
El descubrimiento de varios objetos en el proyecto arqueológico Mount Zion es posiblemente el de mayor importancia hasta la fecha, ya que la conquista babilónica de Jerusalén es un capítulo de relevancia en la historia judía.
Este equipo multidisciplinar de científicos estadounidenses e israelíes cree que el depósito recién encontrado data de la época del asedio babilónico a la ciudad: madera quemada y cenizas, tiestos y lámparas de cerámica, puntas de flecha de bronce y hierro, y una importante pieza de joyería de la época: una borla o arete de oro y plata. También hay signos de una estructura significativa de la Edad del Hierro en la zona, pero aún está por excavar.

Los científicos, codirigidos por los profesores Shimon Gibson, de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, y Rafi Lewis, de la Universidad de Haifa, trabajan desde hace más de diez años en el proyecto arqueológico Mount Zion. En este tiempo, obtuvieron hallazgos significativos, relacionados con los periodos históricos de Jerusalén. Entre ellos, el saqueo de la ciudad durante la Primera Cruzada.
Gibson explica que conocen dónde estaba la antigua línea de fortificación, «así que sabemos que estamos dentro de la ciudad. No es una zona de descarga, sino el vecindario sudoeste de la ciudad de la Edad del Hierro, durante el siglo VIII. El área urbana se extendía desde la Ciudad de David hacia el sureste y hasta la colina occidental donde estamos excavando«.
Jerusalén, devastado tras la conquista babilónica
Los depósitos de cenizas, de manera similar, no son evidencia concluyente del ataque babilónico en sí mismos, pero lo son mucho más en el contexto de otros materiales.
El científico de la Universidad de Carolina del Norte subraya que, para los arqueólogos, una capa de cenizas puede significar varias cosas diferentes. «Podrían ser -matiza-depósitos procedentes de los hornos o restos quemados de basura. Sin embargo, en este caso, la combinación de una capa llena de artefactos, mezclada con puntas de flecha y un adorno muy especial indica algún tipo de devastación y destrucción. Nadie abandona las joyas de oro y nadie tiene puntas de flecha en la basura de su casa».

En este sentido, explica que «las puntas de flecha se conocen como puntas de flecha escitas y se encontraron también en otros sitios de conflicto arqueológico de los siglos VII y VI a. C. También se localizan en sitios fuera de Israel. Eran bastante comunes en este período y se sabe que las utilizaron los guerreros de Babilonia. Esta evidencia apunta a la conquista babilónica de Jerusalén porque la única gran destrucción que tenemos en la ciudad para este período es la conquista del 587/586 a. C.”.
Los restos de cerámica también ayudan a fechar el descubrimiento. Las lámparas, aclara Gibson, son las típicas de la época. “Es el tipo de revoltijo que esperarías encontrar en una casa en ruinas después de una batalla», apunta el arqueólogo.
Excavación en el lugar mencionado en el segundo libro de Reyes
«Me gusta pensar que estamos excavando dentro de una de las casas del Gran Hombre mencionadas en el segundo libro de Reyes 25:9″, especula Gibson. «Este lugar estaría en una ubicación ideal, ya que está cerca de la cumbre occidental de la ciudad con una buena vista del Templo de Salomón y el Monte Moriah, al noreste”.
Según la historia, la conquista babilónica de Jerusalén por parte del rey neobabilónico Nabucodonosor fue muy virulenta, con numerosos muertos, saqueo y destrucción de la ciudad. Incluido el templo del Rey Salomón.
El entonces gobernante del Reino de Judá, el rey Sedequías, intentó en vano huir de Jerusalén. Fue capturado y llevado preso a Babilonia. La Biblia relata la hambruna y el sufrimiento que sufrieron los habitantes de Jerusalén durante el largo asedio babilónico de la ciudad.
El asedio babilónico de Jerusalén duró bastante tiempo a pesar de que muchos de los habitantes querían rendirse. Gibson relata que «el rey Sedequías no estaba dispuesto a rendir pleitesía a Nabucodonosor y el resultado directo fue la destrucción de la ciudad y el Templo”.
Este proyecto arqueológico es posible gracias a la financiación de Aron Levy, John Hoffmann, Cherylee y Ron Vanderham, Patty y David Tyler, entre otros, con la ayuda de Sheila Bishop, de la Foundation for Biblical Archaeology.