
Investigadores de cinco centros de Canadá explican en Science Translational Medicine cómo, durante varios años, trabajaron para concluir ahora cómo las mutaciones en el gen LRRK2 aumentan el riesgo de Parkinson, enfermedad de Crohn y la lepra. El nexo común de estas tres enfermedades tan diferentes es la inflamación.
La inflamación, que se asocia con hinchazón, enrojecimiento, calor y dolor, es la primera defensa del organismo contra virus, bacterias y lesiones físicas. Pero cuando la inflamación es demasiado fuerte o dura demasiado, puede causar daños colaterales al cuerpo.

El doctor Michael Schlossmacher, de la Universidad de Ottawa, recuerda que «se pensaba que el papel principal del gen LRRK2 estaba en el cerebro, debido a su asociación con la enfermedad de Parkinson. Pero nuestra investigación demuestra por primera vez que es en el sistema inmunológico”.
Este estudio sugiere que ciertas mutaciones en ese gen ayudan al organismo a defenderse mejor contra virus y bacterias, “pero esta inflamación mejorada también podría aumentar el riesgo de Parkinson y otras enfermedades cerebrales«, añade el neurocientífico.
El gen LRRK2 protege contra infecciones en enfermedad de Crohn, lepra y Parkinson
Aproximadamente, el gen LRRK2 está mutado en el 2% de las personas diagnosticadas con la enfermedad de Parkinson. Esto le convierte en el segundo más común asociado con este mal.
En los trabajos realizados con animales de laboratorio desvelaron que una mutación de este gen aumenta la actividad de la proteína que lo codifica. Eso se traduce es una respuesta mayor contra agentes patógenos como salmonella. Hallaron también que podía extenderse al cerebro.
Además, descubrieron que los ratones con la mutación LRRK2 vinculada al Parkinson eran mejores para combatir las infecciones que los roedores normales, mientras que los ratones sin LRRK2 eran peores.
Esta nueva investigación canadiense respalda una teoría, propuesta por primera vez por científicos alemanes en 2003, que sugiere que el mal de Parkinson puede comenzar fuera del cerebro, en órganos como la nariz y el intestino, que están en la primera línea de invasión de microbios.
Relación de enfermedad de Crohn con Parkinson

Este concepto también está respaldado por estudios de salud de la población que muestran vínculos entre la enfermedad de Parkinson y las afecciones inflamatorias en otros órganos. Por ejemplo, las personas diagnosticadas de Crohn, una enfermedad inflamatoria intestinal, también tienen una mayor probabilidad de desarrollar Parkinson, pero cuando se trata terapéuticamente con un potente medicamento antiinflamatorio, este riesgo elevado desaparece.
«Esta teoría aún no se ha comprobado, pero creo que ahora estamos viendo algunas pruebas muy convincentes tanto de la investigación de laboratorio como de los estudios en humanos», señala el doctor Earl Brown, otro de los investigadores y acreditado virólogo canadiense.
Los resultados de esta investigación también tienen implicaciones para los ensayos clínicos en curso de medicamentos para el Parkinson que bloquean la actividad de LRRK2.
Sin embargo, estos científicos reconocen que no pueden anular completamente la función del LRRK2 ya que se traduciría en reducir significativamente las defensas inmunitarias y, por tanto, abrir la puerta a las infecciones.
Mutaciones del gen asociadas con la lepra
A todo esto hay que añadir que estas mutaciones también están asociadas con la lepra, una enfermedad infecciosa crónica que se caracteriza por lesiones en las terminaciones nerviosas de la piel.
Se cree que el vínculo con la mutación de LRRK2 lo causa una inflamación excesiva, en respuesta a un tipo de micobacteria que infecta los nervios periféricos. Así lo expone el doctor Erwin Schurr, miembro de este equipo de investigadores de la Universidad McGill.
En este trabajo, modélico no solo por sus resultados sino también por su aspecto colaborativo, participaron siete equipos de especialistas pertenecientes al Hospital de Ottawa, vinculado a la universidad del mismo nombre; Instituto Hotchkiss y las universidades de Toronto, Montreal, Carleton y McGill.
En su financiación, durante los cinco años en que transcurrió, figuran los institutos canadienses de Investigación en Salud, Consorcio de Investigación del Parkinson en Ottawa, Fundación Michael J. Fox, Familia Uttra y Sam Bhargava, el Departamento de Medicina del Hospital de Ottawa, el Instituto de Investigación Cerebral y Mental, y la Fundación de la Universidad de Ottawa, entre otros.