
Para aquellos neonatos enfermos o prematuros que pasan sus primeros días de vida en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un hospital, la voz cálida de los padres puede ser muy positiva para su curación, a menos que la visita conlleve una infección bacteriana por Staphylococcus aureus.
Un equipo de investigadores de Johns Hopkins Medicine ha desarrollado y probado con éxito una estrategia relativamente simple para reducir la posibilidad de que los padres expongan a sus bebés en la UCI a uno de los flagelos microbianos más diagnosticados y potencialmente mortales en centros hospitalarios, la bacteria Staphylococcus aureus.
Para el doctor Aaron Milstone, profesor de pediatría en la Universidad Hopkins y autor principal de este trabajo publicado en Journal of the American Medical Association (JAMA), “los procedimientos tradicionales para prevenir las infecciones por estafilococos adquiridos en la UCI se han centrado principalmente en mantener al personal y las instalaciones lo más estériles posible”.
“Nuestro estudio -añade- es uno de los primeros en centrarse en los padres como fuente de contagio de la bacteria y luego demostrar la efectividad de una intervención para combatir el problema».
De acuerdo con los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU, se estima que el 30% de la población adulta es portador a largo plazo de la bacteria Staphylococcus aureus.
‘Staphylococcus aureus’ puede convertirse en una amenaza mortal
La mayoría de las veces, estas personas son saludables y los microorganismos que albergan no causan daño. Sin embargo, en entornos de atención médica donde los pacientes pueden tener un sistema inmunitario debilitado, este agente patógeno puede convertirse en una amenaza grave, incluso mortal.
Una propagación no controlada de la bacteria puede provocar complicaciones graves, como bacteriemia o sepsis (infecciones de la sangre), neumonía, endocarditis (infección de la válvula cardíaca) y osteomielitis (infección ósea).
En la UCI, las infecciones por Staphylococcus aureus no solo amenazan la supervivencia de un bebé enfermo o prematuro, sino también su desarrollo neurológico. Así, en un trabajo previo del doctor Aaron Milstone, publicado en 2015, se estimó que hay más de 5.000 casos de infecciones invasivas por Staphylococcus aureus cada año en las UCI de EE UU y que el 10% de los niños probablemente morirán antes del alta hospitalaria.
Pomada nasal antibiótica y gluconato de clorhexidina
Para reducir la propagación de Staphylococcus aureus, los investigadores de Johns Hopkins Medicine recurrieron a un régimen simple para que lo siguieran las madres y los padres mientras sus hijos estaban en cuidados intensivos.
La medida preventiva incluyó la aplicación de un ungüento antibiótico (mupirocina) en la nariz y la limpieza de la piel con una toallita que contiene gluconato de clorhexidina al 2%, un antiséptico ampliamente utilizado en pacientes para eliminar las bacterias superficiales alrededor de un sitio quirúrgico antes de una operación.
Los investigadores seleccionaron para el estudio a 190 neonatos ingresados en dos UCI en hospitales afiliados a Johns Hopkins, en Baltimore, entre noviembre de 2014 y diciembre de 2018. Cada uno de los bebés tenía, al menos, un padre que dio positivo en Staphylococcus aureus cuando se realizó el examen en el momento de visitar a su hijo en la UCI. Los recuentos basales de la bacteria se llevaron a cabo paralelamente en los lactantes.
Los padres de 89 bebés se autoadministraron la pomada nasal antibiótica dos veces al día durante cinco días y limpiaron las áreas designadas de la piel (manos, brazos, piernas, pecho, cuello, espalda y la piel entre las nalgas y la ingle) con toallitas antisépticas en el mismo periodo de tiempo.
El grupo de control, formado por las 101 parejas parentales restantes, utilizó tratamientos con placebo idénticos de vaselina y toallitas no antisépticas.
‘Staphylococcus aureus’ recuperadas de los padres
Ambos grupos de bebés fueron monitorizados para la colonización de Staphylococcus aureus hasta el alta de la UCI. Las bacterias recuperadas de los bebés se analizaron para determinar si procedían de la misma cepa que se observó en, al menos, uno de los padres.
Entre los 190 recién nacidos estudiados, alrededor del 22% (42) adquirieron Staphylococcus aureus que coincidía con las bacterias recuperadas de su madre o padre, o de ambos. En este grupo, cuatro bebés tenían cepas de Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) adquiridas de un progenitor.
De los 101 bebés con progenitores en el grupo de control, 29 (casi el 29%) tenían bacterias adquiridas por los padres en comparación con solo 13 de los 89 bebés (casi el 15%) cuyos padres utilizaron la pomada antibiótico real y toallitas antisépticas.
Protocolos de seguridad hospitalaria frente a ‘Staphylococcus aureus’
El doctor Milstrone subraya que “estos resultados de nuestro ensayo preliminar indican que el tratamiento con mupirocina y toallitas de clorhexidina puede reducir significativamente la cantidad de bebés en la UCI que contraerán Staphylococcus aureus por contacto con un progenitor”.
Añade que, algún día, esta técnica se podrá combinar con la limpieza personal del personal médico y los protocolos de seguridad ambiental, para que las instalaciones ofrezcan una defensa más eficaz contra las infecciones adquiridas en la UCI.
Pero antes de alcanzar ese objetivo, el doctor Milstone hace hincapié en que se necesitan ensayos clínicos más grandes para replicar y validar estos hallazgos, junto con otros para determinar si el protocolo de limpieza parental debe aplicarse a las familias de todos los bebés en la UCI o solo a aquellos con bebés en mayor riesgo.