
Más de un centenar de científicos han participado en la elaboración de este retrato del nuevo coronavirus. Este avanzado Registro Médico Electrónico (EMR) contiene datos procedentes de 96 centros hospitalarios de cinco países.
De momento, ha puesto a disposición de los investigadores y clínicos pistas clínicas, aunque matizan que preliminares, sobre cómo se presenta, evoluciona y afecta la enfermedad a diferentes órganos de pacientes con COVID-19. Los detalles aparecen en Nature Digital Medicine.
Hace más de una década, los Registros Médicos Electrónicos estaban de moda y prometían transformar la atención médica y ayudar a guiar las decisiones clínicas y la respuesta de salud pública.
Con la actual pandemia, los investigadores se dieron cuenta rápidamente de que los EMR no habían alcanzado su máximo potencial, en gran parte debido a la descentralización generalizada de registros y sistemas clínicos que no pueden intercambiar datos entre sí.
De momento, esta plataforma digital representa más una prueba de concepto que una herramienta completamente evolucionada, según los investigadores que han participado en el estudio. Asimismo, reconocen que las observaciones iniciales habilitadas por los datos plantean más preguntas que respuestas.
Isaac Kohane, autor principal de este trabajo y máximo responsable del Departamento de Informática Biomédica en la Universidad de Harvard, señala que “COVID-19 tomó al mundo desprevenido y ha puesto de relieve importantes deficiencias en nuestra capacidad para usar Registros Médicos Electrónicos, con el fin de obtener información relevante”.
Consorcio 4CE, un ambicioso proyecto
En este estudio, el equipo de especialistas de diversas instituciones, coordinado por la Facultad de Medicina de Harvard, proporciona información sobre el análisis inicial de Registros de un total de 27.584 pacientes y 187.802 pruebas de laboratorio recopiladas en los primeros días de la epidemia, del 1 de enero al 11 de abril de este año. Proporciona, así, el retrato más ajustado hasta la fecha del nuevo coronavirus.
Los datos provienen de 96 hospitales de Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Singapur, como parte del Consorcio 4CE. Se trata de una iniciativa de investigación internacional de Registros Médicos Electrónicos utilizados para analizar los estudios de la pandemia.
En relación con esto, el profesor Gabriel Brat, del Beth Israel Deaconess Medical Center, apostilla que “nuestro trabajo demuestra que los sistemas hospitalarios pueden organizarse rápidamente para colaborar a través de fronteras, idiomas y diferentes sistemas de codificación. Espero que nuestros esfuerzos continuos para generar conocimientos sobre COVID-19 y mejorar el tratamiento animen a otras personas de todo el mundo a unirse y compartir datos”.
La nueva plataforma subraya el valor de un análisis tan ágil en la generación rápida de conocimiento, particularmente durante una pandemia que otorga una urgencia adicional a la respuesta a preguntas clave.
Sin embargo, diversos expertos en datos biomédicos coinciden en destacar que estas herramientas también deben abordarse con cautela y tienen que estar sujetas a rigor científico.
En una pandemia, en particular en la que involucre un nuevo patógeno, la evaluación rápida de los registros clínicos puede proporcionar información no solo sobre la tasa de nuevas infecciones y la prevalencia de la enfermedad, sino también sobre las características clínicas clave que pueden presagiar buenos o malos resultados; gravedad de la enfermedad y la necesidad de realizar más pruebas o de determinadas intervenciones.
Retrato completo del coronavirus
Estos datos también pueden ofrecer pistas sobre las diferencias en el curso de la enfermedad en varios grupos demográficos y las fluctuaciones indicativas en los biomarcadores asociados con la función del corazón, riñón, hígado y sistema inmunológico, entre otros.
En el estudio se destaca que los patrones indicativos pueden decirles a los investigadores cómo diseñar ensayos clínicos para comprender mejor los factores subyacentes que influyen en los resultados observados.
Por ejemplo, si los registros muestran cambios consistentes en las huellas de una proteína que presagia una coagulación sanguínea aberrante, los investigadores pueden optar por enfocar su monitorización. Así, el análisis de los datos recopilados en marzo demuestra que es posible crear rápidamente un esquema clínico de la enfermedad que luego se puede completar a medida que surgen más detalles.
En el estudio actual, los investigadores rastrearon los siguientes datos para obtener el retrato del coronavirus: número total de pacientes diagnosticados de COVID-19; número de ingresos y altas de la Unidad de Cuidados Intensivos; promedio de siete días de casos nuevos por cada 100.000 habitantes por país; número diario de fallecidos; desglose demográfico de pacientes y pruebas de laboratorio para evaluar la función cardíaca, inmunitaria, renal y hepática, medir el recuento de glóbulos rojos y blancos, marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva, así como dos proteínas relacionadas con la coagulación sanguínea (dímero D) y la lesión del músculo cardíaco (troponina).
Italia, el país con más pacientes mayores de 70 años
Según este trabajo, los análisis demográficos por país mostraron variaciones en la edad de los pacientes hospitalizados, siendo Italia la que tiene la mayor proporción de pacientes mayores de 70 años diagnosticados con COVID-19.
En la presentación inicial en el hospital, los pacientes mostraron una consistencia notable en las pruebas de laboratorio que midieron la función cardíaca, inmunitaria, de coagulación sanguínea y renal y hepática.
El primer día de admisión, la mayoría de los pacientes tenían una enfermedad relativamente moderada según las pruebas de laboratorio y los tests iniciales mostraban anomalías moderadas pero sin indicios de insuficiencia orgánica.
Las anomalías importantes fueron evidentes el primer día del diagnóstico de la proteína C reactiva, una medida de la inflamación, y la proteína dímero D, una sustancia química que mide la coagulación de la sangre, y los resultados de las pruebas empeoran progresivamente en pacientes que desarrollaron una enfermedad más grave o murieron.
Tendencias en el retrato del coronavirus
Los niveles de la enzima bilirrubina, que indican la función hepática, fueron inicialmente normales en todos los hospitales, pero empeoraron entre los pacientes hospitalizados de forma persistente, un hallazgo que sugiere que la mayoría de ellos no tenían insuficiencia hepática en el inicio.
Asímismo, los niveles de creatinina, que miden cómo los riñones filtran los desechos, mostraron amplias variaciones entre los hospitales, un hallazgo que puede reflejar variaciones entre países en las pruebas, en el uso de líquidos para controlar la función renal o diferencias en el momento de la presentación del paciente en varias etapas de la enfermedad.
En promedio, los recuentos de glóbulos blancos, una medida de la respuesta inmunitaria, estuvieron dentro de los rangos normales para la mayoría de los pacientes, pero mostraron elevaciones entre los que tenían una enfermedad grave y permanecían hospitalizados durante más tiempo.
Es importante resaltar que, aunque los hallazgos del informe son observaciones y no pueden usarse para sacar conclusiones, las tendencias que señalan podrían proporcionar una base para estudios más profundos que lleguen a la raíz de estas observaciones.