EE UU inicia ensayo con voluntarios para probar la seguridad de una posible panvacuna
Solo quince meses después de comenzar el desarrollo experimental de una panvacuna contra coronavirus, el Instituto de Investigación Biomédica del Ejército americano Walter Reed inicia un ensayo clínico en 72 voluntarios sanos, de entre 18 y 55 años, para un análisis de seguridad. Foto: freepik

Solo quince meses después de comenzar el desarrollo experimental de una panvacuna contra coronavirus, el Instituto de Investigación Biomédica del Ejército de EE UU -el prestigioso y eficaz Walter Reed, donde saben casi todo de infecciones y epidemias- inicia un ensayo clínico en 72 voluntarios sanos, de entre 18 y 55 años, para un análisis de seguridad.

Utilizan una nanopartícula de ferritina (SpFN) adaptada para proteger contra cualquier coronavirus, incluyendo aquellos que causan el resfriado común o enfermedades como Covid-19, Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS). Los estudios preclínicos concluyen que SpFN ha sido probado con éxito en roedores y monos.

El director de Enfermedades Infecciosas Emergentes en el Walter Reed, el doctor Kayvon Modjarrad, que dirige estos trabajos, asegura que “incluso antes de que se identificaran las variantes recientes de Covid-19, nuestro equipo se preocupaba por la aparición de nuevos coronavirus en las poblaciones humanas, una amenaza que se ha estado acelerando en los últimos años”.

El doctor Modjarrad es el inventor de esta posible panvacuna junto con el doctor Gordon Joyce, biólogo estructural de WRAIR en EE UU. Joyce hace hincapié en la necesidad de conseguir una vacuna como la que investigan, “que tenga el potencial de proteger de manera amplia y proactiva contra múltiples especies y cepas de coronavirus”.

Como explica el doctor Nelson Michael, director del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas del Walter Reed, “este primer ensayo clínico en humanos de una nueva vacuna para el SARS-CoV-2 demuestra la fuerza de la capacidad de WRAIR para realizar una transición muy rápida, de los emocionantes descubrimientos científicos básicos a la clínica con la promesa de desarrollar una herramienta de salud pública para el control de una pandemia a largo plazo”.

Hacia la vacuna universal o panvacuna en EE UU

Más tajante es el doctor Modjarrad: “Hemos diseñado y posicionado esta plataforma como la vacuna de próxima generación, una que allana el camino para una vacuna universal para proteger no solo contra el virus actual, sino también para contrarrestar variantes futuras, deteniéndolos en seco antes de que puedan causar otra pandemia”.

Es de justicia subrayar que los investigadores y clínicos del Walter Reed iniciaron la investigación el 11 de enero de 2020, es decir, 24 horas después de que se publicase el genoma del SARS-CoV-2.

Como subraya a BIOTECH MAGAZINE & NEWS con cierta ironía el profesor Agustín Muñoz-Sanz, “este pequeño detalle -el de la investigación solvente- diferencia el desarrollo del infradesarrollo. Ponga cada cual el nombre de un país en el grupo correspondiente. Moraleja: O invertimos en ciencia y salud o seguimos dilapidando el dinero de todos para mantener a asesores (asesoras), expertos (expertas), pesebreros (pesebreras), tertulianos mamporreros (tertulianas mamporreras) y jefes de gabinetes (jefas de gabinetas). Sí, gabinetas, carajo (caraja)”.

Este ensayo clínico con la nanopartícula de ferritina (SpFN) lo patrocina el Comando de Investigación y Desarrollo Médico del Ejército de EE UU (USAMRDC). La vacuna se desarrolló gracias al Programa de Enfermedades Infecciosas Emergentes del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed (WRAIR), con el apoyo de la Fundación Henry M. Jackson para el Avance de la Medicina Militar.Inc (HJF). La financiación la proporcionó la Agencia de Salud de Defensa y se ejecutó, en parte, a través de un acuerdo de cooperación entre WRAIR y HJF.

Los anticuerpos pueden durar días o años

Unos días antes de conocerse la puesta en marcha de este ensayo clínico, un equipo multidisciplinar de investigadores de varios centros oficiales de Singapur (Duke-Nus, NCID y A* STAR) concluía en The Lancet que los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 disminuyen a diferentes ritmos, durando unos pocos días en algunas personas, mientras que en otras puede permanecer durante años.

Los individuos con niveles bajos de anticuerpos neutralizantes aún pueden protegerse de Covid-19 si tienen una sólida inmunidad de células T.

Este equipo analizó a 164 pacientes con Covid-19 en Singapur durante seis a nueve meses, analizando su sangre en busca de anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2, las células T y las moléculas de señalización del sistema inmunológico.

Posteriormente, utilizaron estos datos para establecer un algoritmo de aprendizaje automático con el fin de predecir las trayectorias de los anticuerpos neutralizantes de las personas a lo largo del tiempo.

El profesor Wang Linfa, principal autor de este trabajo, señala que “el mensaje clave de este estudio es que la longevidad de los anticuerpos neutralizantes funcionales contra el SARS-CoV-2 puede variar mucho y es importante monitorear esto a nivel individual. Este trabajo puede tener implicaciones para la longevidad de la inmunidad después de la vacunación, que será parte de nuestros estudios de seguimiento”.

En esta línea, el profesor Laurent Renia, director de A* STAR Infectious Diseases Labs, puntualiza que “este estudio nos recuerda que todos reaccionamos de manera diferente a la infección y que cada persona desarrolla diferentes respuestas inmunitarias protectoras. Comprender la base de estas diferencias ayudará a crear mejores vacunas”.

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