Desnudan al virus del Valle del Rift, que tiene potencial pandémico
Micrografía electrónica de transmisión que muestra una vista muy ampliada de tejido infectado con el virus del Valle del Rift. Foto: CDC

Un equipo de investigadores de diversas disciplinas biomédicas, de las universidades de Washington en St. Louis y Pittsburg, ha desnudado al peligroso virus del Valle del Rift, al identificar la proteína que utiliza en su proceso infeccioso, a través de mosquitos, que está vinculada al metabolismo del colesterol.

Los científicos que han protagonizado este avance, que se detalla en Cell, hacen hincapié en que el virus de la fiebre del Valle del Rift, conocido también por las siglas RVFV, es un patógeno zoonótico con potencial pandémico. Su entrada en las células -destacan- está mediada por la glicoproteína viral (Gn), pero los factores de entrada del hospedador siguen estando poco definidos.

El virus provoca brotes de fiebre hemorrágica que, desde un punto de vista puramente economicista se pueden calificar de devastadores en ganado (cabras y ovejas). En personas que trabajan con animales muertos o moribundos provoca infecciones. En ocasiones, causa cientos de infecciones y docenas de muertes.

La fiebre del Valle del Rift, para la que no existe un tratamiento específico, se ha limitado a África y la Península Arábiga. Pero los mosquitos capaces de transmitir el virus se pueden encontrar en todo el mundo, por lo que -según los científicos- “es necesario comprender y controlar el virus”.

Nuevas terapias contra el virus del Valle del Rift

El profesor Gaya Amarashinghe, miembro de este equipo y especialista en Patología e Inmunología así como en Bioquímica y Biofísica Molecular de la Universidad de Washington, explica que el virus entra en las células al aprovechar una proteína que normalmente participa en la absorción de lipoproteínas de baja densidad (LDL), popularmente conocido como colesterol malo, de la sangre.

Este avance allana el camino para conseguir terapias que prevengan la fiebre del Valle del Rift o reduzcan su impacto, al interferir con la capacidad del virus para infectar las células.

“Para las personas que viven en áreas donde la fiebre del Valle del Rift es endémica, un brote amenaza no solo su sustento sino también su salud”, afirma el profesor Amarasinghe. En este punto, añade que “tienen entre 1-2% de posibilidades de morir si se infectan con este virus. El porcentaje parece que no es muy elevado, pero es más o menos lo mismo que el coronavirus que causa Covid-19”.

La enfermedad es mucho más grave en los animales domésticos, especialmente en los más jóvenes, que enferman gravemente y mueren en grandes cantidades. “Este virus ha pasado desapercibido, pero dado que es transmitido por mosquitos que se encuentran en todas partes, podría extenderse a otras partes del mundo y convertirse en un problema grave», asegura.

Por su parte, la profesora Amy Hartman, especialista en enfermedades infecciosas y microbiología de la Universidad de Pittsburg y miembro de este equipo, opina que conocer cómo se propaga el RVFV ayudará a desarrollar terapias dirigidas, que actualmente no existen para la fiebre del Valle del Rift.

“Este descubrimiento -apunta- abre nuevas oportunidades para estudiar las interacciones virus-huésped a nivel celular y de organismos, y enriquece nuestra comprensión de la biología básica de los virus emergentes transmitidos por mosquitos”.

Fiebre del Valle del Rift, en la lista de enfermedades prioritarias

Los científicos sospechan que este virus también juega un papel en la enfermedad de Alzheimer y, posiblemente, en las infecciones producidas por la bacteria intestinal C.difficile.

No está claro por qué estos procesos biológicos dispares están vinculados. En este sentido, tanto Amarasinghe como Hartman y sus colaboradores, entre ellos Safder Ganaie, tienen varios proyectos en marcha para explorar estas posibles conexiones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido a la fiebre del Valle del Rift como una enfermedad prioritaria, que probablemente causará epidemias en un futuro próximo. El virus se propaga fácilmente entre los animales domésticos a través de la picadura de un mosquito. Las personas también pueden infectarse por picaduras de mosquitos, pero la mayoría son trabajadores expuestos a fluidos corporales de animales infectados, mientras cuidan a los animales enfermos o eliminan sus restos.

Según este organismo de Naciones Unidas, pertenece al género Phlebovirus. Se identificó por vez primera en 1931, durante una epizootia ovina en una granja del Valle de Rift (Kenya).

Desde entonces, se han notificado varios brotes en el África subsahariana. En 1997, se registró un brote de carácter explosivo en Egipto, país en el que este agente patógeno se había introducido por vía del comercio de ganado a lo largo del sistema de riego del Nilo.

En 1997-1998 se produjo un brote importante en Kenya, Somalia y Tanzanía tras las grandes inundaciones causadas por el fenómeno de El Niño. Nuevamente a través del comercio de ganado infectado procedente del Cuerno de África, el virus se propagó a Arabia Saudita y Yemen en septiembre de 2000. Estos primeros casos fuera del continente africano causaron preocupación por su posible propagación a otras zonas de Asia y a Europa.

Difícil diagnóstico por síntomas inespecíficos

Como quiera que los síntomas de la fiebre del Valle del Rift son varios e inespecíficos, el diagnóstico clínico suele ser complejo, sobre todo al principio de la evolución de la enfermedad. Es difícil distinguirla de otras fiebres hemorrágicas de origen vírico -siempre según la OMS- y de muchas otras enfermedades que causan fiebre, como el paludismo, la shigelosis, la fiebre tifoidea y la fiebre amarilla.

Las pruebas que permiten realizar un diagnóstico definitivo solo están disponibles en los laboratorios de referencia. Las muestras que se envíen a estos laboratorios pueden ser peligrosas y se deben manipular con extremo cuidado.

Esta infección solo se puede diagnosticar de forma concluyente en laboratorio mediante la prueba de reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa (PCR-RT); por enzimoinmunoanálisis de adsorción (ELISA) para la detección de IgG e IgM y por aislamiento del virus en cultivo celular.

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