Lavarse las manos evita infecciones si se hace con energía durante, al menos, 20 segundos
Los CDC sugieren, al menos, mantener las manos unos 20 segundos debajo del grifo y frotando fuerte con jabón. Foto: freepik

Veinte segundos son suficientes en el proceso de lavarse las manos, con agua y jabón y con energía, para eliminar los posibles agentes patógenos y, de esta forma, poner una barrera a la transmisión de enfermedades.

Un equipo de expertos de la empresa británica Hammond Consulting Limited, dirigidos por el físico australiano Peter Hammond, de la Universidad Western Australia, detallan este proceso en Physics of Fluids, en el que para tener éxito hay que invertir, al menos, 20 segundos y lavarse las manos con energía.

Antes de seguir es adecuado recordar que, en 1847, el médico húngaro Ignaz Semmelweis demostró que esta práctica, literalmente, salvaba a muchas personas de la muerte, algo que hoy se asume plenamente pero entonces era una novedad.

En un trabajo de Marcelo Miranda y Luz Navarrete, publicado en la Revista chilena de Infectología, revisan aspectos de más calado de la vida de Semmelweis y los hechos que llevaron a uno de los descubrimientos que han cambiado la historia de la medicina.

No es aventurado decir que la sepsis ocasiona, cada día, más de 1.400 muertes en todo el mundo y muchas de estas personas se infectan cuando están internados en un centro sanitario.

La infección nosocomial de pacientes por las manos contaminadas del personal sanitario es una de las formas de diseminación de los agentes infecciosos. En la actualidad, la higiene de las manos es el factor individual más importante para el control de las infecciones.

Modelo matemático

Por eso es difícil entender que un hecho tan rutinario en la práctica de la medicina, como lavarse las manos previo a examinar a un paciente, haya causado tanta controversia e, incluso, oprobio a la persona que lo planteó como una medida básica para la atención de un enfermo.

Este gráfico muestra una simulación de lavado de manos, con el movimiento de una partícula. Comienza en el punto rojo apoyado en la superficie de la mano (línea ondulada negra). Sigue el camino en azul, escapa de la mano y luego se mueve libremente a través del líquido del lavado de manos. Imagen: Paul Hammond

Ese fue el caso de Ignaz Semmelweis, quién no sólo descubrió que esta simple medida salvaba vidas, sino que por primera vez aplicó la comprobación estadística a sus hallazgos.

Ahora, Hammond y su equipo, de la Universidad Western Australia, simulando el lavado de manos, estimaron las escalas de tiempo en las que las partículas, entre ellas de virus y bacterias, se eliminaron de las manos.

El modelo matemático actúa en dos dimensiones, con una superficie ondulada que se mueve más allá de otra superficie igual, y una fina película de líquido entre las dos. Las superficies onduladas representan manos, porque son rugosas en pequeñas escalas espaciales.

Como señalan estos investigadores, las partículas quedan atrapadas en las superficies rugosas de la mano, en pozos potenciales. En otras palabras, están en el fondo de un valle, y para que puedan escapar, la energía del flujo de agua debe ser lo suficientemente alta como para sacarlas de allí.

La fuerza del líquido que fluye depende de la velocidad de las manos en movimiento. Un flujo más fuerte elimina las partículas más fácilmente.

Lavarse las manos con fuerza debajo del agua

“Básicamente, el flujo informa sobre las fuerzas sobre las partículas. Fue entonces cuando pude averiguar cómo se mueven las partículas y comprobar si se eliminan”, detalla Hammond. El proceso es muy parecido cuando, en una camisa, se frota una mancha. Cuanto más rápido es el movimiento, hay mas probabilidades de eliminarla.

“Si mueve las manos con demasiada suavidad, muy lentamente, las fuerzas creadas por el fluido que fluye no son lo suficientemente fuertes como para vencer la fuerza que mantiene la partícula”, detalla Hammond.

Incluso cuando se eliminan las partículas, ese proceso no es rápido. Las pautas típicas para lavarse las manos son las que recomiendan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Atlanta. Sugieren, al menos, mantener las manos unos 20 segundos debajo del grifo y frotando fuerte con jabón.

Este modelo, sin embargo, no considera los procesos químicos o biológicos que ocurren cuando se usa jabón. Conocer los mecanismos que eliminan físicamente las partículas de las manos puede proporcionar pistas para formular jabones más eficaces y, como apostilla Hammond, que sean “respetuosos con el medio ambiente”.

«Hoy en día, debemos ser un poco más reflexivos sobre lo que sucede con los productos químicos de lavado cuando bajan por el desagüe y entran al medio ambiente», continúa el científico. “Nuestro estudio sienta las bases para futuras investigaciones”.

Recomendaciones del CDC para lavarse las manos

Lavarse las manos es básico para mantenerse sano y prevenir la propagación de infecciones respiratorias y diarreicas de una persona a otra. Está demostrado que los microbios se pueden propagar de persona a persona cuando se toca los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar; al preparar o consumir alimentos o bebidas con las manos sucias; al tocar una superficie o un objeto contaminado.

También hay que evitar tocar las manos a otra persona u objetos de uso común tras sonarse la nariz o cubrirse la nariz y la boca con las manos cuando tose o estornuda.

Puede parecer una cuestión baladí, pero el CDC insiste en que hay que lavarse las manos en una serie de situaciones claves en las que hay más probabilidad de contraer y propagar agentes patógenos. Estas son algunas:

  • Antes, durante y después de preparar alimentos.
  • Antes y después de tomar algún alimento.
  • Previamente y después de cuidar a alguien en su casa que tenga vómitos o diarrea.
  • Antes y después de curar una herida.
  • A continuación de ir al wc.
  • Después de cambiar pañales o limpiar a un niño que haya ido al baño.
  • Después de sonarse la nariz, toser o estornudar.
  • A continuación de tocar a un animal, alimento para animales o excrementos de animales.
  • Después de manipular alimentos o golosinas para mascotas.
  • Después de tocar la basura.

El CDC matiza que esta lista se elaboró a partir de la información de una serie de estudios. También puede haber otras situaciones en las que sea importante lavarse las manos.

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