
Esta vez ha sido Proceedings (PNAS), órgano oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la publicación científica elegida para publicar la investigación que ha conseguido identificar la estructura de la toxina más letal producida por ciertas cepas de la bacteria Clostridium difficile.
Para dar este importante paso, los científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland se apoyaron en microscopía crioelectrónica, cristalografía de rayos X y otros métodos biofísicos para identificar las estructuras microscópicas de la bacteria. Así consiguieron mapear los componentes de entrega y unión de la toxina, lo que abre una vía para el desarrollo de nuevos medicamentos que puedan neutralizarla.
Como publicamos en BIOTECH MAGAZINE & NEWS el pasado 6 de diciembre, el agente patógeno Clostridium difficile (C. difficile), que infecta a medio millón de personas cada año, provoca diarrea severa y es el causante de la muerte del 10% de los mayores de 65 años a los que ha infectado.
Las esporas de la bacteria, que se propagan a través de las heces, son extremadamente resistentes y pueden sobrevivir fuera del organismo durante semanas o meses, infectando a las personas que entran en contacto con superficies contaminadas.
Cepas resistentes a antibióticos

Ahora, David Weber, profesor de la Universidad de Maryland y coautor de este estudio, explica que “estas estructuras serán importantes para atacar a este patógeno humano utilizando métodos de diseño terapéutico”.
Ciertas infecciones por C. difficile son un problema para los clínicos y, con frecuencia, surgen de la terapia con antibióticos administrada para combatir otras infecciones que eliminan las bacterias beneficiosas que normalmente mantienen a raya a las bacterias C. difficile.
Más de medio millón de casos ocurren anualmente en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta, que se traduce en unas 15.000 muertes, generalmente por cepas que son resistentes al tratamiento con antibióticos.
Actualmente no existe un medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos que se dirija a la toxina C. difficile, también conocida como toxina binaria.
Mapeo de la estructura de ‘Clostridium difficile’
En este estudio colaboraron, entre otros, expertos de la Universidad de Nueva York y de la multinacional farmacéutica Merck & Co. Además, aportaron financiación los Institutos Nacionales de Salud (INH), en Bethesda, la División de Química de la Fundación Nacional de Ciencias y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE UU.
Con el mapeo de la estructura de una de las toxinas binarias, denominada CDTb, los investigadores buscan respuestas a los nuevos interrogantes sobre el mecanismo molecular de Clostridium difficile, que también puede beneficiar el descubrimiento de fármacos.
Uno de los próximos objetivos es averiguar cómo se ensambla y disocia el complejo de toxina binaria activa, cómo se une a una célula sana en el tracto gastrointestinal del paciente y cómo se introduce en la célula.