hombres. Entre ellas, el riesgo es mucho mayor para las fumadoras que pueden sufrir un evento de este tipo cuando menos se lo esperan.