
Esta alerta en relación a la vacuna de Moderna frente al Covid-19 la han dado investigadores y clínicos del Hospital General de Massachusetts en New England Journal of Medicine, que denuncian que las grandes reacciones cutáneas, de color rojizo, con picor o dolor, nunca se explicaron completamente por lo que advierten que los clínicos pueden no estar preparados para reconocerlas y orientar a esas personas que se han vacunado con el preparado sobre opciones de tratamiento y sobre la segunda dosis.
A pesar de ello, estos científicos hacen un llamamiento para que la gente no deje de vacunarse con este medicamento.
Antes de seguir, y ante la avalancha de noticias falsas (fake news), es necesario dejar muy claro que la mayoría de las personas no experimentan efectos secundarios graves por las vacunas. Vaya por delante que los efectos secundarios más comunes, como la aparición de dolor en el lugar en el que se ha administrado la vacuna, suelen ser leves y desaparecen al poco tiempo.
Como se explica en vaccines.gov, los efectos secundarios más comunes tras la vacunación son leves. Entre ellos figura la aparición de fiebre, escalofrío, cansancio, dolor de cabeza y dolor muscular y articular.
Estos efectos secundarios más corrientes son una señal de que el cuerpo comienza a desarrollar inmunidad (protección) contra una enfermedad.
En la carta enviada al editor de esta publicación científica, los investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH) piden una mayor conciencia y comunicación en torno a una reacción retardada en el lugar de la inyección, que puede ocurrir en algunos pacientes que han recibido la vacuna Moderna mRNA-1273.
El objetivo es que los médicos sean conscientes de esta posible reacción
Estos científicos y clínicos estadounidenses señalan que los datos clínicos de fase III del ensayo de la vacuna de Moderna mostraron hipersensibilidad cutánea retardada en un pequeño número de los más de 30.000 participantes del ensayo.
La doctora Kimberly Blumenthal, codirectora del Programa de Epidemiología Clínica, Alergia e Inmunología de ese centro sanitario y miembro del equipo mencionado, puntualiza que “ya sea que se experimente un sarpullido en el lugar de la inyección de inmediato o una reacción cutánea tardía, ninguna condición debería evitar que reciba la segunda dosis de la vacuna”.
“Nuestro objetivo inmediato -añade- es que los médicos y demás sanitarios sean conscientes de esta posible reacción retardada, para que estén bien informados y, en consecuencia, puedan asesorar a sus pacientes”.
En su escrito, la doctora Blumenthal también señala sus propias observaciones clínicas de las reacciones locales grandes y tardías a la vacuna de Moderna, e informa sobre una serie de 12 pacientes con las reacciones.
En ese grupo, el inicio de los síntomas varió desde cuatro días después de la primera dosis hasta 11 días después de la vacunación, con una mediana de inicio de los síntomas en el día ocho. Las fotografías que aportan muestran el tamaño y la gravedad de las reacciones. La mayoría de los pacientes fueron tratados con hielo y antihistamínicos, aunque algunos requirieron corticoides y reconocen que a uno se le trató erróneamente con antibióticos.
Respuesta inmune alérgica retardada a la vacuna de Moderna
Por su parte, la doctora Erica Shenoy, también de este equipo, destaca que “la hipersensibilidad cutánea tardía podría confundirse, tanto por los médicos como por los pacientes, con una infección de la piel. Pero este tipo de reacciones no son infecciosas y, por lo tanto, no deben tratarse con antibióticos”.
En promedio, los síntomas desaparecieron después de casi una semana para esos 12 pacientes. La mitad de ellos experimentaron una reacción después de la segunda dosis, aproximadamente 48 horas después de la vacunación. Ninguno tuvo una reacción a la segunda dosis de esta vacuna que fuese más grave que la registrada en la primera.
Estos científicos explican también que las muestras tomadas de biopsias de piel confirmaron sus sospechas de una respuesta inmune alérgica retardada que se observa comúnmente en reacciones a medicamentos.
Por último, la doctora Esther Freeman, directora del Departamento de Dermatología del Hospital General de Massachusetts y coautora de esta carta, puntualiza que en la mayoría de las personas esta reacción, “creemos que tienen relación con el funcionamiento del sistema inmunológico del organismo. En general, estos datos son tranquilizadores y no deberían disuadir a las personas de recibir la vacuna”.
También participaron en la redacción de la carta al editor de NEJM las doctoras Aleena Banerji, Ruth Foreman, Dean Hashimoto, Lacey Robinson, Rebecca Saff, y Anna Wolfson, del MGH; la doctora Lily Lidel, del Hospital Brigham and Women’s, y la doctora Sara Anvari, del Baylor College of Medicine y del Texas Children’s Hospital.