Científicos de EE UU acuerdan un enfoque estratégico para conseguir la vacuna
De izquierda a derecha, Anthony Fauci y Francis Collins, junto con otros investigadores de gran prestigio como Lawrence Corey y John R. Mascola, firman conjuntamente un artículo en 'Science', en el que hacen hincapié en la necesidad de poner en marcha la asociación público-privada ACTIV (Acelerando las intervenciones y vacunas terapéuticas COVID-19).

El órgano oficial de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS) informa a la comunidad científica de la petición de varios investigadores estadounidenses, en el sentido de que el Gobierno Federal, los INH y la Academia, junto con la industria farmacéutica innovadora, colaboren conjuntamente para lograr una vacuna contra el nuevo coronavirus.

Anthony Fauci y Francis Collins, junto con otros investigadores de gran prestigio como Lawrence Corey y John R. Mascola, firman conjuntamente un artículo en Science, en el que hacen hincapié en la necesidad de poner en marcha la asociación público-privada ACTIV (Acelerando las intervenciones y vacunas terapéuticas COVID-19).

Investigadores de gran prestigio

Anthony Fauci, además de asesorar sobre la pandemia al presidente Trump, es el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas desde 1984 y el experto más cualificado en el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida. Fue el autor principal del Plan de Emergencia para el SIDA (PEPFAR). Este programa ha salvado millones de vidas en los países en desarrollo.

Francis Collins es el director de los Institutos Nacionales de Salud (INH), que es un referente mundial en investigación biomédica, tanto básica como clínica. Lideró el proyecto internacional del Genoma Humano. Es un genetista de reconocido prestigio.

Lawrence Corey, de la Universidad de Washington y presidente del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Seattle, es pionero en el desarrollo de la terapia antiviral. Es un virólogo de renombre mundial que ha trabajado en una amplia variedad de áreas, incluyendo virología de diagnóstico, terapia antiviral, desarrollo de vacunas e inmunología viral.

John R. Mascola es, actualmente, el director del Centro de Investigación de Vacunas (VRC). Su investigación se centra en las respuestas inmunes humorales del virus del sida y el diseño de la vacuna. Antes de unirse al VRC, fue jefe de investigación de prevención del VIH en la división de retrovirología en el Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed.

Necesidad sin precedentes para fabricar y distribuir una vacuna segura

Estos científicos subrayan que “existe una necesidad sin precedentes para fabricar y distribuir suficiente vacuna segura y efectiva para inmunizar a un número extraordinariamente grande de personas, con el fin de proteger a toda la comunidad mundial de la continua amenaza de morbilidad y mortalidad por SARS-CoV-2”.

La necesidad mundial de vacunas y la amplia diversidad geográfica de la pandemia requieren más de un enfoque de vacuna eficaz. La colaboración -señalan- será esencial entre las compañías farmacéuticas y de biotecnología, “muchas de las cuales están presentando una variedad de enfoques de vacunas”.

“La vía de desarrollo completo para una vacuna eficaz contra el SARS-CoV-2 –enfatizan estos investigadores- requerirá que la industria farmacéutica, el Gobierno y la Academia colaboren de una manera sin precedentes, cada uno sumando sus fortalezas individuales”.

Modelo ACTIV vacuna SARS-CoV-2
Modelo ACTIV para el desarrollo de la vacuna SARS-CoV-2. Gráfico: N. Cary / Science

Encabezado por los Institutos Nacionales de Salud, este esfuerzo reúne las fortalezas de todos los sectores en este momento de urgencia global. “Discutimos además -explican- sobre una plataforma de colaboración para realizar ensayos armonizados, aleatorizados y controlados de eficacia de vacunas. Este mecanismo tiene como objetivo generar datos esenciales de seguridad y eficacia para varias vacunas candidatas en paralelo”.

Aunque reconocen que todavía se sabe poco sobre lo que constituye una respuesta inmune protectora contra COVID-19, estos investigadores añaden que “los datos de pacientes con SARS-CoV-1 y pacientes con SARS-CoV-2 recientemente infectados documentan niveles relativamente altos de respuestas inmunes después de la infección, especialmente de anticuerpos a la proteína de superficie (espiga) que media la entrada en las células huésped”.

Sin embargo, actualmente se desconocen los datos in vivo sobre el tipo o nivel de inmunidad requerido para proteger contra la reinfección posterior y la duración probable de esa protección.

Empresas farmacéuticas y candidatos a vacuna

Varias compañías están desarrollando vacunas basadas en ácido nucleico, incluidas Moderna, BioNTech / Pfizer, CuraVac (basado en ARNm) e Inovio (basado en ADN). Las vacunas basadas en ADN y ARNm pueden generarse rápidamente sobre la base de la secuencia viral, lo que permite una vía rápida a la clínica.

Actualmente, la inmunogenicidad óptima del ADN requiere una electroporación o un dispositivo de suministro de inyector para facilitar la entrada de ADN en las células.

Las vacunas de ARNm utilizan nanopartículas de lípidos para proteger y administrar el ARNm y adyuvar eficazmente el inmunógeno. La escalabilidad de estas nanopartículas lipídicas y su estabilidad de temperatura son cuestiones que deben abordarse.

Aunque existe una amplia experiencia clínica en fase temprana con vacunas de ácido nucleico, ninguna tiene licencia para su uso generalizado. “Como tal –hacen hincapié estos investigadores- el camino a seguir está lleno de optimismo, pero persiste cierta incertidumbre, que requiere una evaluación rápida de la inmunogenicidad y seguridad de estos productos”.

Los doctores Fauci, Collins, Corey y Mascola -autores de este documento- terminan diciendo que “los datos deben compartirse entre las empresas y proporcionarse a una evaluación estadística independiente, que permita la evaluación temprana de un posible marcador sustituto de protección, lo que aceleraría notablemente la licencia y distribución”.

“Dichos datos -matizan- solo pueden obtenerse a partir de la armonización y la colaboración desde el principio, durante la planificación de los ensayos de eficacia y la implementación de esta colaboración”.

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