
Investigadores alemanes del Instituto Leibniz revelan diversas propiedades de los linfocitos T, células básicas para combatir enfermedades autoinmunes y las infecciones fúngicas. Son citocinas; esto es, pequeñas proteínas cruciales para controlar el crecimiento y la actividad de otras células del sistema inmunitario y las células sanguíneas.
En Nature Immunology aparece el estudio que dirige Christina Zielinski, responsable del Departamento de Inmunología de Infecciones en Leibniz-HKI y profesora en la Universidad Friedrich Schiller, en Jena.
Como se describe en este trabajo, está demostrado que las respuestas inmunitarias innatas pueden adoptar propiedades adaptativas como la memoria. Se desconoce si las células T utilizan vías de señalización inmunitarias innatas para diversificar su repertorio de funciones efectoras.
Gasdermin E (GSDME) -dicen los investigadores a renglón seguido- es una molécula formadora de poros de membrana, que se ha demostrado que ejecuta la muerte celular y, por tanto, sirve como un posible punto de control del cáncer.
En este estudio, demuestran que estas células humanas expresan GSDME y, sorprendentemente, que esta expresión se asocia con una viabilidad duradera y reutilizada para la liberación de alarmina interleucina (IL)-1α. Estos resultados indican que la formación de poros GSDME en las células T es un mecanismo de liberación de citocinas no convencional.
Matizan que este hallazgo diversifica la comprensión del repertorio funcional y el equipo mecánico de estas células y tiene implicaciones para la inmunidad antifúngica. Es bien sabido que las células T pertenecen al sistema inmunitario adaptativo, que reconoce antígenos extraños y combate específicamente a los agentes patógenos.
Diferentes células T realizan diferentes funciones en este proceso. Las llamadas células T auxiliares secretan citocinas que atraen a otras células inmunitarias al sitio de la infección y desencadenan la inflamación allí. Sin embargo, estas células también pueden contrarrestar la inflamación.
Citocina en células T auxiliares
Una mejor comprensión de estos mecanismos ayuda en el desarrollo de terapias contra patógenos o enfermedades autoinmunes.
«Encontramos una citocina en un subconjunto de células T auxiliares, las células Th17, que anteriormente se sabía que formaban parte del sistema inmunitario innato. Es una molécula de señal de peligro. Incluso las cantidades más pequeñas son suficientes para desencadenar fiebre”. explica Christina Zielinski.
Se cree que se involucra en enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide en los niños. También es bien sabido que, cuando se liberan las citocinas, envían una señal al sistema inmunitario para que cumpla con su función.
Las citocinas afectan el crecimiento de todas las células sanguíneas y otras células que ayudan a las respuestas inmunitarias e inflamatorias del organismo. También ayudan a aumentar la actividad contra el cáncer mediante el envío de señales que pueden ayudar a que las células anormales mueran y las normales vivan más tiempo.
El investigador Ying-Yin Chao, miembro del equipo, reconoce que no sabían cómo se produce IL-1α en las células T y cómo sale de ellas. La investigación fue parte de su tesis doctoral. Ahora trabaja en una compañía de biotecnología alemana, desarrollando terapias de células T.
A través de numerosos experimentos, este equipo por fin encontró que IL-1α, a diferencia de otras citoquinas, la produce un complejo multiprotéico conocido como inflamasoma en las células T. Tiene funciones muy diferentes en otras células. «Hasta ahora, se desconocía que las células T humanas tuvieran inflamasoma y que pudiera reutilizarse para producir IL-1α«, puntualiza Zielinski.
Infecciones fúngicas
Igualmente inesperado fue el camino de transporte fuera de las células. «Descubrimos a través de experimentos knockout que la gasdermina E es responsable de todo esto«, explicó Alisa Puhach, segunda autora del estudio.
Esta molécula forma poros en las membranas celulares. Tal mecanismo para la exportación de mediadores inflamatorios de las células T se desconocía previamente.
Llegados a este punto, estos investigadores dicen que la liberación de la citoquina IL-1α parece estar restringida a un subconjunto de células Th17; otros tipos de células T auxiliares no lo producen.
“Las células Th17 juegan un papel importante en las infecciones fúngicas», según Zielinski. Por lo tanto, el equipo investigó si IL-1α también se involucra y pudo demostrar que principalmente las células Th17 con especificidad de antígeno para la levadura infecciosa Candida albicans secretan la citoquina.
Así las cosas, es probable que este subconjunto de células Th17 sea importante en la defensa contra infecciones con el hongo de levadura común.